Salía con una sonrisa de aquel establecimiento mientras que miraba los papeles con los resultados de su examen.
Estaba muy agradecido de que Karma haya hablado con su profesora y le haya explicado el porqué de su ausencia aquel día, además de que, gracias a él, pudo al fin terminar con aquello que lo atormentaba y ahora era un profesor completo.
"Tienes suerte de tener a ese hombre cómo tu amigo, Nagisa."
Vaya que la tenía, no iba a negar aquello.
"Debes cuidarlo bien."
Se aseguraría de no perder tan linda amistad, a pesar de que su verdadero mejor amigo a veces se pusiera celoso, nunca se atrevería a hacer algo que acabara con su amistad.
Debía volver a su casa, pero el albino ya se había ido porque tenía que resolver un pequeño imprevisto con su pareja, por lo que se disculpó con el peliceleste y lo dejó una vez que estuvo en su academia.
Ahora caminaba tranquilamente por las calles, disfrutando de la brisa que recorría las mismas, además de sentir el agradable y relajante aroma de la anterior lluvia que tuvo lugar hace un par de minutos.
Su mirada en un momento se posó en una cabellera color carmesí que ondeaba ligeramente varios pasos frente a él. Pudo reconocerla casi al instante además de la bufanda color verde azulado más abajo de ella.
Sin pensarlo dos veces corrió hasta aquella persona abrazándola de forma fuerte por la espalda. Este se sorprendió ante el acto contrario girando levemente su cabeza y distinguiendo un par de cabellos celestinos detrás de él. Una pequeña sonrisa se asomó en sus labios al darse cuenta de quién era y se giró completamente confirmando que era aquel pequeño peliceleste quien anteriormente lo había abrazado.
–Nagisa, ¿Por qué ese abrazo?– preguntó juguetón mirándolo con una sonrisa.
–Lo que hiciste por mi, en verdad no sabes cuánto te lo agradezco, Karma.– Al finalizar su agradecimiento se inclinó ligeramente frente al más alto para demostrarle su gratitud.
–No fue nada. Sólo me pareció un poco injusto que por mi culpa hayas perdido aquella oportunidad– el menor se enderezó –Por eso quise compensarlo y tuve la oportunidad de contactar con tu profesora y explicarle lo que había sucedido– explicó desviando la mirada con algo de culpa que intentaba ocultar.
–Karma, no fue tu culpa, bueno de ninguno de ustedes, ni de Kano, ni tuya– sonrió –Ya dije que solamente quería ayudarles porque son muy importantes para mi– esta vez ambos sonrieron –Ahora gracias a ti pude aprobar mi examen y seré un mejor profesor– habló mostrando los papeles que traía, el mayor los tomó y se sorprendió al ver lo difícil que resultó haber sido aquella prueba, inclusive había un par de cosas que ni él sabía, pero que el menor contestó con facilidad.
–Genial... – murmuró causando un suave sonrojo en el contrario –Me alegro por ti, Nagisa– una sonrisa por su parte hizo que su sonrojo aumentara aún más, haciendo reír levemente al causante de este –¿Quieres que vayamos a mi casa?– El peliceleste asintió rápidamente adelantando su paso para que el contrario no viera su sonrojo, el cual simplemente rió ante su actitud infantil.
Ambos caminaron hasta donde estaba estacionado el auto del pelirrojo, subieron y comenzaron su camino hacia la casa Akabane.
[°°°]
Pasados unos minutos ya se encontraban en la casa del mayor, este cerraba la puerta mientras que Nagisa le entregaba su abrigo a una de las tantas amables mucamas que habían en la casa.
Ambos se sentaron en los sillones mientras que comenzaban a hablar tranquilamente.
–¿Y Kano?– preguntó el peliceleste con un rostro neutro.
–Esta bien, por suerte– respondió –Aunque aún así me preocupa, no sé qué es lo que tiene en la cabeza... Bueno, sí, sé lo que tiene en la cabeza... Pero ya es algo frustrante no poder ser de ayuda para él.– sinceró apoyando sus codos en las rodillas y con sus manos tapaba su rostro en señal de frustración. Algo que cabe recalcar es que, tanto Karma como Nagisa, tienen mucha confianza el uno con el otro.
Nagisa, un tanto preocupado apoyó su mano sobre el hombro del mayor en clara señal de apoyo, lo hubiera abrazado, de no ser porque en su mente tenía la idea de que el mayor se enojará por tal hecho.
–No te sientas así, Karma... – dijo mientras apoyaba su cabeza sobre el hombro del mayor ya sin importarle tanto –Eres de mucha ayuda para él, piénsalo, de no ser por ti, él quizás ya no estaría respirando, ¿No lo crees?–.
El pelirrojo, luego de procesar lo anteriormente dicho, suspiró. Nagisa tenía razón. Fue de mucha ayuda para Kano en los últimos años, aunque ninguno de los dos se daba cuenta de ello.
–Supongo que tienes razón– se enderezó haciendo que el menor se separe de él.
Estaba a punto de volver a hablar, aunque pensó por un minuto lo que diría.
–Su madre... ¿ya lo sabe?– preguntó cuestionándose a si mismo si estuvo bien haber preguntado eso o no.
–No– respondió de forma inmediata –Ni tampoco pienso decirle– agregó manteniendo un rostro serio.
Para él, la madre del menor, no tenía ningún derecho sobre él, ni tampoco él debía decirle sobre aquello. Eso también lo sabía Nagisa, teniendo en cuenta que Karma era un hombre demasiado orgulloso.
–Ella es la culpable después de todo– volvió a hablar logrando captar de nueva cuenta la atención del peliceleste.
Decidió no responder a eso y simplemente esperar a que el tema cambiara o algo parecido. Con delicadeza recostó su cabeza sobre el hombro del contrario, este lo miró un tanto sorprendido, sin embargo, no quiso tomarle mucha importancia soltando un suspiro.
Un par de minutos más tarde, Kano se había sumado a su conversación, claro, manteniendo su mismo nivel de seriedad de siempre.
Aunque, había un hecho que le partía el corazón a ambos mayores, el cual era ver las blanquecinas vendas rodear los brazos del chico, dejando muy en claro lo que había intentado hacer. Ambos sufrían preguntándose cuántas cosas pasaban por la cabeza de Kano para haber llegado hasta tal punto de intentar acabar consigo mismo...
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Hijo Suicida •Karmagisa•《Cancelada.》
FanfictionNo querrás que tu padre sepa que tiene un hijo suicida. 《25/12/2017》 《21/05/2020. Cancelada. 》