🌙Nictofilia🌙

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Fred se había sentido observado desde que llegó, al inicio no presto atención sino hasta que por el rabillo del ojo logró ver a una chica de cabello blanco girarse e irse. Alzó una ceja con intriga, algo en ella le llamaba la atención.

-¿Fred?-llamó su hermano, tocando su hombro con curiosidad.

-¿Que pasa, enano?-le preguntó mientras acariciaba sus propias manos mirando de reojo al grupo de chicos que se habían acercado para darles la bienvenida y aun estaban allí.

-Pues... Son Golden, Foxy, Bonnie y Chica, van en nuestra sala- avisó con una ligera sonrisa.

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Ya en su salón, la albina dejo sus cosas suspirando para sentarse, intentaba hacerlo, intentaba olvidar al chico azabache que había visto. No era la primera persona de cabello negro que conocía, pero sus ojos... esa piel...

-¿Meg?-una voz y el sonido de la puerta abriéndose la sacaron de sus pensamientos.

-Spring...-murmuró haciendo una mueca al ver al rubio cenizo, el cual le sonreía de manera alegre y tranquila, acercándose y sentándose frente a ella.

-¡A que no adivinas lo que hizo Bestia hoy!-exclamaba con la misma alegría.

La albina suspiró mirándole, mientras fingía que estaba feliz y fingía risas por lo que decía. Era obvio que no lo estaba, el claro cabello del mayor hacia reflejar los rayos del sol, su piel blanca no era igual de atractiva que la del azabache de esa mañana.

Cuando el otro se fue, suspiró cerrando los ojos y cubriendo su rostro con sus manos, relajándose al sentir una brisa fría, la oscuridad que daba sus manos, eran suficientes para hacerla sonreír de manera genuina.

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-Bien... Eso estuvo mejor, pero podemos mejorar chicos- decía Meg sonriendo de manera tranquila hacia los dos integrantes de su banda.

-¿Segura? Digo... Es que parece que estas cansada-decía el de cabellos turquesas, guardando su guitarra.

-No te preocupes Bon, todo normal- mintió, claro que no era normal.

Incluso si le preguntaban diría que todo estaba bien, aunque fuera una mentira. Quería que la noche volviera de una buena vez, quería ver la luna, las estrellas y sentir ese frío tan especial que la hacia suspirar como si estuviera enamorada...

Y hablando del amor...

-¡FÍJATE POR DONDE VAS!-Le gritó casi con desesperación y frustración a alguien que había chocado con ella.

-¡Hey, hey! ¡Tranquila lindura!- cierto chico de cabello azabache y un ligero acento español la tomó de los hombros riendo de manera coqueta.

-Eh.. T-Tu...- la de mechón rosa no sabia como reaccionar, frente a ella estaba el mismo chico que vio esa mañana.

El mismísimo Fred la tenia sujeta de los hombros, dirigiendo su mirada al único ojo visible de la menor, se relamió los labios bajando con lentitud, acariciando sus brazos hasta poder tomar sus manos, entrelazando sus dedos sonriendo y agachandose un poco juntando sus frentes.

La mente de la más baja simplemente había dejado de funcionar, solo se sonrojaba y su respiración se agitaba levemente, frente a ella estaba la misma noche en persona, tomando la forma de un estudiante algo narcisista, pero que pese a sus actitud era hermoso, sexy y atrayente para la mayoría de las féminas.

Y ella, definitivamente no era una excepción.