Capitulo 2

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CAPITULO 2

Once años pasaron ya, once años desde que nuestra familia y amigos fueron brutalmente  ejecutados, once años desde que vi la vida abandonar los ojos de mi padre, once años desde que mi madre dio su último aliento para salvarnos.

La culpa me siguió durante largo tiempo, no pude hacer nada solo observar, ni siquiera pude gritar o llorar, solo observar. Aún no sabemos quién fue el responsable de tal masacre, o quien dio la orden de exterminar a mi familia, más de una década paso ya y no sabemos nada, ni la más mínima pauta que nos guie hacia él o la culpable.

No recuerdo una noche en la cual sus recuerdos no me cazaran incansablemente, persiguiéndome como quien sigue a su presa, presionando hasta mi limite, poniendo en duda mi cordura, cada noche gritaba en sueños tratando de cegar mis recuerdos, tratando de olvidar lo que paso aquella noche, pero no es algo que puedas esconder bajo las sabanas.

                                                                                  ***

Seguimos con la tradición familiar, matando para vivir, siguiendo órdenes de un líder del cual solo conocíamos la tipografía gracias a las incontables letras con asignaciones que mandaba, pero sabíamos que era tan importante que matar en su nombre se hizo un hobby, muy bien pagado por cierto. La mayoría de la gente ve esto como un crimen (Y lo es)  lo ve como la atrocidad del ser humano en su estado más puro, pero es porque no leen entre líneas, cuando matamos lo hacemos con gente que de alguna manera u otra lo merecen y ante la ley quedaron impunes, en otras palabras hacemos justicia cuando los que se encargan de hacer justicia no hacen justicia, por ejemplo violadores, homicidas, pedófilos, secuestradores, y toda la escoria que nadie se preocupa por atender, desde mi punto de vista es algo justo, supongo que si alguien violara a Donna y la autoridad no hiciera nada, optaría por llamar a alguien que en verdad se encargue del asunto.

Actualmente vivimos en las afueras de california, donde se altera el orden cada cinco minutos, vivimos junto con mi primo Thomas y mi prima Julie, en un suburbio normal, con gente normal, en una casa normal, con vecinos normales; Mi tía Brenda salió del continente después de aquella noche y nunca supimos nada de ella, llevamos una vida relativamente normal, omitiendo situaciones obvias.

 Todas las tardes después del colegio durante once años entrenamos en el patio trasero, que está equipado con lo necesario para convertir en un arma letal a cualquiera, Thomas es el que nos enseñó lo que sabemos, desde como afilar un cuchillo hasta como romper una mandíbula con la entrepierna.

Esa tarde nos encontrábamos entrenando, practicando combate cuerpo a cuerpo con Thomas.

-Así no se hace- Dijo Thomas mientras observaba como Donna golpeaba el pecho de un muñeco de prueba  con la palma de su mano.

-¿Entonces cómo?- Respondió Donna.

- Tienes que ser un golpe directo, no titubees, Donna por favor llevas haciendo esto por años- Dijo Thomas con tono irritado.

Donna lo volvió a hacer otras dos veces, hasta que finalmente consiguió derrumbar al muñeco sobre el césped recién podado, Thomas aplaudió de forma desganada.

-¿Contento?- Dijo Donna con un tono de burla y aires de superioridad.

-Danna tu turno, quiero que patees la parte interior del cuello, sin tocar la quijada-  Dijo Thomas acomodando el muñeco de nuevo en su lugar.

Me puse en posición separe las piernas para un mejor equilibrio, la flexibilidad no era mi punto fuerte pero ya había hecho esto cientos de veces antes. Patee el punto que Thomas señalo lanzando el muñeco hacia arriba unos centímetros, supuse que eso era lo que Thomas esperaba porque no me hizo repetirlo. Después de finalizar con el combate cuerpo a cuerpo fuimos al campo de tiro que Thomas acondiciono en el sótano, la puntería no era algo en lo que sobresaliera en cambio en Donna era un talento nato.

DANNA Y DONNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora