19:Hermana

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Por fin regresamos a mi casa. Durante todo el camino, German no dejaba de hablar como si llevábamos años juntos y fuéramos a casarnos. Tendré que hablar seriamente con el después. 

Como Olivia ya se habia despertado, y faltaba poco para que su hermana viniera por ella, Germán hizo lo que yo no pude y la dejó tranquilamente dibujando. Cuando ella estaba distraída, golpe a Germán en el hombro...un par de veces, a él solo le daba risa, ni siquiera se defendió de mis golpes.

-¡Ow! Ya sé, ya sé. –me tomó de la cintura, acercándome a él  

-Nunca me vuelvas a hacer eso, jamás me han dicho cosas así y no se como me siento al respecto. Odio sonrojarme así. 

-Pues acostumbrate, voy a halagarte más seguido, no sabes lo maravillosa que eres, ya te has acostumbrado a tu increíble ser, que no te das cuenta del impacto que tiene a los demás, sobre todo yo. A veces las mujeres con las paredes más altos son con el amor más profundo.

No tenía palabras para responder, mi cuerpo se dio cuenta de esto mucho antes de mi cerebro, así que mis manos automáticamente se movieron a tomar su pelo y mis labios sobre los suyos.  

No quiero parecer una pesimista, mucho menos arruinar estos momentos, pero en el fondo de mi mente sigue redondeando el 'que somos'. Es solo, no me gusta sentir todas estas cosas, pasar por todo esto. No se si esta jugando conmigo, o incluso, si yo estoy jugando con el. No me gustaría ponernos necesariamente una etiqueta, pero de alguna manera me sentiría mas segura si lo tuvieramos.

Unos toques en la puerta me hicieron saltar por una razón, debía de ser la hermana de Oliva que venía a recogerla. Le di un empujón a Germán para que se quitara encima mio, despues hice mi camino a la puerta, que al abrirla, había una mujer de mi edad. 

-Hola, ¿Eres la hermana de-

Pare de hablar cuando me di cuenta a quien tenía enfrente. O sea si, era hermana de Olivia, pero ya la he conocido antes. Reconocia a aquella rubia. No había cambiado nada, tal vez era un poco más alta. 

-¿Kimberly? –dije en voz alta– ¿Ered tú? –no lo podía creer

-Hola ____________ –me da una grande sonrisa – ¿Puedo pasar?

No respondí con palabras, le contesté con la acción de hacerme un lado, dejando un espacio para que pasara, lo cual hizo. Mientras ella se estaba reuniendo con su hermana, Germán me toma del brazo y me aleja un poco de ellas para hablar conmigo

-¿La conoces?

-'Conocer' es una palabra muy fuerte...–me estaba desviando del tema

-Un simple 'Sí' o 'no', ______________.

-¡Okay, okay! Sí, la conozco. ¿Recuerdas esa vez que todos fuimos a jugar 'Ding Dong Ditch'? ¿Y que después nos arrestaron? –el asintió– ¿No recuerdas que mientras estuvimos ahí mencionamos a una tal Kimberly?

-... –lo pensó un momento, hasta que abrió más los ojos, queriendo decir que si recordó– ¿A la que le hacían Bullying?

-¡No era bullying!

-Tiene razón, no era bullying, solo que era un poco ingenua y fácil de controlar. –interviene Kimberly, que al parecer escuchó nuestra conversación

-Kim, perdón. Yo sólo...-

-No te preocupes ____________, todo esta olvidado, fue hace años, ya lo superé.

-Entonces, ¿No estás enojada?

-¡No! ¡Claro que no! No te sientas mal, eramos inmaduros, y hacemos cosas estúpidas.

Me quedé sin palabras. Kimberly se dio cuenta de esto, así que cambió de conversación para hacer todo menos vergonzoso.

-¿Todos ustedes siguen siendo amigos? No me sorprendería si me dijeras que sí, el tiempo que estuve con ustedes, no había visto un grupo de amigos mas unidos que ustedes.

-Sí, todos seguimos siendo amigos. Acabo de regresar hace poco, y parece que nada ha cambiado entre nosotros.

Lo había dicho todo con una sonrisa, orgullosa de mis amistades, pero al terminar mi oración me acordé que no todo lo que dije era verdad. No todos seguimos siendo amigos.

Mason.

Su nombre rondó en mi cabeza un momento. Alguien pensaría que lo habré superado, pero tantos años siendo su amiga no se borrarán en unas cuantas semanas. Solíamos hablar horas y horas por teléfono, pero ahora, si lo viera por la calle seria como si fuera un desconocido.

Mi sonrisa había desaparecido.

-En realidad Kim, todos seguimos siendo amigos, menos uno. –no quise elaborar más

Estaba incomoda hablando del tema. Germán notó esto y puso su mano en mi hombro, mostrando su apoyo.

De nuevo, Kimberly no queriendo hacer la situación incomoda, volvió a cambiar el tema.

-¿Me vas a presentar a tu amigo _____________?

Amigo.

De un problema saltamos a otro. Era mi amigo? O era mi novio? O entre medio de los dos? No lo sé. Pero tengo una buena idea, dejaré que el solo se presente. Ya sea como amigo o novio, quiero ver donde cae él. Lo volteo a ver, indicandole que se presentara.

-Yo soy, Germán. Un gusto Kimberly. –se dieron la mano

O puede que el haga eso, solo diga su nombre sin espesificar quien es.

Pero tampoco la corrigió diciendo que no es mi amigo. –pensé

-_____________, escuchaste lo que dije? –me llamó la atención Kimberly

-Perdón Kim, no, ¿Qué habías dicho? –debería dejar de perderme en mis pensamientos

-Dije que no sé si es algo posible...pero quisiera verlos a todos otra vez. Ya sabes, vernos en algún lado y solo hablar, ver que han estado haciendo estos años.

-Esa es una buena idea Kim, sí, hagamos eso. ¿Cuando puedes?

(. . .)

Después de hablar lo con Kimberly, Aaron y Zoé, quedamos en vernos mañana temprano. Ellos, al igual que yo, quedaron sorprendidos al saber que Kimberly quería vernos a todos. Pero creo que todos aceptamos por simple curiosidad.

En cuanto Kimblery se fue con Olivia, que por cierto quería quedarse para jugar mas tiempo con Germán, él y yo quedamos en el sillón, cansados de todo lo que pasó hoy.

-¿Me quieres explicar más que es lo que le hicieron hacer a Kimblery? Realmente tengo curiosidad.

-Ah ya sabes, lo típico. –dije en un tono indiferente– Cosas como traernos de comer de la cafetería, unas cuantas de nuestras tareas, cargar nuestros libros, ayudarnos en nuestras travesuras... –ojalá estuviera bromeando, pero eso era en realidad lo que hacía

-Eso se llama esclavitud. –los dos nos reímos, pero después se puso serio– Pero lo digo de verdad, ¿Cómo es que Kimberly los aguantaba cuando le hacían todo eso?

-... –sacudí los hombros– No lo sé, ya lo mencioné, pero creo que quería sentirse aceptada. Como dijo ella, eramos inmaduros y hacíamos cosas estúpidas.

-Pero si al día de hoy, siguen siendo inmaduros y haciendo cosas estúpidas.

Me reí porque tenía razón, pero aún asi le aventé una almohada a la cara. Él en venganza, me empezó a hacer cosquillas en el estomago. De un momento a otro terminamos en el piso, él arriba de mi sin dejar todo su peso encima. Inclinó su cabeza hacia la mía, cerré los ojos y lo único que sentí fueron sus labios tocar los mios.

Back Home (Germán Garmendia y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora