8.- Pecado Capital

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Maratón 1/?


Martes

-Buenos días Señorita Zenere - me saludo la alegre voz de Rachel- es un hermoso día ¿no lo cree?

-Si, lo creo- le dije mas convencida que nunca.

-El Señor está en la biblioteca- me dijo mientras me daba la pasada

-Gracias- ya no se me prohibía entrar cuando él estaba encerrado, si no el tenia más que claro que iba a pasar por encima de la puerta igual.

Camine lentamente hacia la puerta y la abrí con el mismo ritmo, Michael estaba sentado en la orilla del escritorio, tenía sus mangas subidas y como era de costumbre estaba hablando por teléfono, no estaba como otros días, su rostro se veía sereno y hablaba con un tranquilo tono de voz. Lo observe por un segundo y un golpe de imágenes impacto mi mente, su rostro lleno de placer, sus labios gimiendo mí nombre, sus manos sobre mi piel, suspire muy fuerte para dejar todos esos recuerdos retenidos en mi mente. Michael se giro hacia donde estaba yo y vi una pequeña sonrisa en sus labios, seguida por una evaluadora mirada en sus ojos, cuando volvió a poner su vista sobre la mía aquellos orbes cafes estaban de un color negro. Hablo unos minutos más por teléfono y colgó.

-Buenos días- le salude como siempre, ¿habría alguna diferencia entre ayer y hoy?, su galante cuerpo se acerco raudo a mi encuentro y antes de poder decir algo mas sus labios se pegaron a los míos dándome un recibimiento que no esperaba.

Su beso era apasionado y sin ninguna contemplación, su lengua se metió en mi boca explorando todo lo que tenia para ofrecerle, salí del shock que me produjo y pase mis manos por su cuello atrayéndolo más a mí. Nos fundimos en el calor abrazador que nos daba el contacto, sus ávidas manos me recorrieron la espalda y parte de mi trasero, sus dedos presionaron la piel de mis caderas pegándolas aun más a su entrepierna. El roce que se creo me hizo gemir contra sus labios, las caricias eran intensas y muy ardientes, solo pasaron unos minutos más antes de que necesitáramos respirar.

-¡Ah!- Michael gimió de placer y a la vez busco aire, su pecho tenía un ritmo frenético- anoche no debí dejarte ir- me dijo haciéndome estremecer.

-Debías hacerlo- le respondí fundiendo mis dedos en su espalda y disfrutando de sus lamidas en mi cuello

-No, no debía- dijo contra mi piel- eso incremento aun más la necesidad que tengo.

-Michael - exclame por la intensidad de sus caricias

-Eso- dijo haciendo más brutos y ardientes sus movimientos- gime para mi Valentina, gime por mí.

Sus manos tocaron las partes sensibles de mi cuerpo, haciéndome arquear contra él. Sus dedos pellizcaron con delicadeza pero a la vez con maestría mis pezones, su boca bajo desde mi cuello hacia mi pecho, la blusa que traía hoy también fue víctima de esa pasión brutal abrió los botones haciendo saltar uno de ellos.

-Contigo tendré que comprarme ropa nueva- le dije metiendo mis manos en su suave cabello, sentí que sonreía mientras besaba mi cuerpo, sus manos bajaron hasta mis mulos y sentí que gruño al comprobar que traía pantalones.

-¡demonios!- dijo y yo me reí- nada es imposible- una sonrisa apareció en sus labios, cuando se disponía a sacar mi botón un suave golpe en la puerta nos hizo salir de la burbuja- no hables- me dijo continuando su trabajo y obviando el golpeteo.

-Michael - tome sus manos y trate de pararlas, el a cambio frunció su ceño y continuo tocándome- Michael - lo volví a llamar.

-¡maldita sea!- grito y casi salte- ¿Quién demonios es?- estaba iracundo pero a la vez sabía que no estaba enfadado conmigo, ya que aun me tenía entre sus brazos y por la fuerza que ponía en su agarre no planeaba dejarme salir.

CORAZÓN DE HIERRO                              |MICHAENTINA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora