Decisiones Nocturnas |Izzy Stradlin|

Capítulo 36: Realidad

Narra Solange.

Siempre amé la sensación de tener que viajar. Era ese sentimiento de espera que me volvía tan efusiva, que no me daba ganas de dormir; y que usualmente lo tenía cada vez que armaba las maletas.
Esta vez, sin embargo, no me sentía "tan así". Los sentimientos que podía tener en aquel momento, eran totalmente diferentes.

Era una angustia que no me dejaba ni si quiera respirar con tranquilidad, siendo tan asfixiante, que por momentos me hacía desistir de la decisión de ir a conversar con mi papá. Esa constante presión en el pecho que me hacía querer huir, no se iba. Estaba segura que iba a comenzar a tener un cuadro de nervios incontrolables en el instante. Más aún, porque ellos ya no estarían.

- Que tengas buen viaje muñeca.- Duff se acercó para abrazarme y con algo de tristeza sonrió, haciendo que yo también lo hiciera.- No pongas esa cara bonita. Izzy usualmente es un idiota.

- No le creas Sol. No es tan idiota.- Rió Steven que estaba a nuestro costado.- Izzy me dijo que estaría esperándote en la cafetería.

- ¿En serio? - Dije con incredulidad.

- Sí.- Afirmó Axl, siendo el último en despedirse de mi. Tenía un presentimiento de que él deseaba hablar conmigo y eso me asustaba un poco. A veces él era medio loco.

- Ehhh, bueno ¿Supongo que adiós? -Alcé mi mano para hacer un gesto de despedida y esperar a que se fuera detrás de los demás chicos. Pero que aún así, habiendo esperando el tiempo predeterminado como para que se fuese, él no lo hizo. Fue algo muy extraño.- ¿Pasa algo, Axl?- Dije, al ver que no se iba.

- No, nada bonita.- Me sonrió de una forma muy pícara. Eso nunca se iría de él, era como su marca personal.- Sólo tenle paciencia a Izzy. Él tiene sus razones.

-Claro... - Respondí sin entender lo más mínimo a lo que él se refería ¿Es que a caso a todos les gustaba hablarse en códigos?

Me quedé por unos cortos segundos observando como Axl caminaba algo más rápido para apegarse al grupo de los demás y desaparecer entre la multitud de personas que estaban tan apuradas, en lo que parecía ser muy importante. Y es que realmente, el ambiente del aeropuerto era muy ajeno a mi. Todo se sentía tan frío y tan nada acogedor con esos perfiles de metales y de acero en las grandes ventanas, que me hacían simplemente pensar que de todo este lugar, con su frialdad, me transmitía que nada bueno podría pasarme acá.

Seguí observando varios detalles de la zona, hasta que mi torpe presencia comenzó a estorbar a la gente que andaba caminando muy apurada por el lugar. Tomé un fuerte respiro, y sin tratar de incomodar más, emprendí la supuesta ruta que tenía mentalizada para llegar a aquella cafetería que muy poco frecuentaba. Caminé unos cuantos metros, que fueron no tan largos afortunadamente, pues muchos de mis pasos, fueron corroborados por aquellos carteles que colgaban y que me iban afirmando que estaba por buen camino.

Por último, después de pasar por varias pequeñas tiendas muy clásicas de los aeropuertos, llegué al lugar acordado.
Siendo rápidamente ubicado por parte mía. Ahí estaba él, sentado en una de las tantas sillas libres que habían con sus respectivas mesas.

Izzy estaba observándome, con un rostro serio y descomplicado a la vez. Sus manos en la mesa y su gorra que ya se me estaba haciendo costumbre, sobre su cabeza.

- ¿Me vas a dejar acompañarte? - Preguntó directamente.

- ¿Y eso por qué?- Respondí de forma rápida.

- Déjame acompañarte.- Volivió a repetir.- Quiero hacer las cosas bien.

- Pues no lo creo Izzy.- Fui clara, mientras iba observando cómo él se iba colocándo al frente mío.- Y tampoco creo que podamos conseguir otro boleto de último momento.