La lluvia empapaba, hollando asfalto. La lluvia feroz. Bajo el diluvio aspiró el olor del abrigo de caucho.
Ante sus ojos un cable eléctrico aéreo lanzó chispas violeta. Extrañamente se sintió conmovido. Metido en el bolsillo de su chaqueta, para ser publicado en la revista grupal, su manuscrito. Caminando una vez más bajo la lluvia, se volvió para ver una vez más el cable eléctrico.
Emitı́a infatigable sus chispas como púas. Aunque evaluó toda la existencia humana, no habı́a en ella nada especial que valiera la pena tener. Pero esos capullos de fuego violeta... esos formidables fuegos artificiales en el cielo... hubiera dado la vida por tenerlos en sus manos.