6. Mario

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Hoy se cumplen dos semanas. Dos semanas de no saber nada de ella y de no tenerla a mi lado. Su desaparición me ha tenido sin cuidado hasta de mis estudios. La extraño tanto.

Hoy, como todos los días, fui a la escuela. Me regresé caminando y apenas cerré la puerta de mi casa, lo volví a recordar:

Volví a recordar el momento en cuando me regresé de la escuela, dejé mi mochila en el sillón y desesperadamente corrí a buscarla. Ella siempre se acerca y ladra cuando me ve o me escucha venir; me sorprendió que hasta en ese momento no la escuchara. Salí al patio trasero de mi casa y no la vi, fui hasta la cocina a saludar a mi abuelita, y cuando le pregunté sobre mi perrita, ella me dijo:

-Creo que se ha escapado. Cuando salí a comprar lo que me faltaba para la comida, dejé la puerta abierta y al parecer salió. Creí que regresaría, pero no lo hizo. Salí por toda la cuadra a buscarla y nadie me daba razón sobre ella...____, cuánto lo siento.

En ese momento, no lo podía creer. No podía creer que al ser a quién le había agarrado tanto cariño esté perdido ahora. No quería almorzar ni quería hacer nada, sólo la quería ir a buscar. Salí de mi casa rápidamente y empecé a correr, a preguntar y a ir de parque en parque a buscarla. No puede estar perdida, no lo puede.

Cuando ya el cielo empezaba a oscurecerse, mi hambre aumentaba y la fatiga era grande, regresé a mi casa con lágrimas en los ojos y asumiendo los hechos: mi mascota preferida, mi Dipsy, estaba perdida.

He estado buscándola todas estas semanas, no hay un solo día en que no piense en ella, en cómo está, si es que ha comido o no, si estará pasando frío por las noches...

Subí a mi cuarto a cambiarme, y cuando bajé vi a mi abuelita conversando con alguien en la puerta

-Sí, yo le digo...____, qué bueno que estás aquí. Ha venido a buscarte un compañerito de tu salón que se llama ¿Mario?

-Hazlo pasar- le contesto y termino de bajar las escaleras para recibirlo.

-Hola ____

-Hola, Mario- lo saludo con un beso en la mejilla- siéntate.

-Los dejo solos para que conversen mejor- dice mi abuela y se retira.

-Me he enterado sobre tu perrita- dice después de sentarse

- ¿Cómo lo sabes? - lo miro con el ceño fruncido, a casi nadie de la clase le había contado sobre Dipsy, y me sorprende que lo sepa.

-Las chicas estuvieron hablando de eso- argumenta- Y como a ti tampoco se te veía bien, pensé en pasar por tu casa a visitarte.

-G-gracias- le respondo titubeante

- ¿Tienes alguna noticia de ella? - pregunta y un nudo se forma en mi garganta

-No, aún nada- trato de controlar mi respiración pero es inevitable- es muy triste no saber en dónde está, o con quiénes estará. Si la están tratando bien o no... y es muy desesperante, no sé qué más hacer para que aparezca-No lo contengo más y mis lágrimas salen. A estas alturas, me importa poco o nada si un chico me ve llorar, sólo quiero Dipsy regrese.

-Te entiendo- Mario asiente con la mirada en un punto fijo en el suelo

-Extraño abrazarla, acariciarla y verla lo feliz que se ponía cuando me veía. Cómo agitaba feliz su colita y cómo me lamía la cara al día siguiente cuando dormía con ella. Ella estuvo conmigo en mis momentos difíciles. Cuando mis padres se fueron lejos a trabajar, me la dieron de regalo para que no me sintiera sola. Desde el primer momento en que la vi sentí que ella y yo teníamos un vínculo demasiado especial y les prometí que siempre la cuidaría y que no dejaría que nada malo le pasara. Y ahora yo...yo estoy rompiendo esa promesa...- rompo en llanto y veo Mario se acerca para abrazarme. Creo que eso era lo que necesitaba todo este tiempo, un abrazo sincero. De alguna manera me hace sentir bien.

-Tranquila- dice antes de que nos separemos

- ¿Sabes? - Digo y reprimo un sollozo- A veces quisiera que todo esto simplemente fuera una pesadilla y ya. Que al volver a casa ella me reciba como siempre, y luego más tarde sacarla a pasear.

-Te entiendo perfectamente, ____. Yo tengo a Rabito, y me moriría si algún día le vuelve a pasar algo- hace una pausa y luego procede- y por eso, quiero ayudarte. Bueno, queremos ayudarte.

- ¿Tú y quien más?

-No te preocupes, sólo es Rabito y yo. Podemos poner carteles en todos lados con su foto, podemos ir si quieres los fines de semana por las tardes a los parques a buscarla y hasta podemos pedirle ayuda a la policía- aquello que dice hace que sonría. Hace que tenga más esperanza y ganas de buscarla, ya no estoy sola. Mario y Rabito me van a ayudar.

-Gracias, en serio, no sé cómo voy a recompensártelo.

-Con un gracias me es suficiente- sonríe y me acaricia el dorso de la mano izquierda- Y no te preocupes, que yo te ayudaré a encontrarla.

One Shots  // Carrusel //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora