Capítulo 18

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Elizabeth miro a todos lados de su habitación, se puso el anillo y abrió la puerta.

Cuando caminó sintió una caída, iba cayendo en una oscuridad, mientras trataba de evitarlo, movía sus brazos y pataleaba, pero seguía cayendo.

Vio una luz mugrienta al final y puso sus manos frente a su cara esperando el impacto.

Lo único que sintió fue la luz al abrir los ojos, volvía a estar en su cama, había despertado de la misma manera que en su sueño.

Se pellizco el brazo, no quería que fuera otro sueño. Al parecer ya estaba en la realidad.

Se levantó de su cama y cayó de inmediato al piso, sentía que estaba entumida, ya que sus piernas no le habían respondido.

Se levantó, esta vez apoyada en la cama, una vez que ya estuvo de pie, respiro hondo y con cuidado volvió a caminar.

Esta vez caminaba bien, tal vez se había caído por que no le dio tiempo a sus piernas que se desentumieran.

Rápidamente caminó hacía la mesita donde había encontrado aquel anillo de dragón en su sueño. El cual para su sorpresa no estaba.

Elizabeth salió de su habitación y comenzó a bajar las escaleras.

Cuando bajo el último escalón sintió un peso en su espalda, lo cual hizo que cayera.

- ¡Eli! ¡Estas Viva! - aquel peso era Dylan.

- Dylan, pesas mas de lo que crees.

- lo se Eli - se abrazó a su cuello, Elizabeth aún seguía en el piso.

- ¿por que tanto amor?

- pense que estabas muerta - se abrazó más al cuello de Elizabeth.

- ¿que? ¿Por que? - preguntó cuando se levantaron Dylan y ella.

- no despertabas.

- pero solo estuve... ¿dormida? Un día, no es para tanto - la cara de su hermano decía todo lo contrario - ¿si verdad?

- estuviste dormida, como tu dices, durante dos meses.

- ¡¡¿QUE?!!

<<parecían horas...>> penso Elizabeth.

- exacto, por eso pense que te habías muerto.

- ¿en serio? Pero no pude estar inconsciente durante tanto tiempo, ¿donde esta Ben? - Dylan levantó una ceja - no, digo...

- osea, parece que estabas muerta durante dos meses y al despertar preguntas, donde esta Ben en lugar de preguntar como estuve yo, Yo, tu hermano, al pensar que mi hermana estaba muerta - Dylan se cruzó de brazos y se fue.

- ni siquiera me dejo hablar - dijo Elizabeth para después caminar hacía el despacho de su papá.

Cuando llegó toco la puerta y se escuchó un pasé.

- papá...

- ya despertaste - Estefano no le dio oportunidad a Elizabeth de terminar cuando ya la estaba abrazando.

- papá estoy bien - Elizabeth lo separó.

- en ese caso - Estefano le dio un zape en la cabeza a Elizabeth - ¡¿por que te desmayaste?! ¡Nos preocupaste Elizabeth Marie!

- ¡Papá! ¡No uses mi segundo nombre!

- ¿porque? Para que sepas es muy lindo.

- eso no importa, papá ¿donde esta Ben... Digo donde están los estudiantes?

- Lizzy, ellos se fueron hace dos meses, te recuerdo que solo le quedaban tres días con nosotros, creo que ya debieron haber terminado sus viajes.

- ¿en serio? Quería pasar mas tiempo.

- si es lo que pienso - Estefano hizo una mueca de desagrado - deberías saber que durante los tres días que estuvieron aquí, Ben estuvo contigo día y noche, nunca salió, cuando llegó el día de irse te puedo asegurar que hasta le suplicó al Hada Madrina quedarse hasta que despertaras - el corazón de Elizabeth dio un vuelco - pero a fin de cuentas accedió a duras penas.

Elizabeth se quedo callada, no por la notícia de que Dylan no le había jugado una broma sobre estar inconsciente dos meses, sino sobre lo que su padre le había dicho de Ben.

- Lizzy - Estefano le sonrió tiernamente - se que tus sentimientos por Marshall han cambiado y sientes algo por Ben...

- ¿que? Claro que no papá, aún amo a Marshall, a Ben solo lo veo como un amigo.

- esta bien Lizzy, pero te daré un consejo, si ya no sientes lo mismo por Marshall tienes que decirle, no puedes engañar a una persona, y mas si la quieres, aunque no sea de la misma manera que lo hacías.

- es un buen consejo papá, pero debes saber que todo sigue igual, no te preocupes que te salen mas canas.

- ya ni por que estuviste inconsciente cambia tu actitud, pense que tal vez en ese tiempo pudiste ver al abuelo, aun que no lo conociste.

- hay papá, dime en que debo ayudarte, se supone que soy la reina y no he hecho nada.

- por el momento todo se ve en orden hija, mejor ve con tu madre, debe saber que despertaste.

- si papá.

[...]

Aproximadamente debían ser las doce de la noche, todos dormían y Elizabeth no era la excepción, podía haber estado inconsciente dos meses, pero aún sentía sueño.

Pero algo la sobresalto.

Escuchó un ruido proveniente de su ventana, se sento en la cama y miro hacía todos lados, había una sombra que salío con demasiada prisa por la ventana.

Se levantó y cerró la ventana haciendo que algo de aire entrará y tirará un pedazo de papel de su buró.

Lo levantó y lo miro extrañada, ella no recordaba haber dejado eso, así que pensó que aquélla sombra o persona lo había dejado.

Lo abrió y había letras donde la tinta se veía borrosa pero se podía leer:

Elizabeth.

Lamentó irme... Perdón por siquiera pensar en lo que he pensado últimamente, no debes saberlo, no debes saber nada de todo lo que he pensado, esta persona ha entrado en pánico y no quiere más que tu muerte.
Quiere que yo lo haga, pero no pienso hacerlo, te amo Elizabeth y no quiero hacerte daño. Por esa razón me voy.

Sol, no confíes en nadie, cualquiera puede hacerte daño.

Cuídate mucho Sol, mi Sol.

Te quiere, Marshall.

Elizabeth soltó la carta y miró por su ventana. No había nada, pero había tenido la esperanza de que Marshall estuviera ahí.

Pero el no estaba.

Descendientes 2: No todo ha terminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora