Capítulo 44: La Otra Cara

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Narra Solange.

Los semanas pasaban, y junto a ello, el trabajo de ellos aumentaba. Muchas sesiones en el estudio y varias presentaciones en diferentes bares, hacía que simplemente sea difícil poderlos ver, pues para ese momento, yo ya había conseguido un trabajo de mesera en un restaurante. El dinero comenzaba a faltar, y de cierto modo, debía de aportar. Tal y como me lo había propuesto, desde el momento loco que tuve de irme a vivir con Izzy. Aún no seguía convencida de aquella decisión. Pues ahora lo pensaba y lo seguía meditando. Me arrepentía de cierto modo. Estaba más que segura que George seguía mandando más y más amenazas, y especialmente, sabía que él me estaba buscando. De alguna forma, y de algún modo, yo haría que él me encontrara. No pretendía ser una fugitiva, ni mucho menos me escaparía de mi propio padre. Algo muy irónico.

 Y es que también, estaba en el segundo mes de relación  junto a Izzy, casi prácticamente a puertas del tercer mes. Era un hecho que ellos, se iban volviendo cada vez más conocidos, y esto podía marcarse desde que comenzaron con las grabaciones de su nuevo material. Eran cada vez más solicitados, y cada vez más pedidos. Llegando a un punto, en el cual, era normal caminar por Sunset Strip y encontrar en algunas paredes, varios volantes en blanco y negro, donde se promocionaba a la banda. De cierta forma, me llenaba de alegría saber que ellos iban cumpliendo sus sueños, pero al mismo tiempo, sentía que esto era el principio del precipicio.

Precipicio que solo alguien desde afuera lo vería. Dinero, fiestas, drogas, las malditas putas, que ya estaba comenzando a odiar y la fama. La fama era lo que te convertía en un punto blanco más fácil de captar.

- Izz, mierda... Estuviste drogándote, ¿no?- Me paré a su lado y lo observé por unos cortos segundos. Quería verlo a los ojos, sin embargo él no me correspondía.- Contéstame- Susurré.

No me importaba que los demás estuviesen presentes, pues para ese momento de la madrugada, cada uno estaba en lo suyo. Estábamos detrás del escenario, después de una gran presentación que Guns n' Roses había hecho en un muy conocido bar de Los Ángeles.

- No ¿Por qué lo dices, bonita?- Rió y me mostró el frasco lleno de heroína que tenía guardado en el bolsillo de su pantalón.- Aún no lo estreno.

- ¿Y las jeringas que estaban en la mesa?- Señalé hacia el mueble, me parecía extraño.

- Son las de Steven.- Pasó su brazo por mi espalda baja y me apegó a él. Eso me gustaba, mucho más que lo hiciera en frente de las groupies, pues tenía la leve sospecha que me estaban comenzando a ver la cara de estúpida.

- ¿Así?- Dudé, mientras colocaba mis brazos alrededor de su cuello, pretendiendo remarcar una vez más en la noche, que Izzy me pertenecía.- ¿Del total de jeringas, cuántas son las de Steven?- Él la pensó.

- Ahhh... no sé. Sólo djie que eran de Steven.- Al parecer estaba sólo ebrio. Su aliento a alcohol se había impregnado muy rápido en mi.

-Ay, Izz...- Me lamenté. Tomé con una de mis manos de forma delicada el cigarrillo que tenía entre sus labios y se lo quité, para darle una probada y finalmente, después de unos segundos, tirarlo al piso. Él sólo estaba muy atento a lo que hacía.- Créeme que tú no lo necesitas.

-¿Necesitar qué?- Me observó curioso, mientras iba bajando la mirada hacia donde estaba su mano. Algo delicado; él estaba jugando con las puntas de mi cabello. Se me hacía hasta en estos momentos, tan lindo. Muy pocas veces, él era demostrativo.

-Esto...- Dejé que un poco de mi peso sea sostenido por él. Estábamos de pie, y aunque no quería actuar tan abiertamente porque había un freno mental que me detuvo todo este tiempo, le mostré lo que tanto odiaba. 

Le quité con algo de delicadeza la botella de heroína y  se lo mostré mientras lo tomaba con una de mis manos. Izzy aún ebrio, sonrió con desdén y negó. Sus ojos caídos y su aspecto de un drogadicto común, me observaron con mucha atención. Unos nervios detestables se aparecieron, y un vacío mental se expandió por toda mi maldita cabeza ¿qué diablos le iba a decir? Eso no lo tenía preparado.

- ¿De verdad piensas que voy a dejarlo?- Fue muy serio para mi gusto, él iba aflojando el abrazo que estaba proporcionándome por la cintura.

- Estoy más que segura.- Hablé firme, no quería demostrarle ningún miedo. 

- ¿Qué te hace pensar eso cariño?- Me soltó por completo, más aún su cuerpo seguía muy apegado al mío. Su brazo recostado sobre la pared  y todo él, hacía que simplemente no tuviera escapatoria. De cierto modo me asustaba un poco, aunque fuese realmente sarcástico.

- Que si no lo haces, yo hablo, cariño. Yo soy la otra cara de la moneda.- Imité el tono de voz que él usó para con la última palabra y simplemente reí.

 Él había  escuchado lo primero y lo último. Él acababa de saber todo sobre mí. Izzy acababa de saber mi gran decisión. Esa decisión, por la cual, esto se llama una decisión nocturna. 

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Sé que me he desaparecido, y que no actualizo, pero ando en los estudios, de igual forma, mínimo actualizaré dos veces a la semana. 

No sé si se acuerden de este fanfic, pero si es así, gracias por aún leerme, de verdad. No quiero decepcionar con la trama, por eso realmente se me hace a veces difícil escribir. :) <3

Decisiones Nocturnas |Izzy Stradlin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora