Capítulo 30

136 6 1
                                    

***Narra Jose***

Me apoyo un momento junto a la puerta e intento calmarme. Expulso todo el aire que se me había quedado en los pulmones. Estoy furioso. Furioso con Patricia. Furioso por esta situación. Furioso conmigo mismo. Me siento fatigado. Es como si durante esta ultima hora me la haya pasado corriendo. No puedo contenerme y doy un fuerte golpe con el puño a la pared. El dolor que siento en la mano es incomparable con el dolor que siento interiormente. Me muevo de donde estoy por si alguien ha oído el percance y me alejo de la puerta de la habitación de mi alumna. Camino hacia mi habitación con la sangre hirviendo sumido en mis pensamientos. Dios, como desearía que me doliera la mano para no tener que pensar en toda esta mierda. Joder. Los dos sabíamos que esto era arriesgado. Sabíamos que había un 99,99% de posibilidades de que saliera mal, pero jamás pense que nos iríamos a rendir. Ella no es la única que se arriesgaba. Yo también. Esta situación me está afectando bastante. Estoy llegando a un límite que ya apenas puedo controlar. No voy a ir detrás de ella. No otra vez. Me estoy cansando de hacerlo. Cansado de ser su perrito faldero. Voy a aprovechar, que no la voy a ver en mis clases, para poner distancia entre los dos. Cuando voy a doblar la esquina que da al pasillo de las habitaciones de los profesores choco sin darme cuenta con alguien.

Levanto la cabeza y la veo. Ni siquiera sé su nombre. Es una compañera y soy lo bastante listo como para saber que va por mi a saco. Mis pensamientos siguen en Patricia y eso me cabrea. No quiero pensar en ella. No se lo merece. Pero no puedo evitarlo y la pienso.

"¡Hola Jose!" su voz chillona me saca de mi ensoñamiento y hace que me piten los oídos. Me pone muy nervioso que haga eso.

"Hola, Patr..." ¡joder! Pero, ¿por qué me tiene que pasar esto a mi? ¿No me la puedo sacar de la cabeza ni dos minutos?

"Marta, me llamo Marta" dice con un fingido tono de modestia.

"Eso, Marta" digo con mi mejor sonrisa pero acaba convirtiéndose en una fea mueca. Los siguientes segundos se resumen en un silencio sepulcral que es interrumpido por el sonido de la campana. Doy un brinco del susto y miro a mi compañera que sigue sin decir nada. Los siguientes segundos siguen en silencio. ¿Hola? ¿Vas a decir algo o te vas a quedar mirándome ahí parada? Al final cansado "eh bueno, me tengo que ir. Tengo una clase que preparar" una clase en la que no va a estar Patricia. ¡JODER! Como sigue sin decir nada me muevo para ir poder llegar a mi habitación pero Marta se mueve hacia la derecha impidiéndome el paso. Yo la miro con ojos curiosos y ella baja la mirada a sus dedos que los mueve una y otra vez como si estuviera nerviosa. Oh por favor. Ahora no tengo tiempo para esto. No estoy de humor para nada. Y lo peor que podía hacer ahora era pararme para hablar. Suelto un suspiro exasperado y contengo todas las ganas que tengo de decirle que estorba.

"Eh yo, eh me preguntaba, eh..." arranca ahora con nerviosismo pero se para. ¡No! ¡No te pares ahora! "Me preguntaba si te gustaría acompañarme al baile de otoño la semana que viene..." dice sin ni siquiera mirarme a la cara, lo cual agradezco. Suelta todo el aire como si lo hubiera estado reteniendo y a mi por una fracción de segundo me dan ganas de echarme a reír, pero cuando se voltea para mirarme me doy cuenta de que en su cara no hay rastro de broma. Esto va enserio. Pf, genial. enserio genial. El día no puede ir peor. Como digo esto sin que suene borde.

"Verás Marta, yo..." ahora soy yo al que no le salen las palabras de golpe. "A mi no me importaría ir al baile contigo pero es que no tengo ninguna gana de fiestas ni baile ni ese royo" digo con toda mi buena intención. Con el cabreo que llevo encima estoy orgulloso de lo suave que estoy siendo.

"Pero para los profesores es obligatorio asistir al evento" dice con tono de culpabilidad. Genial. ¿De verdad me está pasando todo esto a mi? Yo he tenido que hacer algo en otra vida...

Plato ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora