13

1.3K 117 3
                                    

Tenía que alejar a Aurora, o me echaría todo a perder, últimamente ella ha sido más "dulce" conmigo, no me molesta, pero si da algo de lastima, y no lastima de compasión, si no uno que ya da vergüenza ajena, la quiero lejos de mi, ya no la soporto.

Hoy jueves, me dediqué solo a estar solo y omitir clases, al final de la jornada intente irme rápidamente para que ella no me encontrara, pero lo hizo. No sé cómo es posible que pueda encontrarme tan rápido, note que pequeñas gotas empezaban a salpicarme, lloviznaba.

— Kevin, no fuiste a ninguna clase, ¿Que pasó?—pregunto, con la misma sonrisa de retrasada desde el primer día que la vi, pero ahora sin sus ropas de llamativos colores, casi pareciendo un perico.

— No es algo que te importe—respondí fríamente.
— Claro que si, tú eres mi am...
— No, no quiero que empieces con esa idiotez, desde hace mucho tiempo desde que te conocí te he dejado en claro, que no. No eres mi amiga— le interrumpí y le levanté la voz, ella parecía estar confundida pero después empezó a hablar, pero con algo de temor.

— Pero tú me besaste, y todo eso, yo pensé que seríamos algo.

— Es lo más idiota que he escuchado, y la verdad no me sorprende que haya venido de ti— Intente alejarme sin decir otra palabra más pero grito.

— ¡Eres un imbecil, tarado e infeliz!— grita con rabia, volteé rápidamente y ella estaba llorando.

— Escucha... eres una estúpida, con sueños que no se cumpliran jamás. Pero aqui sigues, creyendo que yo cambiaría por alguien tan llorona como tú. Si tan sólo supieras las cosas que quiero hacerte, y no efectivamente buenas, aún asi te quedarias conmigo.

— Aún así las hiciste—dice con la voz temblorosa y algo baja—, y aún así me quede contigo.

Decidí largarme de ahí, escuché como ella lloraba, no era la primera vez, pero esperaba que fuera la última, y con el enojo y la rabia que me tiene ahora, es probable que mañana no vaya a la escuela, no espero que vaya, no quiero que lo haga.

Al día siguiente, me levanté. Franklin estaba con Celia, bailando y jugando. Mi madre se acercó a mi y tocó mi frente.

— Tienes algo de fiebre, ¿Te sientes bien?—cuestiona.

— Más que bien— respondí sin dejar de mirarla.

— Faltan tres días para que cumplas dieciséis años. Debemos hacer algo, ¿Te parece el domingo?— vuelve a cuestionar, supe que responder. Perfectamente.

— No se, tal vez haga algo mejor.

Ella se largo a su aburrido trabajo, y en cuanto se cerro la puerta, todo se puso en marcha. Empezando por mi padre y Celia.

🏹🏹🏹

Estaba en la escuela, colocando los seguros en los cerrojos de las puertas, primero uno en la cancha de Basketball. Seguí caminando para asegurar otras puertas, pero la vi.
Saliendo de la oficina de las secretarias con papeles en los brazos, los ojos rojos e hinchados, su cabello despeinado y con ojeras. No le tome mucha atención. Seguí con lo mío.
Asegure más puertas. Más cerrojos, y al último la entrada. después de eso, revisé mi arco y las flechas. Alistándome para mi gran acto.

Comencé con ir a la cafetería, disparando a un ayudante de la cafetería, ahí empieza el pánico entre los demás estudiantes, le dispare a la maestra de química, a la amiga de tronchatoro; Laura, una de las que siempre molestaban a Aurora.

Dispara sin preferencia, empezaban a huir de la cafetería, pero no podían, debido a los seguros, pude divisar a Aurora entrando a un salón, que idiota pero mejor para mi, enrede el cerrojo con un cable, y se quedó encerrada, escuche como quería salir de ahí, ni siquiera sé para que entro, seguí disparando flechas, hasta llegar a la cancha, solo había un par de cuerpos, uno deliraba, otro no lo tomaba en cuenta.

Después de varios minutos, observé cómo Aurora entraba con temor, yo estaba parado de este pequeño escenario, él mismo en donde ella leyó Robin Hood, entró aplaudiendo.
Empezará con su charla simpatizante.

Tiempo más tarde cuando me fui, o eso creyó, solo observé cómo se hacía daño, por primera vez disfrutaba ver algo así, y más de ella. Note como ella perdía mucha sangre por cortarse el brazo. Se estaba suicidando. Pensé que era mejor irme, pero me detuve, no quería irme pero a la vez si, intente hacer fuerza de voluntad. No pude hacerlo, fui a donde estaba Aurora, rápidamente intente agacharme para revisarla, estaba derramando demasiada sangre de su brazo. Toque su rostro, ella no reaccionaba, busque un pedazo de tela,
Más bien la arranque de la ropa de esos cuerpos, intente vendar el corte pero algo profundo, así que utilice demasiado, casi toda la camisa del otro cuerpo, tome su rostro nuevamente, acaricie su pómulo con mi pulgar, mi piel de erizo un poco, me levanté y decidí irme, sin mirar atrás y solo dirigiéndome a la salida, caminando en medio del pasillo, solté mi arco y lo aventé, de escuchaba el sonido de una sierra cortando el seguro para bicicleta, hasta que abrieron la puerta, salí con las manos arriba, escuchando los gritos de odio, los deseos de muerte que me deseaban, y los policías dándome órdenes. Me puse en el suelo, y me colocaron las esposas, me llevaron a la patrulla y ahí pusieron fuerza hacia a mi, antes de meterme a la patrulla, mire hacia atrás, observando como todos lloraban, enfurecidos y tristes por lo que hice. No me siento mal.
No me siento del todo bien.

Soy como tú. (Kevin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora