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Kevin

El día era lento, sin nadie quien me moleste, era algo aburrido, sin pensar que me había acostumbrado a que alguien estuviera pegado a mi como chicle pisado en la calle.

Ni siquiera la veía en el almuerzo, ni en las clases, en ningún lugar de la escuela. Las chicas que molestaban a Aurora, siempre estaban en grupo, mirándome malhumoradamente. Nunca me molestan, pero si me miran de una forma asquerosa.

Tuve tanto tiempo libre, que no sabía que hacer para quitarme la pereza, si Aurora estuviera aquí, estaría hablándome de cualquier maldita cosa, siempre tiene un tema esa niña. Y no entiendo de donde lo saca si su vida es muy aburrida, por no decir miserable

Ya estaba empezando a acostumbrarme a su aguda voz, o su cabello medio peinado, sus estupidos conjuntos coloridos, o su sonrisa como de niña retrasada.

A decir verdad, me gusta que aunque sea muy estupida y sabe que no puede contra nadie, aún así grita y patea sin parar, tiene demasiado orgullo con todo el mundo, con todos menos conmigo. Me gustaría que se revelara más conmigo, quisiera un pequeño oponente, o algo para entretenerme, y no un amigo.

Leí una revista de artículos del hogar, viendo los seguros para bicicletas que usare más adelante para mi propósito personal.

Se hacía de noche, y quería salir, ya estaba harto de ver las mismas cuatro paredes.

Tome mi chaqueta roja y baje las escaleras, mis padres estaban en la sala, no quería pronunciar una palabra y solo salir, pero no fue así.

— Hola Kevin, ¿A donde vas?—pregunta mi papa.

— A la calle, volveré en un rato—respondí, y cerré la puerta de un portazo leve.

Escuchaba los grillos y las hojas de los árboles y de los arbustos siendo sacudidos por el aire, era una noche fresca y algo fria.

Camine unas cuadras por acera, un auto se detuvo bruscamente a unos metros frente a mi, escuchaba gritos, y una voz muy familiar, solo miraba la escena.

— ¡Eres un maldito cerdo!—Oí gritar—. ¡Aléjate de mi!—bajó del auto y la cerró de un portazo.

—¡Como quieras, zorra!—se escuchó una voz masculina dentro del auto, y arrancó con las llantas de atrás derrapando, expulsando una nube de humo del escape.

Era Aurora, pero esta vez era diferente, al menos su silueta por que la veía contra luz, pero si, era ella un poco diferente.

Me acerqué más y pude verla con sus tenis y un vestido algo revelador, sin mangas y con escote, no sentía frío parece, se sujeto el cabello con mechones en su rostro, y tenía maquillaje, algo que la Aurora que yo conocí no usaba.

— Te vas a burlar de mi, supongo—comenta. Se sentó en la acera con los pies en la calle.

Yo no quería decir ni una sola palabra, me senté a su lado, pero a un metro lejos de ella, ella se estaba insultando sola con esa ropa, y el monólogo que está apunto de decir.

— Te odio, ¿Lo sabias?—y aquí vamos otra vez—. Se supone que eras mi amigo, deberías apoyarme.

—Yo te deje muy en claro, desde el instante que me hablaste que no eras mi amiga y que no lo serías, y todavía te lo decía en la cara, perdí la cuenta de las veces que te lo dije.

—En el sexo no dices nada—dice en voz baja.

—Que te haya metido mi polla no nos hace amigos, ni que fuera un pacto de amistad, o algo así—después de eso, quedamos en silencio, no queríamos decir ni una palabra.

Se puso de pie, tomó una pequeña roca y me la lanzó.

— ¿Quien rayos te crees?—me puse de pie rápidamente. A decir verdad esto me gustaba, ¿No era lo que quería?

— Eres un imbecil—me dice, justo cuando estoy frente a ella.

— ¿Y ahora por que?
— Me utilizaste—habla dolida—. Solamente para eso fui.
—Si no te das cuenta, aquí la imbecil eres tú. Yo te lo dije, no eres mi amiga, jamás lo serás, todas las cosas que hacías conmigo fue por tu voluntad, te dije que te largarás y me dejarás en paz, pero decidiste quedarte.

— Ni siquiera sabes el porque.
—Diario me lo repetías, te sientes sola, la gente es muy falsa. Todas esas excusas son basura, si de verdad fuera cierto, no estarías con un tipo como el que te dejo aquí como basura. Hasta te llamo zorra. Sigues viéndome por que estás enamorada de mi.

— Me gustabas, no estaba enamorada de ti, no te confundas—se justifica. Siempre se justifica—. Ademas, ¿Por qué yo me fijaría en alguien que me trata como su...

La tome del brazo bruscamente y la atraje hacia mi cuerpo. Por primera vez desde que la conocí, la estoy besando. Es mi primer beso, y solo lo hago como lo vi en películas que ve mi hermana con mamá. La tome de la cintura y sus manos estaban en mi pecho.

Cuando se separó de mi, me miró confundida, y sin saber lo que había ocurrido. Una mano suya toco mi rostro, me miraba como drogada. Aurora había vuelto.

— Si te importo—dijo, sonriendo un poco, sus brazos rodearon mi cuello y su cabeza se recargó en mi pecho, me estaba abrazando. Yo hice lo mismo, rodeé mis brazos en su cintura.

Ni siquiera sé por qué estoy haciendo esto, ella no me gusta, ni siquiera como una amiga, quiero alejarla para después atraerla a mi nuevamente.

Sentí una gota chocar con mi nariz y después se hicieron mas, chispeaba hasta que al fin llovió.

Ella se separó, y supo lo que estaba pasando, estaba lloviendo, así que se despidió.

—Me tengo que ir—beso mi mejilla y se fue corriendo, su casa no estaba lejos, así que no tenía problema. Igual su vestido no le hacía mucho favor para este clima.

Volví a mi casa, la lluvia no era un problema para mi, tenía mi chaqueta. Me siento extraño, es mi primer beso, pero... no sé cómo me siento.

Soy como tú. (Kevin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora