25. Strindberg

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De pie en la entrada, en la luz de la luna color capullo de granada, mirando a los grises chinos que jugaban mah-jong afuera. Volvió a su habitación. Bajo una lámpara tenue empezó a leer Le Plaidoyer d'un Fou. Pero antes de que hubiera leı́do siquiera dos páginas se descubrió esbozando una sonrisa sardónica... Strindberg no era tan diferente. En las cartas a su amante, la condesa, también él escribı́a mentiras...

Vida de un loco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora