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Rachelle

Mi cabello se mueve de un lado a otro mientras corro a través de las calles a toda prisa aún con una chispa de esperanza de que la chica que conocí esta mañana se encuentre en el lugar dónde acordamos, sé que ya pasaron dos horas desde que se supone que debía de haber llegado pero no ha sido mi culpa, ha sido de Ethan quién tardo horas en irse a trabajar y cubrir el turno de la noche en el nuevo hospital en el que trabaja.

Frente a una banca me detengo y miro mi alrededor para buscarla pero no aparece si no hasta que miro en dirección a los autos y la veo caminar sin ganas para subir a uno de ellos.

—¡Hey espera!—grité a todo pulmón y hasta entonces ella se detiene y se gira lentamente en mi dirección.

—¡Rachelle!—grita y corre hasta donde me encuentro, abre sus brazos para recibirme y simplemente no me niego ha envolverla también con los míos. Su cálido abrazo derrite mi corazón y me hace sentir tan bien, su aroma me lleva a viajar en mi mente y poco a poco comienzo a recordar pequeños fragmentos vividos con ella.

—Pensé que no vendrías—solloza muy bajo en mi hombro.

Separó mi cuerpo del suyo y envuelvo sus manos entre las mías. —Por supuesto que no iba a fallarte, además tengo tantas dudas que rondan mi cabeza.

—¿Rachelle?—una voz masculina interrumpe el momento,  y ambas giramos nuestros rostros en su dirección hasta que siento los brazos de aquel chico envueltos a mi alrededor.

—¿Christopher?—pregunta Anna confundida mirándolo con los ojos entrecerrados.

—¿Podemos ir a mi departamento a hablar?… se hace tarde y podría ser peligroso hacerlo aquí—ofrece otra voz masculina y entonces recuerdo haberla escuchado antes. ¿Zabdiel?…

¿Christopher? Se separa de mi cuerpo y abraza a Anna susurrandole algo al oído, ambos sonríen y con toda la naturalidad del mundo aceptan pero yo no puedo hacerlo. He dejado a Nico con una chica que he conocido esta mañana en casa, tengo miedo a que vaya a pasarle algo.

—¿Podríamos ir a la mía?… claro… sí no les molesta—todos se miraron y luego asintieron. Afortunadamente Zabdiel es quien se ofrece a llevarnos y no es tanto el recorrido a mi hogar.

—Es aquí—dije señalando la gran casa. Zabdiel estacionó su automóvil y todos bajamos de él, primero fui yo al frente y abrí la puerta cuidadosa, les permití la entrada y me disculpe un segundo. Camine hasta la segunda planta y abrí mi habitación, Briana, la chica con la que había dejado a Nico, lo tenia entre sus brazos mientras lo mecía. Sonreí ante la escena tan tierna.

—Briana…—llamé su atención.

—¿Sí?…—ella sonrío.

—Es tarde. ¿Quieres que te pida un taxi?…

Negó con la cabeza. —Por supuesto que no, puedo irme sola, sólo son dos calles—explico levantándose de la cama y dejando sobre mis brazos a Nico.

—Muchas gracias de verdad—sonreí entregando su paga.

—Ya sabe que cuando me necesite estare aquí—sonrío dejando un beso en mi mejilla y luego tomo sus cosas de una silla. En silencio recorrió la sala y salió de mi hogar.

Con Nico en brazos caminé hasta la sala y lo acomodé en su cunero. No iba a dejarlo en la habitación mientras hablaba con ellos.

—¿Puedo… puedo verlo?—cuestionó Zabdiel. Mirandolo de lejos.

Asentí con la cabeza y recordé la última vez que nos habiamos visto, el quería conocerlo y entonces yo había salido corriendo.

Se acerco a paso lento y cuando lo tuvo de frente sonrió tanto que pensé que sus mejillas iban a romperse. Llevó una de sus manos a una de las mejillas de Nico y la acaricio con suavidad.

—Uhm… Rachelle—habló Anna llamando mi atención. —¿Qué fue lo que paso ese día?…—y entonces me hace volver a la realidad.

Bufé un poco cansada y caminé hasta ella sentandome al frente en un sillón individual.

—No lo sé Anna—me encogí de hombros. —Sólo recuerdo haber despertado en un lugar totalmente desconocido—mi mente comenzó a trabajar. —Recuerdo no saber mi nombre, ni mi edad, ni quien era mi familia. No sabía absolutamente nada de mí—las lágrimas comienzan a resbalar por todo mi rostro. —Poco a poco fui recordando cosas, pero sólo en fragmentos tan pequeños que no me dan las respuestas que necesito… hasta ahora se que soy Rachelle Rodriguez, y tengo un bebé llamado Nicolás Colón y ni siquiera sé cuál es el motivo para que su apellido sea Colón. Ethan simplemente fue quien se encargo de ello pero no quizo darme una respuesta. Creó que el sabe algo que yo no. Y ahora que ustedes están aquí se que podrán darme las respuestas que necesito ¿No es así? —los sollozos se escuchan en toda la habitación, Christopher tiene envuelta a Anna entre sus brazos mientras que Zabdiel simplemente mira al piso. Todo se había convertido en una sala silenciosa hasta que el timbre de la puerta nos sacó de nuestro trance.

—Yo abriré—fue lo único que dijo Christopher mientras Anna se levantaba de su pecho y le permitía el paso.

La puerta se abrió y lo que menos espere que vería apareció en mi campo de visión.

¿Rachelle? …


















♠♣♠
Hola… hola…

Tengan un excelente día.

—All the fucking love

CIEN: SIN TI [SEGUNDA TEMPORADA DE CIEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora