"No se supone que estuviese soltando eso después de casi siete años de aquel día, pero que más daba, a cualquier pequeño altercado que hubiese, el tema salía sin esfuerzo. Su hermana tragó duro y Taeyong sabía que está poniendo todo su esfuerzo en dibujar la impecable máscara"
Era un sábado cualquiera. Faltaban doce minutos para la medianoche cuando Taeyong fue despedido del restaurante donde había trabajado los últimos cinco meses.
Y despedido era una palabra decente. Lo habían echado como a un perro con peste.
Al parecer besarse con el hijo del dueño había sido motivo suficiente para ser casi arrojado en el andén de la calle principal.
O que aquel hombre canoso que quería a Taeyong como uno de sus hijos encontrara al par de muchachos comiéndose la boca, contra la pared de la salida trasera de su negocio, había sido el motivo principal por el cual Taeyong se encontraba sin trabajo.
Quizá si al hijo de su jefe no se le hubiese ocurrido la brillante idea de meter una mano en la parte delantera de su jean justo en el momento que aquella puerta de acero se abriera, quizá tendría su trabajo... O al menos tendría la oportunidad de regresar y poner su mejor cara de cordero.
Igual la advertencia había sido clara: A metros del bonito local. A metros de aquella calle. A metros de su familia. A metros de su hijo.
Lo que fue bastante injusto porque en esta situación Taeyong era el que menos tenía culpa en esta situación. Sin embargo, no podría regresar con aquel pobre argumento ya que aquel King Kong de hombre, podría dar más miedo que el patán de su hijo.
Por otra parte y la más grave: su trabajo. No tenía una maldita idea de cual escenario iba a elaborarle a su padre y por el momento lo único que podía hacer era pedirle ayuda a su hermana.
Taeyong podía ser persistente y algo caprichoso, pero no valía la pena perder sus bolas por un esclavizante trabajo de medio tiempo, ni por un caliente chico de cabello negro, piel bronceada, gruesos labios y fuertes brazos adornados con tatuajes.
No...
¿No?
Definitivamente, no. Aquel hombre de por sí, ya traía consigo un gran letrero de peligro.
Lo que nadie entendía era por qué al día siguiente de aquel fiasco, esa misma persona de la que el castaño tanto se quejaba, estaba ahora mismo prácticamente encima suyo hablándole sucio, arrancándole pesados suspiros y empapando de saliva su cuello y sus clavículas.
—Vas a venir esta noche a mi casa —afirmó el más alto contra la blanca piel del otro. —Papá no llegará hasta caídas las doce. Hay que terminar lo que nos han arruinado ¿Uhm?
Taeyong realmente había jurado que jamás lo volvería a ver fuera de la universidad. Con lo que no contaba era con su frágil resistencia al ver cuando después de treinta minutos de teclear una ubicación y un botón de enviar, aquel chico apareció en la puerta de su casa, con una ceja alzada y su sonrisa torcida. Aquel maldito aro de metal colgando de sus labios, mordido por sus dientes y totalmente consciente de aquella acción..
Maldito Kim Jongin.
—¿Q-quieres que tu papá me mate? —respondió afectado cuando empezó a sentir aquel par de gruesas y grandes manos colarse por su camisa y tocar su desnuda piel.
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SAUDADE || Jaeyong
FanfictionLee Taeyong; con veintiún años cargando consigo amargas experiencias y tortuosos arrepentimientos, no tiene mucho por lo que pelear en la vida. Su mayor anhelo es tener el poder para alejarse de todo lo que le hace daño. Jung Jaehyun; batallando una...