Capitulo 24

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Ya no aguantaba el dolor de cabeza. La visita de Jimin lo empeoró todo. Sentía qué todo me daba vueltas, me sentía débil.

Me levanté del suelo y me acosté en el sillón con esperanza qué el dolor de cabeza se fuera.

"Mami," escuché una pequeña voz.

Abrí los ojos y mire a Mina. Me levanté y me senté en el sillón. Ella se paró frente de mi.

"Tengo hambre," dije.

"Vamos a comer en la calle," dije.

"¿Estás bien mami?" Preguntó con su dulce voz.

Asentí y la abracé fuertemente. No quería qué Jimin la alejará de mi. Ella era mi todo, mi vida.

"¿A donde está papá Jin?" Preguntó.

Quería llorar pero sonreí para no preocupar a Mina.

"Él está en su casa," mentí.

Ella sonrió.

"¿Puede venir con nosotras?" Preguntó.

"Él está muy ocupado," dije.

"Está bien. Mami ya vamos que ya tengo hambre," dije jalándome del brazo.

Me levanté del sillón. Ella era la única qué me daba fuerzas.

"Veté a bañar para qué vayamos," ordené.

Ella salió corriendo hacia las escaleras y subió lo más rápido que pudo. Minutos después la seguí arriba para también darme un baño.

Aún me sentía horrible, sin fuerzas ni ánimos. Tal vez el baño me haría bien.

Prendí el baño y el agua caliente comenzó a caer. Minutos después los espejos se empezaron a empañar por el calor. Me empecé a quitar la ropa despacio ya qué casi no podía mover mis brazos. Entré al baño con mucho cuidado para no caerme. El agua caliente cayó en todo mi cuerpo. Mi cuerpo se sentía más relajado.

"¡MAMÁ!" Escuché gritar a Mina.

Me apuré a bañar y minutos después salí. Mire qué ella ya se había cambiado y peinado. Estaba sorprendida era la primera vez qué hacía eso sola.

"¿Por qué no te esperaste?" Pregunté.

"Porqué ya soy grande," respondió sonriendo.

Me dirigí a mi cuarto para arreglarme. Me puse algo cómodo y sin nada de maquillaje. No tenía ganas para arreglarme. Minutos después salí de mi habitación. Mina estaba jugando. Bajé para ir a la cocina cuando escuché el timbre de la puerta. Me quedé pensando un momento. No creó qué sea Jimin de nuevo. El timbre volvió a sonar. Me dirigí a la puerta y la abrí un poco.

"¿Puedo pasar?" Dijo él con la mirada triste y también los ojos hinchados.

"Jin.... claro pasa," dije abriendo más la puerta para que pudiera entrar.

Él entró y después cerré la puerta.

Los dos nos miramos pero bajamos la mirada esperando que alguno de los dos hablara.

"Pensé que no...." dije pero fui interrumpida por un fuerte abrazo de Jin.

Me quedé paralizada por un momento sin saber qué hacer. Las lágrimas comenzaron a correr por mi rostro. Respondí el abrazo.

"Perdóname," Jin susurro a mi oído.

"No, perdóname tú a mí. Debí haberte dicho la verdad desde el principio," dije.

Él se alejó de mí para verme a los ojos. Sus hermosos ojos están llenos de lágrimas.

"Ayer estaba tan enojado qué no sabía lo que hacía o decía," dijo.

Sus ojos se fueron directamente a mis brazos. Él se arrodilló y abrazo mis piernas. Traté de levantarlo pero no pude.

"Perdóname," repitió.

"Jin levántate, por favor." Traté de levantarlo de nuevo.

"Perdóname," repitió de nuevo.

"Jin basta," dije.

"¡PAPÁ JIN!" Mina gritó desde las escaleras.

Jin se levantó y trató de limpiarse las lágrimas.

"¡PAPÁ JIN!" Mina gritó de nuevo pero bajando las escaleras.

Jin la cargo y la abrazo fuertemente. Mina solo sonría y después le dio un beso en el cachete.

"¿Puedes venir a comer con nosotras?" Preguntó Mina a Jin.

"No se si tu mami quiera," Jin dijo mirándome.

"Por favor mami. Te lo juro qué me portaré bien," Mina suplicó.

Era difícil decirle qué no a estos dos.

"Está bien," sonreí.

Jin y Mina sonrieron. Estos dos eran mi vida. Los amaba tanto.

Seré Un Buen Padre, Lo PrometoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora