Capítulo 17: Recuerdos

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El lugar había cambiado, ahora era una cabaña en un tipo de claro.

Elizabeth estaba sentada en un columpio, había una figura negra y demasiado borrosa frente a ella. Pero no sentía miedo.

Miro alrededor, todo era tan familiar, los arboles moviéndose por el viento, el cesped largo y las flores moviéndose al mismo lado.

El sol estaba a todo lo que daba, pero no sentía el calor.

Pero todo cambió, se hizo oscuro.

- hola

Elizabeth giro sobre sus talones buscando a esa persona, no había más que oscuridad.

- tu de nuevo - sono otra voz, diferente a la primera.

- vengo en son de paz

- como sea

- lamento no haberme presentado, me llamo...

- no me interesa

- ¿cual es el tuyo? - no hubo contestación - Es muy bueno

- ¿enserio lo crees? Le hace falta algo

- tal vez podrías pintar un cielo azul en lugar de uno gris

- no lose, sería alg... ¿y tu que haces aquí?

- caminaba y di con este lugar, despues te vi

- entonces decidiste venir a molestar

- no, sólo venía a hacerte compañía

- no la necesito

- necesitas ayuda en tu pintura

- claro que no... Tal vez si

- lo vez, ¿que se supone que es?

- es un lugar que vi en mis sueños, no lo recuerdo muy bien, solo una laguna y unas cascadas

- entonces no tendría por que llevar un cielo gris

- tal vez tengas razón...

Elizabeth sintió una opresión en su pecho y mucho calor, cerro sus ojos con fuerza y después de unos minutos los abrió.

Se quedo helada, era un lugar desconocido y a la vez tan familiar.
Miro a todos lados y vio a una pareja de niños, uno castaño y la otra pelimorada.

Se fue acercando unos metros, hasta quedar a un metro cerca de ellos.

- me das la lata amarilla - dijo la niña de cabello morado.

- ten - el castaño se la dio y la niña comenzo a poner destellos amarillos mientras con una mano los tallaba haciendo que se vieran mejor

- te quedo muy bien

- ¿enserio lo crees?

- si

- bueno

- ya quisiera poder hacer eso

- te puedo enseñar - saco un cuaderno y un lapiz de su mochila

- ¿enserio? - ella asintió - gracias

La niña se sento en una piedra muy grande.

- ven - el castaño se acercó y se sento junto a ella

La pelimorada abrió su cuaderno, estaba lleno de dibujos de su madre y parecidos al que había en la pared.

Ella seguía cambiando las paginas, hasta que se topo con uno y trato de cambiar de pagina rápidamente.

- espera, ¿cual es ese? - detuvo la mano de la niña, poniendo la suya sobre la de ella

La niña se sonrojo, levanto la vista y lo vio mirando el dibujo.

- e-es un dibujo que no he po-podido terminar - empezo a tartamudear

- oye por qu... - el castaño vio su mano sobre la de la pelimorada así que la quito rapidamente con una risa nerviosa y un poco sonrojado - ¿por que no has podido terminarlo?

- no lose, simplemente no puedo

- podrías ponerle una luna y estrellas, también un tipo de luz en el agua

- sería buena idea, pero nose en que parte poner la luna

- podría estar... - movió su mano y señaló el lugar al igual que la pelimorada, haciendo que se tocaran, de nuevo - ahí - los dos se sonrojaron y rieron

- si - la niña tomo el lapiz y comenzo a dibujar, mientras el castaño miraba el dibujo y de ves en cuando de reojo a la pelimorada

[...]

- ¿como me salio? - el castaño levanto el cuaderno

- bien - la niña comenzo a reír

- ¡oye! - rio también - me salió muy bien

- ¿que es eso?

- un oso

- por que parece un dragon - la pelimorada volvió a reír

- es un oso que esta a dieta

- digamos que si - dejo de reír tomando un respiro.

- ya es tarde - miro el cielo, el sol ya se estaba escondiendo

- ¿pasamos toda la tarde aquí?

- si - la niña río y tomo su mochila - ¿mañana volvemos?

- claro - sonrió - a la misma hora

- si - la pelimorada rompió algo de su libreta - ten - se acercó y le dio el dibujo - adiós

- adiós...

Elizabeth se levanto de golpe, estaba agitada y sudando demasiado.
Miro a su alrededor, estaba en su habitación.

Cuando consiguió normalizar su respiración, algo en su habitación llamo su atención.

Había algo que brillaba por causa del sol. Se levantó con cuidado y caminó hacía la mesita junto a la puerta.

Cuando llegó, pudo ver un anillo, un anillo en forma de dragon.

- ¿que es esto? - cuando lo tomo una imagen algo clara llegó a su mente.

- bueno, ¿tragiste las cosas, verdad? - preguntó un poco inpaciente la niña que había visto antes.

- claro que si - puso una lata grande de pintura y una bolsa de globos en la mesa - también te traje algo

- si es de nuevo la muñeca budu mia te juro que te tiro por la ventana, de nuevo

- ¿que? Claro que no - tomo algo de su bolsillo y lo tiro por la ventana - es esto - sacó de su otro bolsillo un anillo - ten - lo lanzo y la niña lo tomo

- ¿enserio? - sonrió, tenía forma de dragon - es lindo

Después hubo oscuridad.

Poco a poco Elizabeth volvía a ver su habitación.

Cuando ya vio donde estaba, soltó el aire que no sabía que estaba conteniendo, era parecido a un suspiró demasiado largo y pesado.

Pero su tranquilidad no duro demasiado al recordar las palabras de aquella persona, en su primer sueño.

- no confíes en nadie...

¿Debería hacer lo que dijo?

Descendientes 2: No todo ha terminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora