Capítulo 28

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- entonces déjame ver si entendí, Mal, tu mejor amiga y al parecer la verdadera Elizabeth, ¿piensan que es Eliza, pero también piensas que puede ser la rubia loca que quería matarla?

- ehh si, creo que si - contestó Evie.

- y hasta ahora piensan que Eliza no es Mal sino la rubia loca - Zed bufo.

- si, eso exactamente.

Zed negó con la cabeza y chasqueo su lengua.

- estoy en total desacuerdo, me rehusó a pensar que Eliza es la rubia loca, yo se que no.

- Zed, yo también pensaba lo mismo, pero ahora pienso que tal vez me equivoque, tal vez ella en realidad es esa chica totalmente loca y solamente fingia para que nadie sospechara - Evie suspiro - creo que debería hacerme a la idea de que mi mejor amiga ya no esta aquí.

- que fácil se dejan llevar por los pocos hechos, en serio.

- entonces dime quien fue la persona que entró a mi dormitorio y agredió a Carlos, el broche que encontraste indica que fue Elizabeth, además si Elizabeth estuviera viva y Mal no, recuerda bien que te dije que ella tenía magia, el libro de Mal tiene muchos hechizos peligrosos y sobretodo poderosos, no me sorprendería que lo buscará.

Zed la observó por un momento y después a la habitación, y de repente comenzó a reír.

- ¿que? ¿dije algo gracioso? - preguntó Evie con el seño fruncido.

- que dirías si yo te pudiera asegurar que esa chica de la cual desconfias es Mal.

Evie quedó en silencio como si estuviera analizando cada palabra que Zed había dicho.

- ¿Evie?

- estas loco.

- ¿que?

- me habías preguntado que diría si me dijeras que esa chica es Mal, pues lo acabo de decir, digo que eres un loco.

- eso me ofende en algo - Evie levantó una ceja - bien, de hecho no.

- no tienes nada que pueda asegurarlo.

- eso dices tú.

- dime por que lo piensas.

- escucha bien lo que te voy a decir, por que no tengo mucha paciencia al explicar.

- bien.

[...]

La chica rubia iba caminando hacía el Páramo mientras reía al dar cada paso.

Al llegar al gigantesco muro de espinas se apoyó en una rama y lo traspaso.

Cayó al piso pero se incorporo sin darle importancia.

Comenzó a caminar hasta escuhar de nuevo esas voces en su cabeza.

<<Volvió>>

<<No parece la misma>>

<<A cambiado>>

<<Claro que si, ella cambió este lugar>>

<<Se a vuelto buena>>

Elizabeth paro de caminar justamente frente a la cascada donde se suponía que estaba esa cueva.

Esas voces la estaba comenzando a enfurecer así que cerro los ojos un momento.

<<¡Idiotas! ¡Por que no van a hablar a otro lado! ¡Perros sarnosos!>>

<<Lo sentimos>> hablaron al unísono todas las voces de antes.

Lizzy sonrió con arrogancia mientras caminaba nuevamente hacía la cueva.

[...]

- ¿por que lo hiciste? - preguntó aquella sombra que cada vez se hacía más nítida.

- sólo quería que parará.

- no tenías que hacer eso.

- no tenía salida.

- siempre hay otra salida, una mejor que esta.

- esta vez no la tenía, sólo quería que todo acabará, estar en paz, como dijo esa voz.

- es que, Lizzy, no lo entiendes, te has condenado.

- ella dijo que estaría tranquila.

- ella siempre miente.

Eli miro un momento la sombra más nítida y después miro a su alrededor, seguía sin entender porque tenía que aparecer siempre en ese claro con aquella cabaña.

Volvió a mirar a la sombra la cual ahora tenía un rostro y un cuerpo.
El rostro más familiar que había visto.

Eli quedó quieta un momento mirando su rostro e imágenes donde estaba esa persona aparecían sin cesar.
Pero todas terminaron en una sola imagen, o más bien recuerdo.

Había una chica de cabello morado con el rostro borroso sentada en una banca, frente a ella estaba la persona que Eli acababa de ver por primera vez.

- ¿cual es tu nombre?- habló la chica pero ese recuerdo no pudo terminar, Lizzy parpadeo varias veces hasta ver de nuevo el rostro de esa persona.

- Diavall - murmuró.

- te habías tardado ¿no? - las lágrimas comenzaron a brotar de los ojos de Lizzy y ni ella sabía por que.

Hasta que un recuerdo de una despedida muy triste llegó a ella. No lo pudo evitar y lloro más.

- pequeña no llores - Diavall se acercó a ella y la abrazó.

Lizzy después de llorar un buen tiempo, logró tranquilizarse.

- ¿estas mejor? - preguntó a lo que Lizzy asintió.

Levantó la vista y miro el rostro de Diavall.

- ¿eres real? - Diavall la miro, sus ojos ya no se veían tan rojos.

- pequeña, tu decides si creer que lo soy o no, ¿que es lo que crees?

- te siento tan real.

- quisera serlo pequeña - la abrazó más fuerte mientras sentía como ella se quedaba dormida - pero no lo soy...

Descendientes 2: No todo ha terminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora