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—Termine—dijo ella.
Yo estaba ocupado leyendo un libro recostado en mi cama.

No le preste atención hasta que produjo el chirrido de la silla giratoria varías veces para llamar mi atención.

—¿Quieres parar de hacer ese ruido?—La mire fijamente, ella me hacía la misma mirada dura y siguió haciendo ese ruido apropósito—, estoy hablando enserio Aurora, es irritante.

—Igual que tú—responde.
—Si eso piensas de mi ¿Por qué rayos sigues aquí?
—Por qué tú me lo pediste—dijo ella en tono suave. Ahora pienso que su idea fue una muy mala idea. No me desagrada, no se como es tener un amigo, y no la considero una amiga. Aun así no la soporto. Es difícil de explicar.

—Solo el trabajo, solo te pedí que hicieras eso. Ahora te puedes ir—le dije, firmemente y sin perder la paciencia que siempre tengo.

—Bien, perfecto, estupendo—murmuró. Recogió sus cosas y metió el proyecto en su mochila—. Hasta luego señor K.

Camino hasta la puerta con sus cosas, abrió la puerta y antes de salir hizo una seña de adiós con su mano y su frente, después salió y escuché sus pasos disminuyendo de volumen al alejarse cada vez más.

Mi habitación fue invadida por el silencio, no más sonidos de páginas hojeando, el grafito de los lápices siendo tallada sobre el papel, el chirrido de la silla, era lo único que escuchaba en su presencia.

Cada vez que volteaba a mirarla, sus pies quedaban uno atrás del otro, columpiando los pies hacia atrás y adelante, pareciera que yo la ponía nerviosa. Aveces tomaba algunas cosas como si tuviera miedo de que yo le gritara o algo por el estilo.

Aunque debo admitir que su compañía no fue mala, pesar de solo estar callada, que cada minuto de eso agradecí. Tal vez ella pueda servirme de algo.

🏹🏹🏹

Al terminar la última clase, no le dirigí la mirada ni un segundo a Aurora, aunque podía sentir su mirada sobre mi persona. Después del timbre ya no la vi en ninguna parte. Salí del salón y por el corredor no la vi entre tanta gentuza, al salir por el patio, oí gritos de pelea, animando a dos chicas peleando.

Me detuve un minuto al darme cuenta que una de ellas era Aurora, ella tenia algo en la mano y después se levantó para irse corriendo cuando la otra chica gritó.

—¡La maldita me corto el brazo!—chillo. Perdí de vista a Aurora, las personas comenzaron a acercarse a aquella chica.

Me fui de ahí con una imagen más violenta de Aurora, bueno. Ella jamás mostró ser una chica violenta, pero si tonta. Las primeras impresiones no siempre cuentan.

Camine varios metros fuera de la escuela, en el camino pude notar a Aurora un poco más despeinada, su vestuario no era como el de ayer. Un suéter y una camisa de cuadros amarrado con un nudo en su cintura, jeans y tenis. Y otra vez un gorro. Luce como si hiciera frío aquí, apenas noto calor. Estaba sentada en la acera. Me acerque a ella, ni idea de por qué lo hice, supongo que por curiosidad.

—Hola señor K—saluda, sobando sus antebrazos con las largas mangas del suéter.
—No me digas así, no me gustan los apodos y menos los tuyos—le digo.
—Si te parezco tan irritante, ¿Por qué sigues aquí?—repitió la misma pregunta que le hice ayer, levantando una de sus cejas, retándome.
—Por qué quise hacerlo—le digo.
—Lárgate ya, Señor K—dijo en seco. Diciéndome a propósito ese maldito apodo.
—Tu no me dices que hacer, yo te digo que hacer, ¿lo recuerdas?
—Te lo tomaste muy enserio.
—To no debiste decirlo sin antes pensarlo—me senté a su lado, y la miré fijamente y continué hablando— yo me tomo las cosas en serio.
—Me he dado cuenta de eso—bufo, después resoplo.

—¿Por qué te peleaste con esa chica?—mi curiosidad quería ser saciada.
—Dijo que mi música era ridícula, no le tome importancia pero ella pareció querer toda mi atención por que cuando quería largarme de ahí, solo me tomo del brazo y me dijo que la escuchara, y después la golpeé y todo se fue algo lejos—concluyó—. Vi un pedazo de vidrio y le corte el brazo pero también me corte yo...

—Tu suéter—le digo, mi mirada de centraba en las gotas de sangre cayendo por su suéter.

Ella observo el mismo lugar a si misma y se percató de ello. Observó su mano y tenía una cortada limpia.

Maldijo en voz baja, sacudiendo su mano y salpicando las gotas de color carmín.

—Dame tu mano—le ordeno.
—¿Qué quieres hacer?
—Solo dámela.

Saque un pañuelo de mi mochila, algo sucio y arrugado pero serviría para limpiarle.
Tome su fría mano, temblaba un poco pero no parece dolerle. Comencé a pasar el pañuelo sobre la palma de su mano, el pañuelo comenzó a tomar el color de la sangre, y después la dejé presionado contra la herida, para que dejara de sangrar.

—No eres tan malo conmigo, después de todo—comenta.
—No fui malo contigo, solo no quiero que me molestes—respondí.
—Yo entiendo eso, mi hermano es como tú. Bueno algo así, él no me soporta.
—Es tu hermano, te ha soportado toda su vida, yo soy el que no te soporta—le mire a los ojos, sus ojos son color chocolate. Común.
—Pues yo tampoco te soporto—dice con orgullo.

—¿Qué no hay un día en el que no seas tan...
—...Insoportable?—me completa la frase.
—Adiós Aurora—me levanto de ahí, dejando el pañuelo en su mano, camine un par de pasos hasta que ella me llamó por mi nombre.

—Kevin...—gire un poco mi cuerpo para verla, estaba esperando a que dijera algo más—. Gracias.

Me sonrió, esta vez no era su sonrisa de retrasada o de tonta, era muy sincera, y sus ojos brillaban por la iluminación del día.

—Claro—fue lo único que dije antes de seguir con mi camino a casa. Me sentía algo extraño por ella, aunque seguía pareciéndome una tonta.

Soy como tú. (Kevin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora