Speechless『MiChaeng』#ｴ

✰FINAL✰

Las chicas estaban preocupadas, encerradas cada quien en su mundo de sustos e indignación.

NaYeon, cada vez veía más densa la nieve que caía del cielo y la ciudad más lejos. Sus nervios la estaban acorralando.

Momo veía a su chica asustada, asustándose igual, intentando relajarse para ver un lado positivo de aquello.

Mientras que Mina y Chaeng, estaban apenadas una con la otra y no se dirigían la mirada. No hasta que la nieve fue un obstáculo y se vieron atrapadas entre ella.

El vehículo yacía atascado en una muy empinada montaña de nieve, chocaron directamente en ella elevando el vehículo quedando casi volcados.

Ahora sí, Chaeng entró en pánico.

— ¿NaYeon qué sucede? — preguntó rápidamente Mina al ver como Chae empezaba a buscar salir del auto pero el seguro aprueba de niños no le dejaba. Esta estaba llorando, jalando el brazo de Mina indicándole que debían salir de ahí.

— Nos volcamos. — Momo quitó el seguro de las puertas por NaYeon ya que esta intentaba sacar el vehículo de ahí.

Chaeng empujó la puerta y no halló salida. Estaban atascadas entre la nieve.

— Mina, llama a emergencias. No quiero morir hoy.

La menor escuchó aquello y las lágrimas enterraron su rostro, abrazándose fuerte a la pelinegra a quien le temblaban las manos y hablaba impaciente con una mujer al teléfono.

Los minutos iban pasando y el calentador del auto no servía ante los miedos de las chicas. La conductora intentaba sacarlas de ahí pero ver a la menor atrás le ponía nerviosa. Ella estaba tan asustada.

— Chaeng, tranquila, saldremos de esto. Ya vienen en camino.

La menor negó, balbuceando ante el miedo, pero no eran palabras. Nunca eran palabras lo que salían de su boca.

— Todo va a estar bien. Ya lo verás. — le acogió las manos entre las suyas, dándole calor para luego darle un tierno beso en la mejilla a la menor, seguido de limpiar sus lágrimas. — Después de esto, estaremos juntas porque te amo, pequeña...

ChaeYoung asintió, demasiado alterada como para reaccionar, pero lo suficientemente cuerda como para mover sus labios y sobre decir un “yo también” con ellos. Mina sonrió, abriendo la boca para decir algo más.

No contaban con que un camión fuera a toda velocidad hacia ellas.

Fue tan rápido que no se podía contar cuantas vueltas dio el coche, no se pudo ver nada ver. La nieve cubría la camioneta a medida que daba vueltas hacia el pequeño acantilado que rodeaba la carretera.

Chaeng volvió a chillar, sollozando, rompiéndose en llanto y esta vez sí, sí había sonidos saliendo de su boca. Esa vez sus llantos volvían para reclamar una oportunidad de vivir, y no para ella, para Mina.

Gritaba tanto pero ella no le escuchaba, ella no despertaba para limpiarse la corriente de sangre que caía por su rostro, no abría los ojos para decirle si el mundo estaba girando o ellas giraban.

No entendía por qué le pasaba esto a ella.

Mina sólo se tambaleaban en su lugar, siendo sostenida por el cinturón de emergencias al igual que ella. Pero en su caso, Mina no abría los ojos y ella sí. Ella podía ver que su alrededor seguía dando vueltas.

Mina oía los gritos de una voz completamente desconocida para ella, pero sin saber por qué, esa voz se le hizo tan reconfortante que por un momento se sintió en la nubes.

— ¡Mina! — gritó Chaeng por primera vez en 12 años, desesperada para que el auto dejara de girar y ella pudiera abrazar a su chica. Abrazarla y no soltarla nunca.

— ¡Mina! — volvió a grita esta vez de cabeza, mareada y con la vista borrosa. Un hilo grueso de sangre también recorría su rostro y terminaba en el aplastado techo del auto.

— ¡Mina! ¡Te amo! — gritó por tercera vez. La vio sonreír levemente, casi invisible, y eso le fue suficiente para dormir también. Quería ver si se encontraba en sus sueños con Mina.

El sonido de las sirenas llegó a sus oídos, afectando su sensibilidad. Chaeng abrió apenas sus ojos y con dolor, estiró la mano hasta la de Mina. Sin más que hacer, volvió a caer dormida.

Aunque todo fuera blanco, la pequeña ChaeYoung estaba vestida de negro, un vestido de seda que se movía levemente con el viento. Estaba perdida, no sabía dónde estaba, sólo sabía que Mina estaba ahí, frente a ella, vestida de blanco.

— Te veré en tus sueños, ahí nos encontraremos. — la voz de Mina sonó tan lejana que le dio miedo.

— Mina...te necesito-...

— Yo también te amo... Te veré allá...

Fin...

de la primera temporada.

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No, no los dejaré con una enorme incógnita que hará que sus mentes exploten.

Gracias por llorar conmigo y su gran apoyo.

Segunda temporada.

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