Capitulo 26

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"Estoy enamorado de ti" esas cuatro palabras me entraron directamente en el alma. Dios. ¿Ahora qué hago? ¿Lo mato? ¿Me lo como a besos?

"Jose no puedes decirme que estás enamorado de mí, y luego irte. No puedes, enserio no puedes" todavía no descartaba la posibilidad de que esto fuera un sueño. Me sudaban las manos y me temblaba todo el cuerpo. Estoy soñando.

"Precisamente por eso te estoy diciendo esto" me dijo dando un paso hacia tras. Yo lo hice a la inversa. Le agarré del dobladillo de la camiseta y comencé a tirar, atrayéndolo hacia mi. "Si no soy tu profesor, no habrá ningún obstáculo en que mantengamos una rela"

"¡No!" Dije incrédula interrumpiéndolo "¡No, claro que no!" Chille provocándole una gran confusión debido a mi arrebato. "Si crees que vas a dejar tu trabajo por mí, estás muy equivocado. No puedo dejar que lo hagas Jose, no me lo podría perdonar nunca"

"Tu no tendrías la culpa Patri, hago lo que es mejor para todos" dije en un intento de no hacerme sentir culpable. Pero yo no soy idiota y se que si deja este trabajo tendrá muchos problemas.

"No lo que es mejor para todos no, estas haciendo lo mejor para mi, y no me da la puta gana" dije molesta cruzándome de brazos.

"Eres tan cabezota y testaruda" dijo con una tierna sonrisa acariciándome la cara. Yo se la agarre y de la amolde a mi mejilla que encajaban a la perfección.

"Sí, pero estás enamorado de esta cabezota" dije con dulzura dándole en los labios y sonoro y dulce beso. "Por favor, ahora dime que no vas a dejar el trabajo" dije, pero el agacho la cabeza todavía inseguro. Con la mano se la levanté haciendo que me mirará directamente a los ojos. "Por favor Jose, dímelo" le inste.

"Patricia, los dos sabemos que si sigo en este trabajo no podremos mantener ninguna relación" dijo escrutando la cara.

"Sí, sí podremos, nos las apañaremos" le dije masajeándole los abdominales. "Yo quiero verte cada mañana al despertarme. En el desayuno, en la comida y en la cena, en cada clase de Educación Física. Necesito verte todos los días. Despertarme sabiendo que vas estar ahí. Eso es lo que quiero. ¿Acaso no lo quieres tu?" Le pregunte instando a que terminara de sincerarse conmigo.

"Yo quiero todo lo que tenga que ver contigo" dijo agarrándome por las caderas y elevándome haciendo que rodee con las piernas esa cinturilla que tanto me gusta de el. Empezó a darme besos por el cuello haciéndome cosquillas. Yo me revolvía pero eso solo hacia que me hiciera más y que me agarrara más fuerte. "Cuanto me gustaría hacerte mía ahora mismo" me dijo apretándome el culo. Yo me reí a carcajadas.

"Todavía no me has dicho que te vas a quedar aquí. Y necesito que lo digas" dije queriendo escucharlo decir que no me va a abandonar. Me abrazo muy fuertemente como si no quisiera dejarme ir. Hundió la cabeza sobre mi pelo e inspirado profundamente.

"No me voy a ningún lado" dijo en mi cuello. Entonces le agarre con las manos ambos lados de la cara y lo besé. Lo besé como si fuera la última vez. "Venga, ahora será mejor que bajes a comer, no me gustaría hacértelo aquí en mitad del pasillo" dijo haciendo que en mi boca se formará una pequeña "o".

"Me temo que voy a tener que comprarme abundantes ibuprofenos" dije provocando que se riera. Me gusto verle reír. Rara vez lo veo y hace que en mi estómago revoloteen un millón de mariposas.

"Si quieres yo te llevo a la farmacia" me dijo con sorna.

"O que considerado" dije riendo. "Esta tarde, cuando vuelva te tendré una sorpresa preparada" el enarque de las cejas de Jose me hizo reír. "Me las he apañado para que esta noche Andrea duerma en la habitación de Ana y María" a Jose se le dibujó una sonrisa burlona en la cara haciéndome sonreír a mi también.

"Oh creo que entonces deberíamos descansar" dijo bajando me de encima suyo.

Me dio un beso de despedida y desapareció por el pasillo. Me dirigí hacia el hall y donde vi el teléfono y me acorde de que tenia una llamada. Dios. Me acerque y cogí el teléfono poniéndome el auricular en el odio, pero lo único que se oía era un continuo pitido. Suspire y lo volví a colgar. Por lo menos mereció la pena la ausencia de la llamada. Baje las escaleras hacia la cafetería y al entrar como de costumbre me choque con alguien. Para mi mala suerte era Juan. No pude evitar mirarlo con desprecio, ya que se que parte de lo ocurrido esta mañana tenia que ver con que Jose se fuera.

"Patricia, ¿podemos hablar un momento?" Me pregunto agarrándome suavemente de mi antebrazo. Me zafe con la misma suavidad con la que me había tomado el y negué con la cabeza. Me adentre a la cafetería. Divise a María y decidí comer con ella.

"Hombre Patricia, dichosos los ojos. Esta mañana no te has dejado ver" me dijo dándome pequeños codazos en el hombre.

"Lo se, no me encontraba muy bien, me dolía la cabeza" mentí, de nuevo.

"Ya ya, ya se como me quieres decir" me dijo rodando los ojos. "También te visto muy receptiva con el señor Parker" oh dios, que más puede pasar hoy.

"¿A-a que te refieres?" Dije tartamudeando. "¿Cómo te has enterado? ¿Quién te lo contado?" Pregunte ya cansada. No podía tener ni un minuto de tranquilidad.

"Tu, ahora mismo. Tu tartamudeo te ha delatado" dijo riendo. Yo avergonzada no sabia que decir. "Pat, no te preocupes, sabes como soy y no se lo voy a decir a nadie. Sólo os recomiendo que no tengáis tantas pruebas de afecto por el colegio. No es por nada, pero a lo mejor, algún profesor de mosquea, pero vamos que no estoy muy segura" dijo con ironía. No pude evitar reír. Pensé un momento en la gravedad de la situación. Esta vez fue Maria la que nos vio. Pero podía haber sido la señora Montgomery o el señor Fields. Sólo de pensarlo se me pone el pelo como escarpia.

"Bueno, cambiando de tema, ¿estas nerviosa por lo del piercing?" Pregunto curiosa.

"No, no es algo por lo que ponerte nerviosa" dije obviando.

"Jajajaja tienes razón" dijo María, pero no alcance a escucharla ya que un barullo de personas empezaron a chillar.

"Pelea, pelea" grito una chica de cuarto.

"Es el profesor Parker" grito otro chico haciendo que me levantara y corriera en esa dirección. Estaban fuera de la cafetería y un círculo de personas los rodeaban. Me hice paso entre la gente, pero aun así el campo de visión no era muy bueno. Había tanta gente moviéndose por la excitación que uno no se dio cuenta y me golpeo en la espalda haciendo que cayera y me golpeara en la cabeza. Dios otra vez no. Porque siempre me tiene que pasar a mi estas cosas. Caí en el suelo y entonces un círculo empezó a rodearme a mi. Gire la cabeza en dirección a la pelea, y pude ver a Jose sangrando por la nariz. Se dejaba pegar, no hacia nada para defenderse. Lentamente, mis ojos comenzaron a cerrarse sin poder evitarlo. Antes de hacerlo mi respiración se paró al ver quien pegaba a Jose. La oscuridad me cejo haciendo que cayera en un profundo y doloroso sueño...

CONTINUARA.............

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