Soy como tú. (Kevin)

14 (penultimo)

Aurora

Habían pasado dos años, tenía los dieciocho años recién cumplidos, tenía bastante dinero para sobornar a un guardia para que me dejasen entrar a verlo, apesar de mi edad, ahora era prohibido, por que Kevin también era mayor, era una prision más asegurada, igual pude pasar con el soborno.
Solo me lo permitirían quince minutos, era más que suficiente para una larga espera. Vi como salió de la puerta, no con uniforme azul, si no con el naranja, y con el cabello rapado, algo diferente para mi, obviamente.
Su rostro no expresaba nada, su postura si, era un poco más conservado, no como antes, que sacaba su cabeza y estiraba mucho cuello como tortuga, o exageró en lo que digo.

— Hola—fue lo primero que se ocurrió cuando se sentó en frente de mi.
— Hola—su voz no sonaba dura, pero de igual forma, tampoco esperaba un cordial saludo alegremente, es la carcel—, ¿Qué haces aquí?—Cuestiona, con el mismo tono bajo.
—Vine a visitarte, ya soy mayor, y quise hacerlo, esperé mucho para esto.
— ¿Enserio?—asentí como respuesta—, estás loca. Siempre estuviste mal de la cabeza.

Yo no mate a once a personas. Pensé.

— Kevin, ¿Puedo preguntarte algo?—él asintió—, ¿Quisiste matarme ese día?
Sé que estuvo mal preguntar, pero hay dudas, dudas que quiero resolver, incluso el por qué hizo lo que hizo, tuvo una razón, pero yo era la persona que más odiaba, ¿Por qué no me hizo daño?

Estaba sentada en la camilla, observando las puntadas de mi cortada, era un desastre, intentaron coserla pero les salió horrible, supongo por el tipo de cortada.

— ¿Por qué está así? No entiendo—pregunte a la enfermera que estaba acomodando unas cosas, piel morena y cabello oscuro, tan oscuro al igual que la noche.
— Los trapos que te pusiste para cubrirlo estaban infectados de suciedad y sangre de otras personas, pero detuvieron tu hemorragia.
—Pero yo no me los puse—negué.
—Cuando te encontraron los tenías puestos, te lastimo mucho ese chico con problemas mentales.
— Ese "chico" tuvo sus razones para hacerlo—no sé por que trato de justificarlo, pero era mi amigo. Un amigo que hizo un atentado en la escuela. Interesante historia para contarle algún día a mis futuros hijos. La enfermera me miro sorprendida y tal vez a la vez asqueada de lo que habia dicho.
—Tal vez tuvo sus razones, pero nada justifica que haya matado a nueve estudiantes, una profesora y un ayudante de cafetería. Solo dios sabrá por qué lo hizo, y que cosas tuvo en su cabeza en ese momento, niña, da gracias a dios que no te pasó nada más grave.

Dios no existe. Pensé.

Odio la gente idolatrando y mencionando la palabra con D, a mi me inculcaron la religión a la fuerza, aunque políticamente tengo religión, lo niego, todos los días.

Pero volviendo al tema, la enfermera se largo y observé mi cicatriz toda fea, casi toda la gente en ese día estaba muerta, almenos a mi alrededor.

Sé que Kevin lo hizo, pero otra idea me hace descartarla, el tal vez me odia, e hizo que me provocara daño. Si hubiera sido yo, lo recordaría. Igual descarto lo de Kevin.

—No quiero responder eso, Aurora—dice, yo asentí.

No podíamos pasar estos quince minutos sin hablar o algo. Sé que no haríamos gran cosa, o hablaríamos de algo fascinante, pero queria verlo, y creo que eso era todo. Recordé algo que tenía en mi bolsa, el libro favorito de Kevin. O eso creo. Ya que este libro fue la única forma por la que Kevin pudo escucharme sin decirme algo insultante o tratando de hacerme sentir mal o maltratandome.
—¿Quieres que lo lea?—pregunte, él no dijo nada, solo me miró—, tomaré eso como un si.

Y así pasó, el tiempo pasó, él me escuchaba, sin decir nada, no diría que lo disfrutaba pero no se quejaba, o hacía un gesto de molestia, me escuchaba. Hasta que me interrumpió, pero no de una mala manera, sino de un tono bajo. No me sorprende mucho ya que era la primera vez que lo veía en dos años.
—Aurora—me llamó, deje de leer y él me miraba, no tenia un tono duro o la mirada penetrante, sino un poco vulnerable—. Tú eres mi amiga, ¿Verdad?.
— Siempre lo he sido.
— ¿Por qué?
— No lose, tuve mis razones y las sigo teniendo pero simplemente quise ser tu amiga.

— ¡Oye! ¡Dora! ¡te quedan cinco minutos!—grito el guardia de la entrada. ¿enserio el bastardo me llamó Dora? Incluso escuché al otro guardia reírse.

— Te dijo Dora.
— Eso fue humillante. Y no te atrevas a llamarme así.
— ¿Podrías hacerme un favor antes de irte?
— Claro, ¿que?—cuestionó guardando el libro en mi bolsa. Me puse de pie y el también, no decía nada, yo quería hacer algo, pero nose si me lo permitiría. Igual trate.
Casi igualaba su estatura, me acerqué un poco, mi rostro poco a poco se acercaba al suyo hasta que acortó la distancia, él me besó, fue inesperado, revivió muchos recuerdos y sentimientos que tenía sepultado en mi, pero tal vez solo estaban ocultos, por que volvieron a resurgir, después de eso, lo abracé, él no se negaba hasta que dijo.
—Sigues teniendo esa sonrisa de retrasada.
Reí por su comentario, deje de abrazarlo y lo mire frente a frente. Me sonrió era la primera vez que lograba ver una sonrisa, era pequeña pero sincera, valió la pena los dos años, tal vez vuelva en dos años de nuevo. O no...

Cuando salí de ahí, el guardia me escoltó a la salida. Nunca he estado en prision y siento la felicidad de un preso que salió de ese lugar, sono hipócrita o grosero, pero enserio estaba feliz por lo sucedido, no me desprecio. Tal vez por que estaba bajo vigilancia pero me agrado, enserio soy su amiga.

🏹🏹🏹
Kevin

Estaba en la patrulla, mientras escuchaba a los policías dándome sus insultos o sus desprecios para causarme miedo.
Aún no me creía lo que hice por Aurora, hasta me da vergüenza, tanto tiempo odiándola para que luego yo hiciera tal cosa.

Al fin y al cabo, yo siempre fui su amigo. Aunque ella nunca fue nada para mi.