Para que no le importara cuándo morirı́a, su deseo era vivir una vida intensa. Pero en realidad su vida era una constante deferencia a sus padres adoptivos y a su tı́a. Esa sumisión formaba tanto la luz como la sombra de su ser. Estudió el maniquí del escaparate de la sastrerı́a, curioso por ver hasta qué punto él se le parecı́a. Al menos, conscientemente... Su otro yo ya habı́a resuelto la cuestión. En un cuento.