"Taeyong quería sonreír cálido. Algo que reconfortará a los pequeños por tener a un extraño en su casa, pero lo único que se curvó en su rostro fue una tímida sonrisa porque aquellos ojos oscuros no dejaban de escudriñar cada milímetro de él"
Sus manos sudaban y no podía dejar de pasarlas contra el material de su jean.
Yuta le dio algunas indicaciones para llegar y afortunadamente lo hizo sin terminar al otro extremo de la ciudad.
Lo que no sabía es por qué se sentía así de nervioso. No es la primera vez que cuidaba niños, ni mucho menos que trataba con gente mayor que él.
Quizá era el presagio que le traía un cielo gris. Con alguno que otro trueno cada diez o quince minutos, junto a la lluvia que por alguna razón no quería caer. Agradece haber tomado la decisión de usar sus lentes de contacto porque seguramente la tormenta que estaba a punto de caer lo terminaría por completo.
Y allí se encontraba de pie frente a la moderna y sofisticada fachada de aquella casa con el elegante antejardín separándolo de la puerta principal.
Estaba maravillado, sin duda era un barrio de familias muy acomodadas. A donde mirase solo hallaba casas con estructuras costosas de diversos materiales o autos deportivos y camionetas lujosas estacionados frente a ellas. Yuta se lo había dicho cuando ambos buscaron la dirección en el navegador y lo estaba comprobando en ese mismo instante.
De pronto ese detalle avivó más su nervios, pues el camino de grava que lo conducía al porche estaba a escasos metros, pero lucía y se sentía eterno con cada paso.
Como manía, su índice fue directo a la punta de su lóbulo izquierdo y al no encontrar rastro de ninguno de sus aretes, solo resopló y terminó acomodando el suéter de felpa negro dispuesto a subir los tres escalones.
Pospuso la acción de tocar el timbre y terminó asomándose por el gigante cristal que se alzaba en el frente. La persiana abierta dejaba ver un poco del amplio y tranquilo salón principal. No había nadie. Tomó una gran bocanada de aire y finalmente tocó el tablero digital, dejando que el sonido hiciera lo suyo dentro de la propiedad.
No pasaron mas de un par de segundos para escuchar una dulce y aguda voz y logró tranquilizarse. Rápidamente su confianza regresó.
Preparándose para recibir a la pequeña de los niños, colocó una tierna sonrisa en su rostro y escondió sus manos entrelazadas tras de él esperando a que la puerta se abriera.
La colosal madera crujió frente a él.
—Lee Taeyong.
Lo primero que su cerebro logró registrar con su mirada clavada a la altura de una pequeña de seis años, no era exactamente una niña.
Más bien, unos vaqueros desgastados adornados de un par de piernas largas. Torneadas y largas.
Taeyong subió la mirada haciendo un breve escaneo por la alta figura. Tragó duro, pasó por sus piernas, su abdomen y se detuvo en aquellos anchos hombros que escondían una camisa rosada de botones y una también desgastada chaqueta de jean claro.
Su mandíbula amenazó por abrirse y caer directo al asfalto.
—¿Lee Taeyong? —repitió una profunda y varonil voz que lo obligó a a reaccionar. Automáticamente hizo contacto visual con aquel hombre y la respuesta murió en su garganta.
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SAUDADE || Jaeyong
FanfictionLee Taeyong; con veintiún años cargando consigo amargas experiencias y tortuosos arrepentimientos, no tiene mucho por lo que pelear en la vida. Su mayor anhelo es tener el poder para alejarse de todo lo que le hace daño. Jung Jaehyun; batallando una...