.:Capítulo 4:.

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Al día siguiente el día transcurrió normal. Aunque mientras el menor estaba en la escuela su profesor habló con él entre recreos. Quería probar si tenía suerte, pero no sabía de la charla que tuvieron él y su padre el día anterior.
                     
Ya a la salida el pelirrojo se encontraba esperando a su padre. Cuando este llegó se acercó y antes de entrar el mayor salió del auto.

–Espera en el auto, yo vendré en un momento– El chico hizo lo que le ordenó y entró al auto a esperarlo.

El pelirrojo entró al establecimiento. Caminaba por los vacíos pasillos inundados en silencio, por mera curiosidad miraba cada salón de reojo, veía muchas decoraciones típicas de escuela.

Cuando llegó al salón del de menor altura escuchó una conversación algo fuerte decidió echar un vistazo algo curioso.

–¡Ya dejame!– decía el profesor del menor mientras un hombre de cabello azul y ojos del mismo tono lo agarraba de la cintura. –¡Sugino ya vete!–.

El menor cerró su mano haciéndola un puño para luego estrellarlo en el rostro del contrario. El pelirrojo abrió sus ojos un poco sorprendido, creía que el peliceleste era débil, pero al parecer no lo era.

El antes golpeado miró al chico muy molesto y lo agarró de ambas manos pegándolo a la pizarra del salón.

–No te hagas el fuerte ahora Nagisa. Sabes perfectamente que eres mío... Tú, tu cuerpo, todo de ti me pertenece. Es más ¿no te había dicho que no vuelvas a este estúpido establecimiento? Y que no usaras estas cosas... – tomó las gomas del cabello del menor y los deslizó lentamente por su cabello hasta que quedara totalmente suelto.

–¡Ya dejame! ¡No soy tuyo, ni de nadie! ¡terminé contigo hace un año y me sigues molestando!– Se quejó mientras intentaba volver a golpearlo o empujarlo.

–¿Que parte es la que no entiendes? Eres mío y de nadie más– en un ágil movimiento quitó el chaleco que llevaba el chico y deshizo los primeros tres botones del chico, cuanto este volvió a golpearlo –Y sigues sin entender... – levantó su mano con intención de devolverle el golpe. El menor cerró sus ojos esperando el impacto, ya que sabía que el otro tenía más fuerza que él, pero este nunca llegó.

–Al parecer esta situación no me incumbe, pero no me parece correcto que un hombre cualquiera venga a molestar a un docente en su horario de trabajo. Con esas simples palabras puedo arrestarte. Y como pareces ser el típico chico lindo, supongo que no querrás pudrirse en la cárcel, ¿no es así?– Al escuchar esa pícara voz abrió sus ojos encontrándose con el padre de su alumno pelirrojo agarrando la mano del peliazul con bastante fuerza.

–Ya veo, ahora tienes otro ¿verdad Nagisa?– dijo mientras miraba desafiante al mayor –Quién diría sigues siendo igual que antes... – El mayor dejó su sonrisa juguetona y apretó más fuerte el brazo en su mano doblándola lentamente.

–Deja de molestarlo y vete, ahora– ordenó al mismo tiempo que el otro hacia una mueca de dolor.

El chico se soltó del agarre del mayor e intentó golpearlo, pero este fue más ágil y rápido. 

–¡Está bien! ¡Ya me iré, pero sueltame monstruo!– El pelirrojo lo soltó y este salió del salón de un portazo.

–Miedoso... – dijo en un casi murmuro viendo como se iba.

–Gracias... – Escuchó la voz del peliceleste y lo miró para luego acercarse.

–¿Estás bien?– preguntó un tanto preocupado viendo al chico.

–Sí.. Ya estoy acostumbrado... – respondió mientras prendía los botones de su camisa y tomaba del suelo su chaleco. Al hacerlo suspiró –Lamento que haya tenido que presenciar eso... – Se disculpó con las mejillas algo rojas.

Hijo Suicida •Karmagisa•《Cancelada.》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora