Capítulo treinta y siete

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Capítulo treinta y siete

Hoy se cumplen dos semanas de mi desintoxicación tecnológica.

Dos semanas mordiendo mis uñas por no poder entrar en mis redes y no saber nada de lo que pasa en el mundo.

Dos semanas sin saber nada de Nicholas o de nadie.

Dos semanas sin televisión.

¿Cómo se supone que vivían nuestros antepasados? Creo que he leído todos los libros de la biblioteca de este lugar. No es como si tuvieran muchos y ahí radica mi problema.

Además, las otras chicas no son muy comunicativas. Hay muchos casos incluso peores que el mío...Chicas que quisieron hacer algo más definitivo: suicidarse.

Eso fue algo que nunca paso por mi mente. Sí, me sentía mal conmigo misma y con todo lo que pasaba a mí alrededor pero nunca quise acabar con mi vida. Solo quería mejorar para que los demás me aceptaran. Lo que paso después fue accidental, yo nunca quise morir.

La directora del lugar ha insistido en que mi historia puede ayudarlas pero me he negado rotundamente más de una vez a que me vean como su modelo a seguir. No quiero representar la esperanza de nadie. No quiero que si las cosas salen mal, esa culpa recaiga sobre mis hombros.

No puedo ser la salvación de nadie más que mí misma. Puedo crear canciones para ellas. Puedo cantar e inspirar pero no quiero ser responsable por la vida de nadie.

Esa es su decisión. No puedo darles lo que necesitan. Ellas son las únicas que pueden conseguir la salida del hoyo. Solo ellas pueden aprender a amarse.

Llevo de nuevos una de mis uñas a la boca y hago una mueca cuando acabo por morder mi dedo dado que ya no me queda uña. Es asqueroso

Alguien pone ambas manos sobre mis hombros haciéndome saltar de la silla y casi caer de culo a la grama del jardín.

—¿Nerviosa? —cuestiona Andrés rodeándome y sentándose en la silla junto a mí.

Giro cruzando mis piernas al estilo indio para poder observarlo.

—Estoy enloqueciendo. ¿Cómo se supone que se vive sin tecnología? Esto es una mala idea.

Ríe.

—¿Por qué eso suena como un reproche hacía mi? Fue tu idea.

—Se supone que tenias que disuadirme, quizás obligarme a conservar mi celular. ¡No tengo uñas! —Levanto mi mano y prácticamente la pego a su rostro para que entienda mi punto.

Pone los ojos en blanco y dice:

—Tus palabras según recuerdo fueron y cito: "No intentes disuadirme con tus juegos mentales".

Bufo. ¿Ahora él decidió comenzar a escucharme?

—¿Desde cuándo me escuchas? ¡Tú eres la mente brillante, Andrés! Yo estoy claramente desequilibrada, así que, ¿Por qué no comienzas a ignorarme ahora y me regresas mi celular?

Siempre es una mala idea intentar manipular a un psicólogo pero estoy realmente desesperada. Huir de la realidad no va a hacer que desaparezca y yo solo quiero escuchar la voz de Nicholas.

No puedo seguir haciendo esto. No fue tan buena idea como pensaba. Solo me hace estar ansiosa porque no tengo ni idea de que está pasando y eso significa que no tengo control.

—¿Estás aceptando que eres perfectamente capaz de analizar, estudiar y reaccionar de forma racional ante los comentarios negativos?

Gimo. ¿Cómo se supone que sepa eso? Si, esta no fue una buena idea pero estoy segura que por lo menos ahora las especulaciones se abran calmado un poco.

Un Nicholas para Nicole (TOP FLAIR I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora