*Capítulo 11*

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Natsu estaba enfurecido, caliente y de un humor asesino. Lamentablemente los jodidos bastardos se largaban lejos de él y no tenían las pelotas como para hacerle frente. Así que se marchó sólo para golpear a su amigo. Uno no podía matar a un amigo, pero seguro que podría darle un golpe al maldito que lo había metido en este lío en primer lugar, pensó, cuando el Jeep hizo de golpe una parada dentro del Complejo la Casta Felina directamente al lado de Gajell Rexfox.

Abrió de golpe la puerta, salió del vehículo y plantó su puño en la cara del otro hombre primero.

La furia se extendió por su cuerpo mientras ignoraba a las Castas Felinas en aumento. Déjales tratar de interferir, pensó mientras les gruñía en advertencia, enseñando los colmillos curvos en el lado de su boca. Por Dios, él les haría frente también. Gajell aterrizó de espaldas, sacudió su cabeza entonces perforó a Natsu con una mirada larga y fría.

−Este era gratis −dijo él tranquilamente mientras se ponía en pie−. No cometas el error de darme otro. Natsu levantó su labio en un gruñido salvaje antes de golpearlo otra vez.

−¡Maldito seas, Natsu! −Gajell sólo apenas permaneció en pie.

−Tú, sucio y jodido bastardo −gruñó Natsu furiosamente−. Recuérdame que nunca, nunca acepte otro trabajo que pongas en mi camino. No necesito tus líos de mierda; bastante tengo con los míos. Yo estaba verdaderamente bien donde estaba. ¿Qué te hizo pensar que necesitaba estas gilipolleces?

Su miembro rabiaba. El olor del calor de Lucy se cerró en su cerebro y él no podía evitarlo.

−Sí, estabas verdaderamente contento −resopló Gajell, mirándolo cautelosamente mientras las Castas se apretaban alrededor de ellos−. ¿Qué diversión había en ello, Natsu, jugando al gorila en un pozo de escoria?


Natsu gruñó otra vez cuando Jellal caminó más cerca, casi lo bastante para captar el perfume de la excitación pulsante de Lucy y oler aquel olor suave e intrigante de miel y especias.

El otro hombre lo secundó, una sonrisa divertda curvó sus labios mientras los ojos de ámbar lo miraban sin disimulo. Jodidos gatos, pensó furiosamente.

−Mira, Natsu, tenemos una cabaña lista para ti y todas las explicaciones que necesitas. −Gajell luchaba obviamente con su diversión a pesar de su cara dolorida-. Regresa al jeep, te conduciremos allá arriba y hablaremos de todo lo que quieras.

−¿Piensas que estoy de humor para una jodida conversación? −gruñó Natsu−. Indícame la maldita cabaña y entonces, joder, sal de mi camino.

La erección en sus pantalones lo estaba matando, y el gemido bajo de Lucy a sus espaldas en el Jeep era como una punzada de lujuria que se cerraba de golpe en sus tripas.

Los ojos de Natsu se estrecharon otra vez.

−Mierda. ¿La besaste otra vez, verdad? Maldición, esto sólo lo hace peor −refunfuñó él−. ¿Natsu, no lo has entendido aún?

-Indícame la cabaña, lobo de mierda sarnoso-gruñó Natsu, el sonido sin invitación y gutural de su propia voz era espantoso-. Y entonces, infiernos, sal de mi camino. Gajell suspiró con frustración.

−Encima de la colina. Segunda cabaña bajo la línea de los árboles.

Natsu echó un vistazo el camino pavimentado de grava que se dirigía a la montaña antes de girarse e ir al Jeep.

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⏰ Última actualización: Jan 04, 2019 ⏰

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