.:Capítulo 17:.

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El pequeño peliblanco miraba impaciente las manecillas del reloj del salón, estas cada vez estaban más cerca de la hora del primer receso.

Mordió su labio cuando vió que solo faltaba un minuto.

Al fin, el timbre había sonado por casi todo el establecimiento, no faltó mucho para que todos sus compañeros comenzaran a pararse de sus lugares hablando entre ellos, para su sorpresa y suerte el pelirrojo se había quedado sentado en su lugar. Sonrió y se paró de inmediato de su asiento, siendo seguido como siempre por su mejor amigo.

Una vez estuvo frente al pelirrojo admiró un momento lo lindo que era físicamente, suspiró y volvió a sonreír, al parecer el contrario no se había dado cuenta de su presencia.

–¡Hola!– Lo saludó poniendo ambas manos a cada lado del banco en el que escribía el Akabane.

Ante el brusco movimiento que había hecho notó que sin querer había logrado que el chico haga una pequeña raya en su carpeta.

Este levantó su mirada encontrándose con los verdosos ojos de uno de los chicos nuevos, más precisamente el "extravagante".

Por otro lado, el peliblanco al ver aquellos ojos de distintos colores mirarlo fijamente se sintió algo intimidado, pero a la vez sintió millones de emociones mezclarse al mismo tiempo dentro de él.

¿Acaso ese chico no podía ser más hermoso?

Al menos eso pensó de él, aunque parecía alguien de carácter fuerte.

–Eh... ¡Hola! Yo eh... Soy Hiro– estiró su mano hacia el serio pelirrojo, se había puesto nervioso con que solo lo mirara, eso era algo que no solía pasarle casi nunca.

Kano duró un par de segundos viendo aquella blanquecina mano. Estiró la suya y la apartó lentamente, no quería verse grosero pero tampoco quería hablar con alguien, mucho menos ahora.

Simplemente se levantó de su asiento manteniendo su mirada seria, pasando en frente de ambos chicos y yéndose directo al amplio patio de la escuela.

—Eso salió peor de lo esperaba— habló por primera vez el pelinegro dirigiendo su mirada a su pequeño amigo. El cual se veía bastante confundido con la actitud del pelirrojo.

Por otro lado, Kano estaba sentado sobre uno de los altos árboles que recorrían su escuela. No le gustaba que le hablen, no se sentía lo suficientemente estable emocionalmente para hablar con alguien, no era bueno en eso. 

Suspiró, divisando cierta cabellera "rubia" acercarse al árbol. Frunció el ceño, no tenía ganas de lidiar con él ahora.

Vió como ese chico se acercó a él y subió al tronco en el que estaba sentado.

Estaba a punto de abrir su boca para decirle que se fuera, pero este lo interrumpió.

—Tranquilo, niño. No vengo a molestarte— bien, eso lo sorprendió, aún más el tono cansado que el mayor utilizó.

—¿Qué quieres entonces?— preguntó en tono apagado, casi el mismo de siempre.

—Así que sabes hablar— comentó de forma burlona, recibiendo una mirada de enojo por parte del menor —Sólo vine porque quiero, ¿hay algo malo con eso?— levantó sus hombros restándole importancia, no parecía tener malas intenciones, pero el simple hecho de que esté ahí sin molestarlo era impresionante.

—Considerando que eres la persona que me molesta desde que empecé la secundaria sí— respondió desviando su mirada hacia cualquier otra parte, al hacerlo a lo lejos notó como su profesor los miraba. Malas noticias.

Lo más probable es que le diría a su padre sobre su "nuevo amigo", Nagisa era muy predecible.

Suspiró bajando su cabeza y cerrando sus ojos, aquello llamó la atención del mayor, aquel chico que siempre molestaba se veía tan decaído, tan frágil... Hizo una mueca, ¿acaso estaba sintiendo pena por aquel niño rico que siempre molestaba? No, para nada. Entonces, ¿por qué estaba sentado junto a él, apartado del resto de los demás sin tocarle un solo cabello?

Un ligero gruñido escapó de sus labios bajando su cabeza, divisó a su "grupo de amigos" a lo lejos, pero no tenía ganas de estar con ellos.

Un par de minutos después sonó el timbre. El primero en bajarse fue el rubio, quien intentando "parecer humano", ayudó al chico a bajar, quien siquiera un "gracias" dijo por el gesto y simplemente lo vió alejarse hacia su salón.

Suspiró, ¿Tan difícil era querer ser bueno?

[°°°]

Las horas pasaron y las clases ya habían terminado.

Kano hace algunos minutos había recibido un llamado de su padre avisando que tenía mucho trabajo que hacer, por lo que no podría buscarlo. No tuvo de otra que irse solo, empezando a caminar en dirección a su casa, no quedaba tan cerca, pero no quería ir en ningún transporte, tampoco le importaba si algo le pasaba en el camino. 

Igual que en la mañana sintió como alguien caminaba detrás de él, sabiendo que era el intento de rubio que lo vivía molestando.

—¿Por qué te vas solo, niño?— escuchó su voz a la vez que sentía la presencia del mayor junto a él.

Ignorado.

El mayor hizo una clara mueca de enojo viendo al menor, no dejaría que su orgullo se fuera por un chico dos años menor que él.

Sin aguantar más su enojo, el cual acumuló de todo el día, tomó de su flequillo al menor pegándolo a una desconocida pared.

Iba a hablar hasta que sus ojos recorrieron completamente al menor.

Su asqueroso cabello que supuestamente era natural estaba hacia atrás debido a su agarre.

Su hermoso cabello suave e inusual.

Sus horribles ojos de distinto color abiertos hasta la mitad, tan vacíos y apagados.

Sus bellos ojos tan originales y auténticos.

Sus pálidos labios, tan fríos, sin color, sin vida.

Aquellos labios tan suaves y delicados a la vista.

Ya no quiso bajar más su mirada, había visto suficiente, soltó el agarre del menor suspirando. Borró todo pensamiento erróneo en su mente y pasó su mano por su propio cabello. 

—Te acompañaré a tu casa— dijo algo irritado, sin esperar respuesta empezó a caminar.

—Como quieras— respondió sin importancia, sabía que si le decía que no simplemente lo iba a ignorar, por lo que no tuvo de otra que aceptar.

Hijo Suicida •Karmagisa•《Cancelada.》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora