Capítulo 20

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Al entrar Elizabeth fue directo a la habitación de siempre, había velas rojas en las ventanas y en los muebles.

Zed iba detras de ella, al entrar cerro la puerta y se sacó la chaqueta.

- bien, recuestate - Elizabeth obedeció y se recosto en la cama.

- desbes buscar una cama mas cómoda, ¿en serio duermes aquí? Yo ni sentarme podría, además no creo que sea lo adecuado para esto.

- siempre te quedas en ella cuando vienes, además calla, no hay mas, gracias a que rompimos mi sofa - Zed se cruzó de brazos.

- me callo - se cruzó de brazos

- sabes que te dolerá.

- si lose, me dijiste eso la primera vez y aún me sigue doliendo - Elizabeth fruncio el entre cejo mientras se acomodaba.

- lo siento, pero así es esto - se encogió de hombros y subió a la cama

- Zed, antes atame a la cama.

- ¿segura? No creo que te guste.

- sino lo haces volverás a conseguirte otro colchón.

- esta bien - Zed se levantó y camino hacía el closet, donde sacó una soga.

Se acercó a Elizabeth y ató sus manos y pies a la cama.

- parezco secuestrador haciendo eso - señaló a Elizabeth atada.

- no importa, era esto o quedarte sin colchón, de nuevo.

- bien - volvió a subirse a la cama y puso la cabeza de Elizabeth cerca de el pero no tanto - perdón si te duele.

- solo hazlo - la chica bufo.

Zed puso sus manos a los costados de la cabeza de la rubia, cerró los ojos y visualizaba una puerta, sentía que se acercaba a esa puerta, la cual siempre era muy difícil de abrir.

Se acercó a la puerta y sintió como jalaba la perilla, no podía ver nada mas que la puerta, pero podía sentirlo, aún así no podía escuhar nada alrededor.

Jalo hacía el la puerta pero parecía como si algo la jalara al lado contrario y evitaba que pudiera abrirla.

Cerró los ojos con mas fuerza y pronunció o mas bien, pensó, una palabra simple, de un hechizo basico:

Deschis.

Sintió como la puerta con mucha dificultad iba disminuyendo la fuerza que sentía. Con rapidez abrió la puerta y una luz demasiado brillante salió de ella.

Cuando todo se aclaró, apareció un lugar algo borroso y volvió a pensar en otra palabra:

Claritate

[...]

Cuando Zed puso las manos a los costados de su cabeza, cerro los ojos con fuerzas.

No faltaba mucho.

Segundos después sintió punsadas en su cabeza, no eran tan fuertes pero eran un poco soportables.

Minutos después el dolor se intensificó, al punto que Lizzy sintió como sus ojos picaban bajo los parpados y sus mejillas húmedas.

Pero después de unos segundos todo cambió, una luz demasiado brillante llegó a ella, cubriendola.

Ya sabía lo que era.

Después de un momento la luz fue desapareciendo dejando un lugar, algo borrosa.

Hasta que todo se aclaró.

Había un lugar, parecido a su habitación, a excepción de algunos detalles.

Había ventanas con cortinas rosas, dos camas de color rosa y blanco.

Se escuchó un suspiro y cuando Elizabeth dejo de mirar ese dormitorio, ya había dos chicas frente a ella, vestían algo... Peculiar y una, la de colores mas oscuros, tenía el cabello morado y la de colores igual de oscuros pero algo claros, tenía el cabello azul.

- este dormitorio es muy...

- asqueroso - Lizzy comenzó a sentir de nuevo las punsadas en su cabeza, iban subiendo de intensidad.

- tienes razón, es muy asqueroso... Iu.

- ohg, se que voy a necesitar filtro solar - Elizabeth penso que ese comentario era muy exagerado.

- si...

- Evie - la pelimorada señaló una ventana, las dos chicas se acercaron a las ventanas y cerraron las cortinas.

La rubia podía sentir como todo iba a camara lenta, gracias a que el dolor se intensificó demasiado, dolia infiernos.
Pero quería seguir.

- ¡uf! Así esta mucho mejor... - la pelimorada se volteó y Elizabeth sintió como todo se paraba.

La vista de Lizzy se oscurecio y fue ahí cuando comenzó a sentir todas sus extremidades, peor aún, comenzó a sentir que el dolor se intensificaba cada vez mas.

No podía abrir los ojos, pero ya sentía su cuerpo lo suficiente para poder saber que gritaba por el dolor y sentía ondas calientes a los costados de su cabeza.

Segundos después vio ese lugar reproducirse una y otra vez en su cabeza, como una película.

Eso solamente ocasionó mas dolor y mas gritos por parte de Elizabeth.

Ella no entendía que pasaba, pero sintió como todo a su alrededor se movía o no sabía si era ella quien lo hacía, ocasionando una ráfaga de aire girar a su alrededor.

Poco a poco sintió como su respiración se normalizaba y el dolor disminuía.

Cuando por fin sintió que podía abrir los ojos, algo la jaló hacía el suelo, chocando con algo duro y después como algo duro pero a la vez suave caía sobre ella.

Ese algo era pesado, al caer sobre ella hizo que abriera los ojos de golpe.

Zed había caído sobre ella.

- muevete - lo empujó fuera de ella y sintió como el aire volvía a sus pulmones.

- Eliza - el apodo que el chico le puso llamo la atención de ella, solo tenía dos nombres y ya parecía que tenía cuatro por su primer nombre - ¿donde estamos?

Lizzy miro a su alrededor.

Era el lugar que acababa de ver.

- Zed, ¿como llegamos aquí?

- yo no hice nada, lo juro - levantó las dos manos.

Los dos chicos se levantaron del suelo y miraron alrededor.

- es... Tan familiar - dijo Elizabeth tocando la cama izquierda, tenía una sabana morada.

Siguió caminando hasta llegar al buro lateral, sentía como algo la hacía querer abrirlo.

- no creo que debas tocar cosas ajenas.

- callate, aquí hay algo... Algo que...

No pudo terminar de hablar cuando se escuchó el ruido de la puerta.

Había sido abierta y la persona que la abrió no se llevó una linda sorpresa.

- ¡¡Ahh!! - los dos se giraron y miraron a una chica peliazul.

<<Evie, era el nombre de la chica que había ido al castillo>> recordó Lizzy.

Después de que Evie se tranquilizara, observó bien, era Elizabeth pero con un chico que no conocía.

Ella miro el lugar donde estaban parados, el lado de habitación de Mal.

Observó a Elizabeth y su vista paro en sua manos, tenía esos guantes, los guantes de su amiga pelimorada.

Quería hacer muchas preguntas, pero sólo pudo decir una:

- ¿que haces aquí?

Descendientes 2: No todo ha terminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora