Capítulo 20

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***Narra Patricia***

Nos metimos en el baño para intentar arreglarnos un poco. Yo me quité la camiseta para meterla bajo el grifo y lavarla con un poco de jabón e intentar adecentarla un poco. A continuación la puse bajo el secador de manos y espere un poco a que se secara. Cuando me pare un momento a pensar me di ceunta del enorme ridículo que había hecho en la sala de cine. Las lágrimas empezaron a asomarse por los bordes de mis ojos. Rezaba porque nadie entrara y me pillara sin camiseta, bastante la había liado ya. ¿Cómo pude dejar que los celos pudieran conmigo? Porque así era. Me quemaba las entrañas pensar que alguna chica lo tocara, lo besara,... el solo segundo de pensar que sucediera aquello se me ponía la piel de gallina y me corrompía la rabia y la ira.

"Pat, ¿estas bien?¿Necesitas que te busquemos otra camiseta?" me preguntó Andrea debido a mi no buen estado de ánimo.

"No, lo único que necesito es que me dejeis un momento sola, de verdad lo necesito, por favor" dije con un pequeño hilo de voz mientras notaba como se me secaba la garganta. Cuando me dí cuenta mi rostro ya estaba cubierto por pequeñas gotas saladas, agarré un trozo de papel y me las sequé enseguida avergonzada aún sabiendo que ya me habían visto llorar.

"Vale moco pero si necesitas algo solo tienes que pegar un grito, estaremos fuera esperando ¿vale?" me dijo para después darme un beso en la mejilla y salir de los servicios y por fin pude volver a respirar. Aparté la camiseta que ya estaba casi seca y la deje junto al lavabo. Cargué todo mi peso sobre los brazos y me apoyé en la encimera del lavabo. Me quedé un buen rato mirandome al espejo, repujnandome a mi misma. No paraba de repetir una y otra vez <estúpida> en mi cabeza. La ira se apoderó de mi totalmente, cerré la mano en un fuerte puño y golpeé el cristal causandome un gran dolor en todo el contorno de mi muñeca. Algunos pedazos de cristales cayeron esparciendose por el suelo y por gran parte de la encimera del baño. La sangre comenzó a brotar de la herida, que no era muy profunda. El blanco y limpio lavabo se tiñó de un color rojo vivo. Me cubrí la herida con mi otra mano y presioné para evitar que saliera más sangre. Mis ojos estallaron en lágrimas debido a la presión que sentía en ese preciso momento. Retrocedí golpeando la espalda contra la fría pared y me deslicé por ella hasta chocar el culo con el suelo. El dolor es insoportable, pero supongo que no me importa. Me aferré a mis piernas rodeandome con mis brazos y me deshaogué. Lloré desconsoladamente en la soledad. Si hay algo que no me gustaba era que la gente me viera llorar.

***Narra Jose***

Patricia, Andrea y Ana desaparecieron por el pasillo que conducía a los baños dejandonos solos a mi y a Rebeca.

"¿Por qué has tenido que tirarle el refresco?" pregunté exasperado mientras alzaba las manos en el aire debido a la frustración.

"¡¿Cómo?! ¿Pero tu has visto lo que me han hecho?" me preguntó absolutamente sorprendida y señalándome su pelo que seguramente si lo tocara estaría pegajoso. Estaba indignada.

"Tú te lo has buscado. Si no le hubieras tirado el refresco a Patricia por encima sus amigas no habrían reaccionado así" le dije intentando aclarar las cosas. No me iba a poner de su parte si eso es lo que estaba esperando y pensando.

"Pero, ¿por qué las defiendes? Sólo son un grupo de mocosas inmaduras" chilló de una manera que me retumbaba los oídos y provocaba que toda la gente se girará a mirarnos confusos. No me importó lo más mínimo.

"Aquí la que más inmadura ha sido tirándole el refresco has sido tu, ¿no crees? No deberías haber entrado al trapo, podías haberlo dejado pasar y comportarte como una verdadera adulta" dije sin pelos en la lengua.

"Oh Dios, esto me sobrepasa, si prefieres defenderlas y darles la razón a ellas antes que a mi, no es lógico seguir con esta relación" me dijo apartando los ojos, como si estuviera dandome un ultimatun. Por educación no quise reir. No quería echar más leña al fuego o si no me explotaría en la cara. Debía solucionar todo. Lo de Rebeca y lo de Patricia.

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