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Erick

—Buenos días—hablé tomando de mi cabeza con ambas manos.

—Buenos días—habló ella llegando hasta mí de un sólo salto. —Ya he hablado con la chica de recepción y me ha entregado está llave, me ha dicho que la utilices mientras consigues la otra devuelta—estiró su mano depositándola sobre mi mano.

—Gracias—sonreí. —Iré a ducharme y luego paso por ti para que vayamos a desayunar ¿Está bien?—ella asintió. Deposite un beso sobre su mejilla y salí de la habitación.

La luz del día daba a todo su resplandor, bastante extraño para un día normal en Londres.

Entrecerrando los ojos llegué hasta lo habitación, introduje la llave en donde debía y la puerta se abrió, sonreí victorioso y entré en la habitación. Cerré la puerta detrás de mi y con simpleza me adentre al cuarto de baño.

Me mire al espejo y no pude evitar sonreír, me sentía libre, la había dejado ir.

Velozmente me despoje de mi ropa y sin importar la temperatura del agua me metí en la regadera. Necesitaba quitarme toda esa mierda que durante tanto tiempo había cargado.

Tallé mi cuerpo eliminando todo rastro de mugre, se sentía bien volver a ser yo.

Fueron 30 minutos los que me tomaron para ducharme, cansado salí del agua e inicie por elegir mi atuendo, de mi maleta saque una playera blanca junto a unos jeans de mezclilla color azul marino, una camisa a cuadros y mis zapatos de todos los días. Peíne un poco mi cabello hasta que decidí que estaba listo.

Salí de la habitación y llamé a la de Cristal, pero no respondió, fue hasta entonces que decidí introducir la llave que ella misma me había dado momentos atrás, pensé que se trataba de una idea muy estúpida de mi parte pero cuando esta abrió mi perspectiva cambio.

Sigiloso entre en la habitación y cerré detrás de mi. —¡Cristal!... Cristal—llamé entre susurros pues de ninguna manera quería asustarla.

—¿Erick?—dijo ella algo exaltada.

—Cristal... ¿En dónde estas?...

—En la barra pero...

Camine hasta allí sin siquiera pensar que podría estar haciendo.

—... no vayas a venir—completo su frase completamente avergonzada, y como no estarlo cuando estaba a medio vestir frente a mí.

Intente apartar la vista pero su cuerpo no me lo permitió, lucia tan bien.

—Y... Yo... Uhmmm...—iba a retroceder pero algo lo impidió y en lugar de ello caminé hacia el frente sin poder impedirlo.

—¿Qué... Qué éstas haciendo?...—replicó nerviosamente. —E... Erick—volvió a hablar mientras mi cuerpo incontrolable comenzaba a acercarse más a ella. —E.. Esto... Esto...—no pude evitarlo simplemente tuvo que verse interrumpida por mis labios ya hambrientos de tenerla. Poco a poco comencé a moverlos de lugar, iba desde sus labios hasta su cuello, e incluso un poco más abajo. —E... Erick—gemía en un intento por separarme de su cuerpo.

Ágilmente la tome de las caderas y con algo de impulso logre subirla a la barra obligándola con esto a separar sus piernas para permitirme quedar al medio de ellas.

—B... Basta—susurraban sus labios pero sus ojos decían otra cosa.

Posesivo de ella, baje el cierre de mis jeans con una de mis manos mientras que con la otra bajaba sus bragas.

—N... No esta... No esta bien—dijo al sentirme dentro. Pero su cuerpo no parecía estar del todo de acuerdo con ella.

—Sólo dejate llevar—le susurré al oído.

CIEN: SIN TI [SEGUNDA TEMPORADA DE CIEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora