El mayor de los Akabane se encontraba muy desesperado. Se había pasado toda la noche tratando de encontrar a su hijo, todos los lugares posibles donde buscó no lo encontró. ¿Dónde estaría? ¿dónde habría pasado la noche? Miles de preguntas se adueñaron de su mente, todas sin respuesta alguna.
Por un momento pensó que su ex-esposa lo había encontrado y se lo había llevado. Quiso descartar esa idea. No quería perder a su mayor orgullo y felicidad.
Todos en la casa estaban igual de nerviosos que su jefe, ya que todos se preocupaban por el bienestar del menor.
El pelirrojo con cada hora que pasaba se incrementaba su miedo, nerviosismo y preocupación. Su hijo obviamente no contestaba sus llamadas. Cada llamada que recibía pensando que era él era alguno de sus empleados diciendo que no lo habían encontrado.
–Sigan buscando Asano. No pudo desvanecerse– Dijo para luego cortar y dejar el teléfono sobre la mesa. Llevó ambas manos hacia su cabeza tratando de pensar. ¿Dónde estaría su hijo?
"En el fondo de un río" Contestó una voz en lo profundo de su cabeza. Quiso olvidar esa idea, aunque le fue imposible.
–Señor... Descuide, pronto lo hallarán. Estoy segura– Decía la mayor tratando de calmarlo, ya que se veía demasiado nervioso.
–Es que... Conociendo a Kano.. Quién sabe si no se mató– Habló en tono bajo, ya que sabía que si lo decía en voz alta la mayor lo regañaría.
Se paró dispuesto a buscar nuevamente al chico, no se daría por vencido tan fácilmente. Cuando llegó a la puerta y la abrió sus ojos se abrieron de par en par.
–Kano– Exclamó a la vez que se agachaba un poco y abrazaba fuertemente a su hijo.
"¿Era tan fácil cómo abrir la puerta?" Se preguntó sin soltar al menor.
–Lo siento...– Se disculpó el menor cerrando sus ojos fuertemente. Estos últimos días había llorado más de la cuenta.
Lo que Karma no había notado es que el profesor del chico estaba parado, un poco alejado de ellos, pero viendo con una pequeña sonrisa su escena, en la cual el mayor no dejaba de hacerle preguntas al menor. Se sentía feliz y lo admitía, aunque en parte sentía tristeza. El pelirrojo mayor tenía lo que él no podrá, un hijo propio. Él al ser homosexual no podía tener hijos por cuenta propia y esto lo ponía un poco mal.
El mayor al notar la presencia del peliceleste frunció el ceño confundido, su hijo al notarlo le explicó que él lo había acompañado y cuidado.
–Kano, ve un momento con Hiroko.– Le dijo mientras se separaba, el menor asintió y caminó hacía la mucama, esta sintió una enorme alegría al verlo, al igual que todas las personas de la casa.
El mayor caminó hacia el peliceleste el cual se encontraba con la mirada perdida en alguna parte del patio delantero. Aunque al percatarse de que se acercaban a él se puso en alerta mirando hacia todas partes encontrándose con la mirada cobre del pelirrojo.
–Tranquilo, no voy a matarte– le dijo burlesco el pelirrojo.
–Lo siento– Dijo un tanto ruborizado de la vergüenza.
–Gracias por traer a Kano. En verdad gracias.– Agradeció mientras veía como dentro de la casa todos se fijaban si el menor estaba bien y lo abrazaban. Era muy querido.
–No es nada. No podía dejarlo solo. Aunque... Me costó convencerlo para que venga– admitió desviando la vista.
–Es entendible– soltó un suspiro –Todo es culpa de su madre y no me cansaré de repetirlo. Esa mujer simplemente le arruinó la vida– el peliceleste pudo ver el odio en los ojos del mayor al nombrarla.
Se preguntó ¿Qué tanto mal pudo haber hecho para que ambos la odien? Una pregunta que se quedaría sin respuesta. Por ahora. Aunque no podía decir nada, ya que él también la odiaba.
–Bueno creo que yo debería irme– dijo a la par que miraba a su alumno –Por cierto... – esta vez volteó a ver al mayor –Entiendo que esto es un poco, emm, difícil así que si él no quiere ir mañana o algo parecido no es obligación– Agregó tratando de expresarse lo mejor posible. Como había dicho sabía que el mayor querría hablar seguramente con él o algo así, sabía que la situación no era fácil de asimilar.
–Eh esta bien– respondió –De nuevo muchas gracias por haber cuidado de él. Te aseguro que si hubieras sido otra persona no te iba a acompañar.– Agradeció extrañando al peliceleste.
–¿A qué se refiere?–.
–Kano no es de dejarse llevar por las personas, como todo niño. Pero él es más desconfiado e inseguro, por eso no habla con nadie, solamente lo hace con las personas en las que confía. Te ganaste su total confianza.– Explicó mirando a su hijo y luego volteando a ver al profesor de este. Una sonrisa quizás juguetona pero sin quitar ese aire de agradecimiento se mantenía en el rostro del pelirrojo.
–oh... Ahora entiendo un poco más. Y me alegra haber ganado su confianza– Una sonrisa sincera se alzaba en el rostro del peliceleste a la par que cerraba los ojos.
"La de ambos" Pensó el pelirrojo mirando al chico.
–Bueno, hasta luego Señor Akabane. Dele un saludo de mi parte a Kano y dígale que siempre puede contar conmigo, bueno ambos.– Dijo el menor corrigiéndose un tanto nervioso, pero sin quitar su sonrisa –Adiós– hizo una pequeña reverencia para luego darse la vuelta e irse.
–Adiós– El pelirrojo lo miró hasta que desapareció de su vista. Notó que no solo el cabello del chico era como el de una mujer, sino también la forma de su cuerpo. Se preguntaba por qué se parecía tanto a una chica.
Decidió dejar de pensar en él y caminó hacia el interior de la casa nuevamente. Una vez allí vio como su hijo era acosado por las mujeres mayores, le daban abrazos, besos, como una abuela a su nieto.
Este al verlo dijo un mudo "ayúdame".
–Bueno, bueno. Déjenlo respirar.– Todas las mujeres se alejaron del menor al oír las órdenes de su jefe –Sigan con su trabajo– todas asistieron y fueron hacer sus respectivos trabajos –Kano ¿Cómo te sientes? ¿comiste algo? ¿No te pasó nada? ¿Te cuidaste?– Al final él era peor que todos los del personal de la casa.
–Bien, supongo. No. No. Sí... – Respondía cada pregunta que hacía el mayor, hasta las preguntas más tontas.
–Escúchame... No vuelvas a irte así ¿entiendes?. No sé qué haría si te pierdo, eres mi único hijo y por lo tanto no quiero perderte. Ella no va a llevarte a ninguna parte, no se lo permitiré.– Le dijo mientras lo miraba a los ojos. Pudo notar que no llevaba puesta su típica lentilla. Nunca le gustó que la llevara en un principio, ya que le gustaba mucho los ojos del menor. Aunque siempre pensaba que su ex-esposa lo había engañado y por eso el menor tenía los ojos así.
–No lo volveré hacer... Lo siento papá... – El de ojos heterocromados agachó la cabeza evitando ver a su padre. Sentía que lo había decepcionado, algo que lo destrozó aún más de lo que ya estaba.
–Otra cosa. Levanta la cabeza, nunca más la agaches– Le dijo a la par que le levantaba la cabeza y le revolvía el cabello.
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Hijo Suicida •Karmagisa•《Cancelada.》
FanfictionNo querrás que tu padre sepa que tiene un hijo suicida. 《25/12/2017》 《21/05/2020. Cancelada. 》