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Para que no se confundan, Aurora siempre narrará su actualidad. Mientras Kevin, todo antes del suceso Pumped Up Kicks.
Ya me entienden. 😂

🍒🍒🍒

Kevin

Hoy no vi por ninguna parte a Aurora. Ella no es cobarde y no dejaría de venir por un grupo de niñas que no saben pelear. Pero aun así sentía su ausencia como un vacío. Me gusta molestarla, es ingenioso las maneras en como me trata.

Después de clases fui a mi casa, solo entre, no saludé a nadie más que a papá. Entre a mi habitación y prendí la computadora, no había nada nuevo, ni siquiera un mensaje de ella.

No había nada interesante que hacer,  cerré la computadora y salí de casa, solo a caminar. Ver. Estaba aburrido.

Al pasar por una tienda de fruta, salió de golpe Aurora, gritándole al vendedor en otro idioma, en italiano.

—¡Stupida ragazza, smettila di fottermi le palle!—gritó el gordinflón de la tienda.

—¡Lasciami in pace! ¡Non sai cosa è successo!—respondió exclamando, ella tenía los ojos rojos, el labio reventado y un moretón en el pómulo izquierdo.

Esas chicas la dejaron mal, este día no se parecía para nada al Aurora que conocí. No sonreía, su ropa no era colorida, y no tenía tanta ropa encima.

Ella se dirigía hacia a mi con la mirada al suelo, si sigue así chocará conmigo, espere a que levantara la vista y me viera, pero no lo hizo. Chocó frente a frente de mi.

—Lo siento señ...—se detuvo cuando me vio a la cara y se trataba de mi—Kevin, hola—su sonrisa de tonta volvió. No dije nada, solo la miraba mientras actuaba como tonta sin saber qué decir— Fue un día duro.

—¿Ellas te hicieron eso?—pregunte señale a su rostro refiriéndome a sus golpes.

—No, ellas no lograron encontrarme—dice como si nada—. Fue alguien más—su semblante endureció—Ya me voy a casa. Cuídate.

—Espera—la llame, ella se detuvo y volvió a estar frente a mi— ¿quieres hacer algo hoy?

—¿Me estas invitando a salir?—una enorme sonrisa se dibujó en su rostro con un aire de esperanza.

—No seas ridícula—le digo—. ¿Haz lanzado flechas alguna vez?.
—No, ¿Tu si?
—Soy muy bueno en ello—le presumo.
—Me gustaría verlo.
—Entonces vamos a mi casa, y te enseño.

Camine de nuevo para dirigirme a casa, ella me siguió por detrás igual a la primera vez que hablamos. El peor día de mi vida. Mi aburrimiento no duraría mucho con ella conmigo cerca.

Ya en casa, no avise que llegue, ni siquiera lo hice cuando salí, solo lleve a Aurora a mi habitación. Sin que nadie más lo supiera o se diera cuenta. Cuando llegue a la puerta de mi habitación junto a Aurora, solo una persona nos miró, Celia.

—Si le dices a mis padres, recogerás mis flechas en la semana—le dije en voz baja. Celia corrió a su cuarto, y cerró la puerta.

Abrí la de mi habitación y tome del brazo a Aurora para meterla a mi habitación, cerré la puerta con llave.

—Dijiste que me enseñarías un poco de arquería, ¿Qué hacemos aquí?—pregunta ella con tono irritada. Se sienta al borde de mi cama.

—Dijiste que haríamos lo que yo quisiera, ¿Recuerdas?
—¿De verdad quieres que sea tu sumisa?
—No quiero que lo seas, ya lo eres.
—¡Bien!—se pone de pie golpeando sus muslos—. ¿Qué quieres que haga ahora?—su tono de voz cambio suave y gentil.

🏹🏹🏹

—En serio, ¿Cuando será mi turno?—pregunta ella mientras recogía mis flechas del suelo. Tenía todas las flechas en sus brazos.

Tenía un enorme abrigo amarrado en su cintura y una blusa sin mangas con algo de escote. Su corto cabello sujeto con un nudo y su fleco con algunos mechones en su rostro. Sus ojos los achinaba por la luz del sol.

—Hasta que recojas todas, podrá ser tu turno—le digo muy firme.

—Ya recogí todas—señala todo él patio.

Tome una flecha de las que ella sostenía y la arroje al suelo a unos metros de distancia.

—Te falto uno.

Ella se encogió de hombros y sin problema alguno fue por la flecha faltante. La recogió y me la dio sin decir palabra alguna. Le reté con la mirada, sus ojos no transmitían nada, ni miedo, ni enojo, nada. Solo se mostraba simple ante mi.

—Ve a acomodar mis flechas—le ordene. Ella permaneció callada, mejor para mi. Me sirve y sin decir palabra alguna con su irritable voz de ardilla pariendo.

Dispare otra de mis flechas a la diana, consiguiendo mejor puntería al centro. Una pequeña victoria, satisfactoria.

—¿Qué tal eso?—le pregunté.

—Fue un buen tiro—me dice ella con alegría.

—Ve por ella—le ordene ir por la flecha. Ella hizo caso sin decir otra palabra más.

Ella se dirigió a la diana, tratando de sacar la flecha incrustada, se le hacía algo difícil, tome otra flecha y la coloqué en el arco, apuntando su brazo, quería causarle miedo, solo como una pequeña broma.

🏹🏹🏹

—Por favor, solo ve por algo, no aguanto esto, Kevin—suplico. Ella estaba aguantando las lagrimas del inmenso dolor que ella sentía en ese momento. Su mano sangraba, un corte fino se hizo en la palma de su mano. No era un corte profundo pero la hemorragia no paraba, salpicando gotas de color carmín por el suelo. Sentada en el patio, en suelo sobre el césped.

Fui a abrir un botiquín en la cocina, mis padres no estaban, Celia estaba en su habitación. Mucho mejor para mi. Tome el alcohol y las vendas y me dirigí al patio donde ella estaba sentada en la silla. Su mano izquierda ensangrentada era sostenida de la muñeca con la otra mano. Aurora solo observaba su mano.

Me arrodillé frente a ella para sólo ocuparme de su mano, sin contar ni avisarle, vertí alcohol en su herida. Ella pataleó un poco del dolor inesperado, comencé a limpiar con una venda que tenía, después vende la mano para cubrir la herida.

No tenía intención de pedir disculpas, no fue mi culpa, al menos así no lo sentía,  tampoco quería que ella me metiera en problemas, lo hice para no mostrarme tan malvado, aunque mis intenciones no eran para nada buenas, no quería que me acusara con alguien o algo parecido.

—Sé que no fue un accidente—dice ella, su voz temblaba, le puse más atención a lo que decía—, te perdono.

Sus ojos me transmitían dolor, su semblante era muy débil, sus ojos estaban soltando pequeñas lágrimas de dolor. Trago saliva y solo observaba cómo vendaba su mano con delicadeza.

Soy como tú. (Kevin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora