Capítulo 16: Acercamiento

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Narra Solange.

No sé como diablos hice, para poder controlar a Izzy, ya que durante los últimos minutos del viaje en el taxi, se dedicó a tomar más licor del que su cuerpo podría resistir.

Debí ser más astuta y saber que en su bolsillo no sólo llevaba como siempre sus cajetillas de cigarros, sino que tenía una pequeña botella con más alcohol. No era que me incomodara que tomara, porque ya lo había visto hacerlo un par de horas atrás, sino que era todo lo contrario. No quería que se embriagase más, por el simple hecho que iba a estar más inconsciente y sería más difícil llevarlo hasta su casa.

- ¡Deja eso o lo tiro por la ventana! - Dije ya algo enojada, al no conseguir mi objetivo, que era que soltara esa maldita botella.

- ¿Y si no lo hago, qué? - Respondió desafiante pero con un toque divertido, mientras iba cerrando la botella con la tapa. - Ten.

Me había entregado la botella vacía. No podía negar que en ciertos momentos Izzy hacía que me enojara. Tiré la botella a un lado y lo miré de mala manera. Era más que obvio que él se estaba divirtiendo con la situación. El alcohol lo había puesto de buen humor, y de eso no había duda.

Me desentendí de él hasta que pudimos llegar a su casa, siendo realmente él, un gran peso que se recostaba sobre mi, para entrar a la vivienda. Además que él no hizo gran esfuerzo para ayudarme, más que para abrir la puerta torpemente con las llaves que tenía en su casaca.

-Me vas a doblar el cuello Izzy. -Me quejé al sentir su brazo con más peso a la altura de mi nuca.

- Eres m... muy enojona bonita. - Habló con ese tono de voz de ebriedad absoluta.

Yo sólo rodé los ojos por su última frase y rogué por que pudiésemos llegar rápidamente al sofá de la pequeña sala. Cuando esto pasó, quité su brazo de mi y lo ayudé a recostarse contra el asiento.

-Listo. Mi trabajo está hecho contigo. - Lo miré y por alguna razón extraña me pareció divertida y tierna la forma en la que se ponía después de estar tan ebrio.

-¿Te quedas Sol? - Dió un par de palmadas al asiento vacío junto a él para que lo acompañara.

-No lo creo Izz. Es tarde y también ya debes descansar. Seguro y luego estarás con resaca. -Respondí nerviosa aunque no se me notara. Estaba aprendiendo a camuflar mis sentimientos que me afloraban.

- ¿Pero te quedas? - Hizo caso omiso a lo que dije.

- No. - Me despedí, acercándome para darle un corto beso en la mejilla, pero que no pude concluir aquella acción, pues él me había interrumpido.

- Oye... Eh, quería decirte algo. - Una pequeña ansiedad recorrió mi cuerpo cuando dijo eso.

- Izzy, anda a descansar. -Respondí, ignorando y haciendo de cuentas que no había escuchado lo último, pues tampoco era que lo entendiera muy bien porque no vocalizaba tan bien las palabras por su borrachera.

- No.- Dijo con una sonrisa entre sus labios mientras se paraba como podía del sofá y se ponía al frente mío. - ¿Tan rápido te vas? - Sentí su aroma a alcohol cuando se había acercado peligrosamente demasiado a mí. Quise dar unos pasos atrás porque simplemente sabía que esto me iba a comenzar a incomodar, y más que eso, sabía que mi nerviosismo me iba a ganar ya que nunca había estado en una situación así.

- Mmmm... sí. - Dije algo intranquila, pero con voz baja porque simplemente tenía la mente en blanco en ese momento. Sólo podía percibir que los segundos se me estaban haciendo minutos y en cierto modo no sabía si eso era bueno o malo.

Sentí su mano cruzar por mi cintura y eso fue suficiente como para salir del trance y del hoyo momentáneo que me encontraba al ver sus ojos. Eran marrones claros con algo minúsculo de verde, eran muy bonitos.

- Izzy -Dije en un susurro, mientras tomaba su antebrazo cubierto por su casaca para hacer que me soltara de forma suave.- Anda a descansar. -Repetí una vez más.

-¿Te pongo nerviosa? ¿Cierto? - Sonrió de forma provocadora y algo presumida.

Me quedé callada y lo quedé mirando algo seria, para tratar de ocultar esa timidez que me estaba carcomiendo por dentro. No podía creer que para estar tan ebrio tuviera tanta cordura. Y sobre todo, lo que más me sorprendía era mi comportamiento con él. Pues yo sabía que para este momento si hubiese sido otra persona, estaría segura que le hubiese estampado mi mano en la cara. Pero se trataba de Izzy y algo de él hacía que yo me aguantara mis arranques. Que no pudiese mostrarme fuerte ante él, como lo era realmente.

Lo odiaba, porque sí había algo de él que me atraía. Era más que atracción física. Era su forma de ser. Serio, callado, enigmático y algo impredecible.

- Me gustas. - Dijo de forma baja mientras su brazo seguía aún en mi cintura.

Lo quedé mirando, mientras en mi cabeza se me vino algo que no quería recordar. Era el recorte en donde salía Izzy que me había obsequiado Michelle.

- ¿Qué? ¿Qué pretendes? - Quería que lo volviera a repetir. Después de todo estaba hablando con una persona ebria y sentía que él ya estaba delirando.

-Me gustas. Y... Ah- Lo pensó - Pasarla bien. - Lo vi a los ojos una vez más para ir analizando lo que había dicho. Y fue ahí, cuando entendí que él estaba bromeando, que lo que él realmente estaba buscando, era "sexo". Y sí, podía afirmar esto, porque una acción suya fue lo suficiente clara como para delatarlo.

Su mano se había adentrado de forma suave por debajo de mi camiseta blanca, mientras acariciaba parte de mi piel desnuda.
Eso en definitiva no estaba bien porque otra memoria del pasado más, hizo que comprendiera que yo no iba a dejarme llevar por el momento, que si él creía que por habernos visto un par de veces era suficiente para acostarse conmigo estaba muy equivocado.

- Idiota. - Hablé sin pensar. A lo que él sólo volvió a reír de forma baja. -Perdón. No quize decir eso. - Me disculpé. - Supongo que mágicamente confié en ti. Pero a lo que me refiero es que es extraño esto.

- Sólo te invité porque estoy algo cansado de siempre relacionarme con la misma gente. Es esa gente que vive la misma vida que yo y a veces quiero desintoxicarme un poco ¡Ya sabes! - Sentí que no fue claro con su respuesta pero creí entender. Él pensaba que yo no pertenecía a su mismo círculo. Y que bien que lo pensaba.

Aquel recuerdo fue suficiente como para saber que si él realmente deseaba desintoxicarse y dejar de tratar de relacionerse con las misma gente, y que eso incluía a mujeres fáciles que sólo eran de un acostón. Entonces conmigo sería diferente.

- ¿Sabes que estás ebrio? Mañana no recordarás nada. - Lo empujé suavemente para que se alejara de mi y así, tristemente dejar de sentir su respiración tan cerca mío que por un momento pudo calmarme y apaciguarme. - Nos vemos Izz. - Le dí esta vez un corto beso y me alejé algo más rápido de lo usual, para que no tuviera chance de nada. Del mismo modo me volteé para no ver su reacción y dirigirme hacía la puerta algo desencajada por lo que acababa de pasar.

- ¡Sol! Ahh... Se te ha caído. - Me giré para ver como se agachaba y ver que casi pierde el equilibrio. Al parecer aún no se le iban los efectos del alcohol.

- ¿Qué cosa? - Dije extrañada y con algo de exasperación. Ya deseaba irme. Aún sentía su suave tacto en mi piel y eso me ponía muy intranquila y nerviosa.

-Esto. - Era el recorte que me había dado Michelle.

-¡Dámelo! -Prácticamente se lo arranché de sus manos y él vaciló por mi actitud.

-¿Qué esconde eso? ¿Eh, bonita? - Se volvió a acercar como hace un rato, para al parecer volver a lo de antes.

-Secretos míos. -Dije de forma divertida. Iba a jugar como él lo hacía, de modo que solté palabras sin pensarlo sólo para hacerme la interesante. - Todo el mundo tiene secretos y quizás tu también lo tengas. - Le guiñé el ojo. Y su actitud cambió por completo.

Se puso serio y retrocedió un poco. Ya no me sorprendía sus actitudes. Más bien; aproveché ese momento para dejarlo parado en la mitad de su sala, mientras yo iba saliendo de su casa.

Decisiones Nocturnas |Izzy Stradlin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora