Capítulo 31

67 4 1
                                    

Siento la sangre a punto de bullir. Estoy cabreada. ¿Con él? Puede ser. ¿Conmigo? Seguro. Yo le he dado carta blanca. Le dado el empujón para hacer lo que quiera. Debería pensar antes de actuar y hablar. Pero es que sé que tenía que acabar con lo que sea esto. Pero al parecer el corazón quiere lo que quiere. Los ojos de José se encuentran con los míos, pero rápidamente pasan a los de mi acompañante y a su agarre sobre mi cintura. Yo escruto al igual que él con la mirada a su acompañante para después pasar al agarre de sus manos. Dios, me cabrea muchísimo. Pienso si alguna vez me ha cogido la mano a mi, pero ningún recuerdo viene a mi mente. ¡Estoy furiosa! ¿Cómo puede una persona cambiar mi estado de ánimo en un segundo? Hace un momento estaba perfectamente, bueno, un poco angustiada, pero no estaba cabreada y acongojada. Agarro la mano de Juan y se la coloco junto a su cadera. Primero me mira extrañado con la mirada pero no dice nada. José y Marta caminan por el centro de la pista de baile, a unos diez metros de donde estamos nosotros, y se juntan con otros dos profesores de educación infantil. Cada segundo que pasa se me enciende aún mas la sangre. Soy como una bomba apunto de estallar. La música retumba mis oídos haciendo que me lata fuertemente el corazón. Lo noto por todo mi cuerpo. En las yemas de mis dedos. En mi cabeza. En los dedos de los pies. Es incontrolable. Ahora todo me cuadra. Por eso cuando vino Marta a comprar las entradas vino con todo ese entusiasmo que me extraño tanto. Rebosaba felicidad por todos los poros.


"¿Te pasa algo?" pregunta a gritos Juan sobre mi oído haciendo que de un respingo. Yo volteo la mirada hacia Juan, pero enseguida la vuelvo a José. Ni siquiera me había dado cuenta de que llevaba todo este rato mirándolo, pero el esta muy entretenido con su nueva novia como para darse cuenta. Por un momento lo veo que nos mira  de re filón y esboza una sonrisa que no le llega a los ojos. ¡Será cabrón! Se está divirtiendo con esto. Lo fulmino con mi peor mirada deseando que las miradas matasen. "¿Patricia?" dice Juan apretándome con la mano mi cintura. Me giro bruscamente para mirar a Juan, pero me contengo de ponerme a maldecir en voz alta. Él no tiene la culpa de nada. Digo con una sonrisa que apenas parece convincente. Juan niega repetidas veces y se acerca a mi cara. Todos mis instintos se ponen en alerta, pero no hace ningún amago de besarme. "Créeme, no merece la pena" dice Juan. Es muy fácil decirlo.


"Bueno, bueno, bueno" empieza a decir con el micrófono un hombre subido en el escenario. La música cesa y yo se lo agradezco al Dj. "Caballeros, es hora de agarrar de la cintura a la dama que más cerca tengáis porque vamos a arrancar con una lenta" comunica. Me giro para mirar a Juan y veo que esta sonriendo como un tonto, pero aún así me hace sonreír a mi también. Se separa de mi y se inclina haciendo una reverencia totalmente exagerada. Yo me echo a reír y por primera vez en esta noche me olvido de todo y empiezo a pasármelo bien. Me tiende su mano y yo la acepto gustosamente. Voy a echarle las manos al cuello para ponernos en posición pero entonces me agarra de la cintura y me eleva. Comienzo a gritar y se que todo el mundo nos está escuchando ya que todavía no han puesto la música. Me pongo roja como un tomate y empiezo a mover los pies para que me baje.


"¡Juan bájame!" digo entre risas, pero no me hace caso. Sigue y sigue dándome vueltas sin parar. Me siento en tal punto que empiezo a marearme. "Juan por favor, me estoy mareando" digo jadeando pero de repente para en seco. Oh, muchas gracias. Me baja lentamente y me giro para ver si alguien nos mira. Pero la gente esta buscándose una pareja para bailar. José en cambio no me quita ojo. Me ruborizo. No quiero ponerle celoso pero no puedo evitar una pequeña sensación de triunfo dentro de mi.


"Allá vamos" dice el Dj y entonces empieza a sonar la música. Juan va a agarrarme pero yo doy un paso hacia atrás. Está sonando nuestra canción. Mi cancíon. Mi canción favorita. La canción que José me enseño. Por un momento pienso que no es la canción y que solo es ora que se parece en el principio, pero la perfecta voz de Edwin McCain empieza a sonar por todo el salón. Busco a Jose con la mirada pero no lo encuentro. No hay señales ni de él ni de Marta. ¿Dónde se han metido? Hace un momento estaban hablando y bailando con otros profesores y ahora han desaparecido. Se me eriza la piel solo de pensar en que estarán haciendo y dónde. Me quito un peso de encima cuando los veo junto al escenario hablando con Delgado. Juan me agarra de la cintura y me empuja para que me gire. Me agarra las manos y me las coloca alrededor de su cuello. Me acerca más a él y bailamos abrazados mientras suena I'll Be. Si estuviera bailando con José esta canción sería perfecto. Conforme vamos bailando vamos dando vueltas. José esta exactamente en la misma postura con Marta. Cierro los ojos por la frustración. No quiero ver eso. Por mucho que me cueste reconocerlo me duele, y mucho. Mientras bailamos al son de la música veo que José le agarra el pelo a Marta y se lo coloca detrás de la oreja. Ella le manosea una y otra vez el pecho a José y él como no esta encantado. La está provocando solo para fastidiarme. Paro de bailar. No tengo fuerzas ni ganas. Es Juan el que me lleva. Yo me dejo caer en sus brazos. Me siento mal. Noto las lágrimas en el borde de los ojos. Sé que dentro de poco romperé a llorar. Juan nota mi angustia y se separa de mi. Se queda observándome  y creo que sabe lo que me ocurre. De repente se me ocurre una idea descabellada. Agarro a Juan del brazo y lo arrastro hasta la barra. Cojo el primer vaso que encuentro y rebusco por mi bolso la petaca de Juan. Primero echo un poco de ponche, pero muy poco. Abro la petaca y vierto todo lo que cabe en el vaso. Se que me he pasado pero me da igual. Ni siquiera se lo que he echado de la petaca. Vuelvo a guardar la petaca en el bolso y doy un largo trago. Juan esta a mi lado mirándome, sorprendido. Se aparta a un lado cuando hago un amago de escupir, pero antes trago todo lo que llevo en la boca. La garganta me arde, me pica, pero aún así sigo bebiendo. Esto no es ponche con alcohol. Es alcohol con ponche. Sigo bebiendo hasta que me siento bastante envalentonada. Dejo el vaso sobre la barra, ya vacío, y aprovecho que empiezan a poner canciones más movidas para bailar con Juan. Quiero vengarme. Agarro a Juan, que me mira con la boca abierta, y lo llevo al centro de la pista. Nos colocamos escasamente a tres metros de José y Marta. Casi tropiezo con los tacones pero Juan me agarra de la cintura para evitar que bese el suelo. Doy la espalda a José apoyándola sobre el pecho de Juan. Empiezo a moverme sin vergüenza de arriba a abajo. Agarro las manos de Juan y las pongo sobre mi cadera. Sigo moviéndome y entonces me giro para ver a José. Me está mirando. Me está mirando sin ni siquiera parpadear. Está quieto. Observándome. Marta baila sola. No se da cuenta de que la atención de José esta en otra persona que no es ella. Juan empieza a seguirme el juego y empieza a recorrerme con sus manos mi cuerpo. Si no fuera porque es el no me dejaría. Pero como estoy enfadada y un poco ebria, me dejo. Me agarra la mano y me hace dar una vuelta haciendo que quede muy cerca de él. Empieza a acercar su cara a la mía y veo que se moja los labios. Oh no, se lo que significa eso. Va a besarme. Con la poca sensatez que me queda lo aparto cuando sus labios rozan los míos un instante. Me mira sorprendido, como si fuera la primera vez que alguien le rechaza. Y no me extrañaría que se sintiera así. Me giro descaradamente y en la mirada de José veo que no se ha perdido ningún detalle. Me empiezo a marear. Su cara, que ahora veo un pelin borrosa, es un poema. Marta se pone delante, obstruyendo nuestro campo de visión. Veo que se acerca a Jose. Demasiado diría yo. Pero veo que el sigue mirándome. Mi boca se abre como una gran O, cuando veo que Marta captura con sus labios los de Jose. Pasan un par de segundos, que para mi son eternidades, y José se separa bruscamente con cara de incredulidad. Los ojos de Jose vuelan hacia mi. Me falta el aire. Ve como estoy. Sabe como me siento. Niega con la cabeza. Mi pecho sube y baja de la ira que corroe todo mi cuerpo. Estoy furiosísima. Necesito golpear algo. Y la cara de José me vendría de perlas. Necesito aire.

Plato ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora