Pequeña puta

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Me siento tan humillado. Como puede ser posible que esto ¡esto!, Maldita sea, me pasé a mi ¡a mi, mierda!.

- Deja de poner esa cara y ven - me dijo la persona que en este momento más odiaba en el mundo.

- Te odio - fue lo que se escapó de mis labios mientras me sentaba en su regazo, la falda que llevaba se subió un poco. Si, llevaba una estupida falda y no sólo eso también unas malditas medias hasta los muslos y un top que dejaba ver mi estomago, todo de un pulcro color blanco. Me sentía realmente humillado. Y lo peor de todo era que ¡El maldito lo disfrutataba!.

- Cuando me dices esas cosas más me prendes - dijo con una sonrisa llena de diversión y burla. Me dio una nalgada. Jadee y lo mire mal.

- Comienza a moverte, primor - me ordenó mientras colocaba sus manos en mis caderas. Refunfuñando comencé a moverme de atrás a adelante con mis manos en sus hombros, haciendo que nuestros miembros chocasen.

- Ah. Te odio Mu-mucho.

- Si, ah, claro.

- Pu-pudrete. - mis manos temblaban y las suyas comenzaron a acariciar mi cintura y a bajar a mi trasero y muslos para tocarlos y apretarlos. Con un movimiento inesperado me recostó en la cama, casi, bruscamente mientras una sonrisa nada "linda" se comenzaba a formar en sus gruesos y rojos labios.

- Ah, si que te ves como una completa puta con esa ropa, Esteban - mordió mi labio inferior mientras se ponía entre mis piernas. Le golpee el pecho. ¿¡Cómo se atrevía a llamarme así!? Lo mató.

- ¿¡Quien, demonios, te crees para llamarme así!? ¡Maldito basta...! - no pude terminar ya que me beso. Un beso húmedo y delicado. Uno lleno de lujuria y... ¿Amor?.

- Cierra la boca un poco - me dijo al separarse de mi unos centímetros. Frunci el entrecejo. Pero me deje hacer, al menos hasta que me dijiera algo así otra ves me dejaría.

Sus labios rápidamente comenzaron a recorrer mi cuello dejando pequeñas marquitas rojas y lámidas. Mis gemidos eran vergonzosos, al menos para mi, y el recorría con sus manos bajo mi falda tocando la parte interna de mis muslos y alrededor de mi entrepierna. Mientras ascendía para volver a atacar mis labios me quito la falda y la ropa interior. Mis mejillas, un poco coloreadas, adquirieron un tono de rojo intenso, temblaba y gemia. Se deshizo de el top y bajo sus besos por mi pecho y abdomen, jugando un poco con mis pezones hasta ponerlos duros, hasta la zona de mi vientre y cintura, bajo un poco mas y sentí como le daba un suave beso a la punta de mi miembro.

- Ni... se... te.. o-ocurra. Ah... - dije, pero ya se había metido todo mi pene a la boca, succionaba y jugaba con su lengua, sus manos se encargaban de mis bolas. Y yo, aunque no lo admitiría, me sentía en el cielo. Eyacule, en su boca, poco tiempo después, sus ojos me veían divertidos y excitados. De sus labios caían pequeñas gotitas blancas y espesas.

- Te follare tan duro que no podrás caminar en una semana - fue lo que dijo al meter uno de sus dedos en mi ano. Una punzada de dolor me recorrió la espalda. Solté un gritito dispuesto a quejarme cuando metió otro. Otra punzada de dolor. Mis ojos se aguaron y el empezó a moverlos. Yo gemí y gemí mientras esas horribles puntadas de dolor se desvanecían y aparecía el placer para sustituirlas.

- Se que te gusta, pequeño, - me susurro abriendo sus dedos. Un gemido agudo se me escapo - pero esto te encantará.

Retiró sus dedos y se deshizo de su ropa hasta quedar completamente desnudo frente a mi, tenía un cuerpo escultural. Posó sus manos en mis muslos y los abrió para tener espacio, sin aviso o advertencia me embistió con fuerza. Grite, oh, claro que grite, se sentía como si me hubieran metido un fierro por el trasero. Gracias a Dios y todos los santos no se movió, me dejó acostumbrarme. Después de lo que supuse fueron unos minutos me moví y el me siguió, daba embestidas suaves y profundas. Pero después fue aumentando la velocidad, hasta hacer que la cama se moviera. Aun así yo quería más.

- Ve, Ah, ah, más de-deprisa - jadeaba, gemía - más rápido... Agh - gritaba y el me hacía caso llendo rápido, muy rápido. Me vine por segunda ves. El, en cambio, siguió, dale que te pego sin parar, mientras me penetraba me daba nalgadas y eso solo hacia que gimiera casi a gritos, casi.

- Ya voy a... - dijo después de lo que para mi fue una eternidad. Y se vino llenando mi interior. Salió de dentro de mi y se tiró a mi lado.

- No vuelvo a aceptar otra apuesta tuya ni nada que venga de ti, Zai- le dije después de recuperar el aliento.

- Que mentira. - rio suavemente - Te encantó, apuesto a que querrás repetirlo de nuevo - respondió con total seguridad para luego añadir - Pequeña puta. - con sorna.

Salte sobre el y quise golpearlo al muy hijo de perra. Pero, siendo el más fuerte que yo, tomo mis muñecas y me detuvo. Nos quedamos mirando como totales pendejos y nos besamos así sin mas. Sus labios se acoplaban perfecto con los míos y su lengua jugaba con la mía y recorría mi boca con total experiencia. Si, lo volvería a repetir. Claro que no se lo diré tengo la total certeza de que "esto" volverá a repetirse sin que tenga que humillarme en el camino.

One-shoots Yaoi/gay ✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora