Capitulo 82

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Salimos de aquella discoteca, con un poco de prisa ya a aquella hora los que estaban allí adentro no estaban al 100% conscientes de lo que hacían y no queríamos ningún tipo de problemas.
Pablo llamó a un taxi para que nos llevará al hotel.

-No quedamos en el tuyo?.- Me dijo  cogiendo mi mano.- Ó vamos al mío y mañana te dejo temprano.

- Donde tu te estés quedando.-Le dije dándole un tierno beso en los labios, mientras que aquel taxista no dejaba de mirarnos por el retrovisor.

El me dedico una sonrisa, mientras me dejaba acurrucar en sus brazos, de camino al hotel.

-Aún mo hemos afirmado nada de mañana, donde quieres cenar?.- Me dijo dejándome un beso en el pelo.

-He pensado que después de todo lo que ha pasado tu querrás estar con tu familia.-Dije incorporándome un poco.-Entonces, como ves si esa noche estamos con tu familia y ya el 31 cenamos con mi madre.-Dije mirándole.

-Y tu crees que a tu madre le gustará eso?.-Me dijo acariciando mi mano.

-Claro Pablo, no le importará ella lo entiende, y lo mismo da un día que otro .- Dije besandole.-te parece buena idea ?, o prefieres al revés, no se a mi me da igual.

- Pues..  si está bien así. -Se dijo sonriendo.

Llegamos al hotel, donde se estaban quedando Pablo con sus Padres, el taxi nos dejó en la misma puerta, y Pablo se dispuso a pagarle cuando nos dejó un poco más callados cuando nos pidió el gran favor de si podíamos firmarse unos autógrafos para sus hijas, Pablo y yo lo hicimos con una gran sonrisa en los labios, de buena gana, era Navidad, y no eso sería un buen regalo para esas niñas.

Después de darle aquellos autógrafos y de hacernos una foto junto a él, aquel muchacho se negó a cobrarnos el taxi y nos dejó allí muy agradecido, aún había personas en este mundo con un corazón de oro, podría imaginarme las caras de esas niñas cuando su padre llegara con aquellos papeles, que para otros no significaría nada pero para otros podría ser el mayor regalo del mundo.
Entramos al hotel, entre risas y alguna que otra guasa de parte de Pablo, que aunque había bebido poco también tenía aquel punto de gracia cogido.
Entramos juntos al ascensor, donde nada más darle al botón que nos llevaría a su planta, me acorralo con sus brazos en la pared de aquel ascensor.

-Pablo.-Le dije riéndome mientras me hacía cosquillas besando mi cuello.-Ya ya espérate unos minutos.

-Cariño, ni un minuto ni dos ni tres, ya esperamos mucho.-Me dijo riéndose mientras me cogía en brazos.

-Oye!! Pero déjame en el suelo.-Le dije entre risas.

El negó con la cabeza con una sonrisa en los labios capturando los míos, mientras yo sonreía contra sus labios mientras le seguía aquel beso. Logró colar sus manos en mi camiseta para acariciar mi espalda, hasta que se abrió las puertas del ascensor, saliendo conmigo en brazos hasta llegar a la puerta de la habitación, yo me dedicaba a darle besos en el cuello mientras que abría la puerta. Me había prendido aquella llama en el cuerpo, ahora no le quedaba de otra que apagarla con su amor.
No se en que momento nos vimos allí dentro de la habitación, volcados en aquella ciega pasión que había renacido entre ambos, caminando sin dejar de basarnos hasta llegar a los pies de aquella inmensa cama que presidía la habitación. Me dejó que me sentará en la cama mientras el se encontraba de pie enfrente de mi, quitándose con lentitud aquella chaqueta que había llevado durante el concierto. Yo no le quitaba los ojos de encima me gustaba ver aquel espectáculo que ahora le tocaba a el regalarme.
Mi impaciencia se estaba haciendo notar, deje que mis manos se fueran involuntariamente y se posarán en el doble de su camiseta, pude mirarlo arqueando una de mi cejas, sin quitarle la vista fija a el mientras humedecia mis labios.

-Aún no se como tienes cuerpo para esto después de 2 horas sin parar en el escenario.-Me dijo el sacándome de mi paranoia.

- Te recuerdo que has sido tu el que me ha provocado

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- Te recuerdo que has sido tu el que me ha provocado.-Dije tirando suavemente de su camiseta para ir en busca de sus labios sin buscar otra dirección.

Nos besamos, como si no hubiera un mañana, como si se hubiera detenido el tiempo, y no nos importará nada más, nuestras manos se perdían en el cuerpo del otro, recordando y actualizando en nuestras mente si había cambiado algo del cuerpo, algo que era imposible no recordar. Con un rápido movimiento lo dejé quieto, parado en aquella posición que antes había estado yo, mientras el me hacía un hueco entre sus piernas, enfrente de el, mientras que con sus manos pretendía ayudarme a algo que haría yo sola.

-Quieto.-Dije dándole un Zape en sus manos para que las mantuviera quietas, mientras que yo buscaba aquel cierre de mi chaqueta, que aún permanecía en mi cuerpo.

Con delicadeza la deje que cayera al suelo, deslizándose lentamente por mi cuerpo, mientras no dejaba de mirarle con aquella mirada fija, con los ojos que transmitían la pasión y el deseo que ahora mismo me sobraba por todo el cuerpo.

-Quieto te dije.-Le volví a repetir aquel gesto buscando que se quedara quieto.-No me hagas matarte. - Dije mientras deje escapar una leve risa de mis labios.

-No me hagas comerte a besos María Lucía. - Me dijo con aquella cara, que ahora mismo no me faltaban las ganas para agacharme y agarrarsela para poder comermela a besos.

Aquella fue su oportunidad, ver que me había distraído un momento con sus labios para aprovechar y colar sus manos dentro de mi blusa, durante aquel tierno y pasional beso.

Malú & Pablo López ~El Secreto~ 2 Temporada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora