Extra 3

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(Lemon barato (?)

—¿Y-Y bien? —

—Mmm...—pauso —, Increíble, bajaste de peso esta semana. —

—¡Genial! —grito al recostarse en la cama—, El entrenamiento está dando frutos. —

—No es necesario que lo hagas Edd —sonrió —, Me gustas tal y como eres. —

—Pero yo quise bajar de peso no solo por ti Tord —lo miro —, También por mi salud, al ser más adulto costara el doble de trabajo bajar de peso. —

—Entiendo. —

Tord y Edd se encontraban algo sudados, habían terminado de hacer ejercicio y sus cuerpos estaban algo calientes.

Ahora mismo tenían veinticinco años y no duda alguna que estaban disfrutando los últimos años de su juventud antes de ser llamados por completo adultos.

El noruego al recuperar por completo su memoria no dudo ni un segundo en volver a sus ejercicios para estar plenamente en forma, cualquier cosa podría pasar ahora que sabía que el líder del ejercito de la marina azul estaba vivo.

Edd en cambio comenzó a ejercitarse con él para bajar un poco de peso, se cansó de siempre estar atrás al momento de correr o ser siempre el chico en apuros que necesita de sus amigos para salvarse, quería tener músculos para poder defenderse.

Obviamente sin exagerar como esas revistas que usan muchos esteroides.

Quería ser como Tord, delgado pero tonificado.

—Una pregunta Tord. —

—¿Si? —se rasco la mejilla.

—¿Cómo fue tu entrenamiento en el ejército? —

—Bueno... —lo miro —, Ya estuvimos en uno antes, ¿Recuerdas? —

—Si pero el del ejército rojo se veía más estricto. —

—Lo era —asintió la cabeza —, No importaba si lloviera, si nevaba o si incluso hubiera un calor infernal —se estiro —, Tenías que hacer los ejercicios quieras o no. —

—Oh...—tembló —, Prefiero mil veces el entrenamiento que tú me das. —

—Oww, gracias mi pequeño ángel. —

Tord estaba a punto de besarlo hasta que el castaño más chico puso su mano en frente, impidiendo de esa forma el beso.

—Estamos sudados. —

—Así es más sabroso entonces. —

—Asco —rio —, Primero hay que bañarnos. —

—La idea de bañarse juntos me gusta. —

—Quita esos pensamientos pervertidos de tu mente. —

El noruego simplemente rio fuertemente mientras alzaba las manos en rendición.

—Me iré a bañar, después te bañas tú. —

—¿Y haremos cuchi, cuchi? —

—Ño. —

Tord suspiro "triste", el mismo se prometió que no obligaría a su amante de la Coca-Cola, si Edd le daba pequeñas insinuaciones entonces no había forma de rechazar la oferta.

El británico se quitó sus guantes negros que uso para las pesas y los echo en una pequeña canasta de ropa sucia, que por ende estaba algo llena por la ropa de los cuatro chicos.

Para una vida mejor - EddsworldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora