Capítulo 2: Guarda el secreto

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—Es hora de irnos Hope— mamá me ayuda y aunque es doloroso caminar ya es más fácil. El tramo por aquellos pasillos es agobiante, mis piernas no dejan de temblar pero el alivio llega a mi al subir a la camioneta de mamá

—Lista—la escucho hablar y arranca la camioneta como si le urgiera salir de aquí. Después de alejarnos lo suficiente el semblante de mi madre se relaja y yo dejo que el viento golpee mi rostro y los rayos de sol calienten mi piel

—¿Te sientes bien? — su voz me regresa a la realidad y miento

—Sí—la veo dudar por un segundo, pero la entiendo, ni yo he podido creerlo. El transcurso es reconfortante hasta que llegamos y tengo que moverme, esta vez lo hago sola y la satisfacción me provoca sonreír

—Ve despacio —me ordena pero entró finalmente, sin embargo, la sonrisa se difumina de mi rostro al sentir diferente mi hogar y me giro para ver a mi madre

—Necesito que me aclares varias cosas, pero primero quiero saber , ¿por qué no me he puesto mal ni agitado como antes? —mi pregunta es directa y se sienta en el sofá esperando que yo también lo haga

—Cuando llegamos al hospital estabas prácticamente muerta, no sabes todo lo que pase Hope, caíste en coma el tercer día y a partir de ahí todos me decían que ya no lograrías despertar, tu enfermedad había dañado gran parte de tu cuerpo, querían que te desconectara—el nudo en mi garganta me deja sin aliento, el tiempo parece detenerse y cuando toma mis manos la veo de nuevo

—Los días fueron una tortura para mi, pero todo cambio cuando aquella tormenta nos azoto, fue tan irreal, la luz se fue por un instante en el hospital y cuando regreso tu dejaste de respirar, llore hasta que las lagrimas no salieron mas, me sentí destrozada bebé—

—Pero cuando aquel rayo hizo retumbar todos los vidrios del hospital me levanté del suelo, corrí de nuevo a la habitación y te vi, habías abierto los ojos de nuevo y los médicos no podían creerlo, nadie entendía qué fue lo que pasó, me dijeron que ya habían dado la hora de tu muerte hace siete minutos, yo era la única feliz en ese momento, pues todos estaban asustados, cuando volvimos a hablar ya habían pasado seis días y tu mejoría es extraordinaria, solo mírate

—Estoy feliz de estar aquí— siento como las lágrimas quieren escapar de mis ojos cuando lo que parece ser una sombra me hace dirigir mi vista a la cocina

—Es la abuela— intento ponerme de pie, pero mi madre me detiene

—Solo estamos tu y yo aquí— la confusión se hace presente en su rostro y suspiro

—No se realmente lo que sucedió, pero una persona me dejó volver— su rostro cambia de uno incrédulo a uno completamente asustado y un grito se me escapa cuando escuchamos un objeto estrellarse en la cocina

—¿Qué diablos fue eso? — se dirige de prisa a la cocina y yo me abrazo a mi misma al sentir esa sensación extraña recorrer mi cuerpo

—No puede ser Hope—me incorporó enseguida y antes de llegar con ella aparece y veo en sus manos lo que ha quedado de mi taza favorita

—Bien, ¿quién era esa persona que dices te dejo volver?—niego y regreso al sofá

—No lo sé, creo que tuve muchas pesadillas —quedó absorta en mis pensamientos después de aquello y me ayuda a llegar a mi habitación, me siento sobre la cama y después de discutir un rato finalmente me deja sola.

El cansancio se apodera de mí después de inspeccionar mi habitación y cerciorarme que todo se encuentra igual, me recuesto sobre mi cómoda cama y veo el techo más tiempo del que deseo, mis ojos comienzan a pesar y cuando siento que mi cuerpo se relaja por completo la sensación de que me observan me obliga a levantar, un escalofrío recorre mi cuerpo por completo y cierro la ventana, pero cuando veo mi reflejo en el espejo retrocedo hacia atrás, se soy yo, pero mis ojos están completamente negros y brillan en la oscuridad de la habitación. Prendo el foco y me quedo helada al ver aquellas palabras escritas en mi espejo

Mi Propio Demonio (+18) |Harry Styles|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora