Capítulo veintiseis

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Capítulo veintiseis

¡Hola, amiga! Ya no escribes. No dejes que la fama se suba a tu cabeza. Estoy en Londres y tengo muchas ganas de verte.

Leo el mensaje de nuevo intentando adivinar el remitente mientras muevo arriba y abajo mi pie en una clara señal que estoy a punto de tener una crisis nerviosa.

Está mierda tiene que ser una jodida broma.

Viaje a lo largo del mundo para alejarme de las personas que más me han hecho daño en la vida y la tecnología sigue trayéndolos de vuelta a mí.

Yo no tengo amigas...bueno, ahora tengo a Camille pero ella está conmigo en este momento discutiendo muy amenamente con alguien por notas de voz.

Mis manos comienzan a sudar y tiemblan un poco mientras mi vista se mantiene fija en el texto en la pantalla.

Solo hay una persona que podría creerse con la suficiente confianza. Alguien lo suficientemente enferma como para como para creer que después de todo lo que me hizo y después de todos estos años yo querría tener algo que ver con ella o su hermano.

—Nicole, ¿Me estas escuchando? —Camille mueve su mano frente a mi rostro varias veces llamando mi atención.

Parpadeo varias veces enfocándome en ella y aprieto mis manos juntas sobre el celular en un intento de detener los temblores.

— ¿Por qué el pasado se empeña en perseguirme? Mi vida no era perfecta hace dos meses, Cam pero era mucho mejor de lo que jamás pensé y ahora todas estas personas que forman parte de un pasado muy oscuro se están creyendo con el derecho de volver a destruirme.

—Supongo que no se puede huir para siempre de lo que nos hace o hizo daño...Tómalo de alguien que tiene experiencia en ello.

Con mis manos temblorosas y bajo su mirada preocupada le paso el teléfono para que lea el mensaje de whatsapp que entro hace veinte minutos.

— ¿Sabes de quien es el mensaje?

—Puede.

Pone los ojos en blanco.

—Compartir información relevante no va a matarme.

Casi sonrió. Mi pie sigue tamborileando contra el piso y me obligo a tomar una respiración profunda al mismo tiempo que Camille pone su mano sobre mi rodilla haciéndome detener el movimiento.

La miro y decido que es tiempo de hablar de esto...de hablar de él aunque no pueda decir su nombre, de hablar de cómo casi fui feliz en el pasado y como me lo arrebataron también.

—Mi hermana siempre se ha encargado de encontrar amigas tan perras como ella...Está persona que puede o no haberme enviado este mensaje era una de ellas. Fingió ser mi amiga, entenderme e incluso llegó a defenderme del veneno de Dalilah. Solo estaba esperando el momento para clavar su puñal.

Frunce el ceño, no se si por lo que le estoy contando o porque mi voz es un susurro tembloroso y hasta para mis propios oídos sueno como si hubiera corrido un maratón.

Estoy asustada. No los quiero en mi vida, quiero ser feliz y los necesito lejos. Tan lejos como sea humanamente posible.

—¿Y por qué fingir ser tu amiga y no solo ser tan perra como tu hermana?

Esta es la parte linda de la historia. Una historia que me gusta fingir que nunca existió.

—Cuando entre a mi cuarto año de instituto, conocí a un chico muy agradable y distinto a todos los idiotas que perseguían a mi hermana y repetían todo lo que ella decía. Él era nuevo y se acerco a mí en clase de literatura, yo siempre estaba sola y eso fue un shock. Al principio, me sorprendí pero él era un chico asombroso y cuando comprobó que teníamos varias clases juntos me pidió que fuera su guía.

Un Nicholas para Nicole (TOP FLAIR I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora