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Erick

Con ambas manos me deshago de las sábanas que cubren mi cuerpo para ir al sanitario y tomar una ducha. 

Me miro al espejo y no logro encontrarme en él, es decir, ya no soy la misma persona, mis párpados están morados, tengo bolsas debajo de los ojos, no he dormido en días supongo eso lo justifica. Mis labios están agrietados y mi cabello esta desordenado, sucio y verdaderamente horrible. No me he duchado desde hacía más de tres días, hasta hoy que sentí que debía hacerlo.

Extrañaba a Rachelle, necesitaba verla pero para hacerlo antes, debía idear un plan para deshacerme de Cristal y hacer que Harv finalmente se vaya de nuestras vidas.

Lentamente me deshice de mí ropa y caminé hasta la regadera abriendo el grifo del agua caliente poco a poco para nivelarla con el agua fría. Metí un pie primero para confirmar que estuviera lista y luego todo mi cuerpo.

Lavé mi cuerpo después de haber lavado mi cabello y luego me sorprendí al darme cuenta que estaba pensando en Rachelle y nuestro hijo, deseo estar con Rachelle, deseo que nuestro hijo crezca con nosotros, con su familia.

Suspire pesadamente y salí de la regadera, envolví una toalla sobre mi cadera y salí del cuarto de baño.

Cogí algunas cosas de mi mueble y me vestí para salir, necesitaba ir a casa de Christopher y ver a mi hijo, no lo había hecho desde la ultima vez que Rachelle lo tenía con ella.

Me mire una última vez al espejo sólo para confirmar que me veía un poco mejor a hace unos momentos y salí de la casa dando un portazo.

Caminé hasta mi automóvil y me metí dentro de él, conduje una calle antes de la casa de Christopher y me asegure de que nadie me viera, cubrí mi rostro con una capucha y comencé a caminar hasta la casa de Chris.

Volví a mirar a mi alrededor, no había señales de nadie siguiéndome y hasta entonces llame a la puerta.

—¿Quién es?—llamó una voz desde adentro.

Sonreí un poco y hablé —Soy yo, Erick.

Escuché movimiento dentro hasta que la puerta se abrió mostrándome a un Christopher en pijama y una amplia sonrisa.

—Pasa, hace frío aquí afuera—dijo permitiendome la entrada.

—Pensé que nunca vendrías—dijo una voz dentro de la cocina.

—Anna—sonreí cuando ella apareció con Nico entre sus brazos.

—Mira quién esta aquí—habló ella caminando hacia mí. —Es papá, sí es tu padre quién finalmente se decidió a venir—reprochó molesta rodando los ojos.

—Lo siento ¿sí?

—¿Lo sientes? ¿Hablas en serio? Es tú hijo y hasta tres días después decides venir a verlo, eres patético Erick—rodó los ojos. 

—Okay basta, Anna por favor para—intervino Christopher tomando en brazos a Nico. —Erick tiene derecho a ver a su hijo—dijo molesto acercándose a mí. —Y sí Erick, eres un grandísimo idiota—dijo molesto. —Nico te necesita, y luego de tanto decides regresar así como si nada. ¿Crees que Rachelle estaría contenta con saberlo?

Bajé la mirada, estaba claro que ella me odiaría. 

—Exacto—respondió rodando los ojos. Suspiro  frustrado y luego sonrío. —Pero desgraciadamente eres mi amigo y de todas formas voy a perdonarte—negó con la cabeza. —Toma—me entrego a Nico. —Necesita a su mamá pero supongo que tú también podrías funcionar—se encogió de hombros. 

—¿Sabes algo de Rachelle?—cuestionó Anna señalando el sillón.

—No, aún no. Pareciera que se esfumo de nuevo—argumente sentándome a un lado de Chris.

—Okay Erick, esto que voy a decirte no va a ser nada fácil de asimilar ¿De acuerdo?

—Habla sin rodeos.

—Esta bien—suspiro. —Rachelle vino ayer por la tarde—escupió con seriedad.

—¡¿Qué?!—hable con fuerza. —¿Y por qué no me llamaste?...

—Porque nos pidió que no lo hiciéramos, además eso no es todo—hizo una pausa mirando a su alrededor como si estuviese en busca de las palabras correctas.

—¿Así? Entonces... ¿Qué más paso?...—cuestioné serio.

—Venía con Joel—mi cuerpo se paralizó. No podía ser cierto, Joel había muerto tres años atrás, debía ser un error.

—¿Joel?... ¡Christopher no juegues conmigo!—grité molesto provocando que Nicolás comenzara a llorar.

—Él no esta mintiendo—intervino Anna apartando de mis brazos a Nico. —Christopher está diciendo la verdad, Joel estuvo aquí con ella. No hubo tiempo para explicaciones pero al parecer Harv está detrás de todo.

—¿Te dijo en dónde están viviendo?, ¿en donde podemos verla?

Negó con la cabeza. —No, sólo vino a asegurarse de que Nicolás está bien.

—Piensa irse del país con Nicolás y Joel—soltó Christopher sin pensarlo.

—¡Mierda Christopher! ¡Cierra la maldita boca!—gruño entre dientes Anna mientras mecía de un lado a otro a mi bebé.

—Espera… ¿Qué has dicho?—miré atónito a Christopher en busca de su respuesta.

—Lo siento... Yo… yo… no hagas caso a lo que dije…

—¿Rachelle piensa apartarme de mi hijo?… ¿De nuestro hijo?—corregí.

—Erick. Ya hiciste suficiente. ¿Crees que Rachelle de verdad iba a perdonarte aquel primer golpe que le diste en aquella noche del accidente?—cuestionó Anna mirándome fijamente, sabía que ella me odiaba por el mismo motivo que yo lo hacia.

—¿Qué hiciste qué?—interrumpió Christopher mirándome como si de un desconocido se tratase.

—Yo… yo no quise hacerlo, es sólo… sólo…

—¡Basta Erick! Ya escuche suficiente. Vete de mi casa—ordeno con los ojos cerrados, sabía que iba a odiarme por haber hecho algo como ello. 

—Pero…

—Sólo vete de mi casa y no vuelvas jamás. Sabes bien que a una mujer jamás se le toca.

Recordé nuestras charlas en las cuales hablábamos sobre ello, siempre juramos proteger a como diera lugar a las mujeres, sobre todo a aquellas que amábamos, pero le había faltado a nuestro juramento y el hecho que me odiara lo entendía.

Rachelle era mi todo y sin embargo le hice daño, tal vez lo mejor era que se marchara junto al hombre que siempre estuvo en su corazón.

Adiós Rachelle, adiós para siempre.












♥♥♥
Hola hola.
Disculpen la tardanza.

Pd: Últimos capítulos.

—All the fucking love♠

CIEN: SIN TI [SEGUNDA TEMPORADA DE CIEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora