4. No tenía suficiente

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Aprovechando la opción de buffet se propusieron probar el mayor número de pizzas posibles, comenzaron a pedir una tras otra y en poco rato tuvimos la mesa llena de comida, demasiada incluso. Ya más calmados comenzamos todos a comer.

- Entonces... Yaeji, ¿verdad? —dijo Taehyung, asentí— Yaeji, ¿has decidido ya a qué club apuntarte?
- ‎No creo que me apunte a ninguno, no voy sobrada de tiempo. —sonreí.
- ‎Se lo dije el primer día. —añadió Jin— Que yo estaba en cocina y que Yoongi estaba en música y baloncesto.
- ‎¿Y el baile no te interesa? —dijo Hoseok, tragué saliva al encontrarme con sus ojos— Jimin, Taehyung y yo estamos en ese, y quizá Jungkook también se une.
- ‎Me apunté esta mañana, estoy dentro. —dijo Jungkook mientras cogía un trozo de pizza.
- ‎¿Ves? Somos muchos, ¿qué dices?
- ‎Os lo agradezco pero... —parecían suplicar con sus ojos— Tendría que ver los horarios, para ver si puedo hacer tiempo. —sonreí.
- ‎Ya lo habéis escuchado. —dijo Taehyung— Todos a averiguar horarios.
- ‎Parece que ganáseis algo por que entre a vuestro club. —Namjoon parecía encontrar divertida la conversación— ¿Vais a apostar? —se miraron unos a otros y Taehyung puso un billete sobre la mesa.
- ‎Va a acabar en el club de baile.
- ‎Voy con él. —dijo Jimin uniéndose a la apuesta.
- ‎Pues yo quiero que venga conmigo a cocina, así que. —Jin se sumó a aquel sinsentido.
- ‎Yo digo que entrará a un club en el que no estemos ninguno. —dijo Jungkook entre risas.
- ‎Yo creo que no entrará a ninguno. —dijo Yoongi tirando un billete con desgana.
- ‎Hoseok. —dijo Namjoon— ¿Te apuntas?
- ‎No, ya sabes lo que pasó en la tienda, este mes voy algo justo. —sonrió— Y no, ya os dije a todos que no. —se rió, el poco hambre que tenía desapareció.
- ‎Bueno, pues ya no se aceptan más apuestas. —dijo Namjoon recogiendo el dinero de la mesa— Cuando cierren las inscripciones, se ha acabado.
- ‎Mira Yaeji, en el club de baile somos los más entretenidos. —comenzó a hablar Taehyung.
- ‎Si te gusta perder el tiempo, por supuesto. —se metió Jin— En cocina aprendes cosas que van a servirte toda la vida.

Comenzaron una pequeña discusión sobre qué era mejor y entre bromas y risas las horas volaron. Estuve toda la tarde apagada al haber escuchado a Hoseok y aunque todos seguían entretenidos, me despedí y fui camino a casa. Iba a hacerlo otra vez, iba a hacerle difícil la vida a otra persona, a alguien como él.
Llena de pensamientos negativos llegué a casa. Tiré el uniforme a la lavadora y me dejé caer sobre la cama, saqué el móvil y miré el mapa una vez más.

- Maldita sea. —dejé salir, harta de mis propios pensamientos— Necesitas el dinero, ya queda poco.

Convenciéndome a mí misma de que era capaz de hacerlo otra vez más llegó la noche. Tenía el estómago tan cerrado que fui incapaz de cenar nada. Me vestí, con aquella ropa negra que había visto lo peor de mí. Con la mochila lista miré la hora, ya eran las tres de la madrugada. Incapaz de mirarme al espejo escondí mi pelo bajo el pequeño gorro y salí de casa.
Llegué frente a la tienda y paré por un instante, estaba demasiado nerviosa, eso no era bueno. Cogí aire y con la máscara puesta, entré. Tiré la mochila contra el chico que bostezaba en caja y levanté la pistola, bajo su largo pelo negro se asomaban sus ojos asustados.

- ¡Oye, tú!

Una voz desde dentro de la tienda me sorprendió. Di la vuelta y maldije al mundo por dentro, de toda la gente que existía tenía que encontrarme con alguien que conocía. Apuntando la pistola en su dirección, contra mi propia voluntad, cogí la mochila dando un tirón y salí de allí corriendo.

- ¡Vuelve aquí! —escuché gritar a Yoongi que corría a mis espaldas, apreté la pistola con la mano pero solo aceleré el ritmo, queriendo que me perdiese de vista.

El silencio se hizo mientras corría pero cuando ya me deshacía de mi ropa en el pequeño callejón entre casas, escuché cómo entraba corriendo. Apreté la ropa dentro de la mochila y con la máscara y el gorro todavía puestos corrí en dirección opuesta a la suya.

- ¡Maldita sea! —noté cómo cogía mi mochila, moví los hombros queriendo dejarla caer, prefería perderla antes que ser encontrada— ¡Ven aquí capullo! —cogió mi brazo y me hizo caer al suelo, perdí el gorro y el golpe en la espalda me hizo faltar el aire— Me das asco. —me quitó la pistola de la mano con una patada y se puso sobre mí, con las rodillas a los costados y aunque intenté protegerme la cara con las manos, noté su puñetazo a través de la máscara, el sabor a sangre en la boca, las lágrimas en los ojos— Llamé a la policía mientras te seguía, te vas a pudrir en la cárcel. —apreté la máscara contra mi cara cuando intentó quitármela, forcejeé queriendo irme de allí, llena de culpa y de miedo, otro puñetazo me hizo perder fuerza en las manos y arrancó la máscara con agresividad. Me apartó las manos de la cara lleno de rabia— ¿Yaeji...?. —dijo soltándome, rompí a llorar, sin saber qué debía hacer. Se apartó de mí, di la vuelta escondiendo la cara. Escuché las sirenas de la policía y noté cómo Yoongi tiraba de mi brazo para levantarme, me puso la mochila con todo dentro contra el pecho— Corre.
- ‎¿Eh?
- ‎¿Acaso quieres que te encuentren? —comenzó a correr tirando de mi brazo— Corre antes de que me arrepienta.

Corrimos entre calles pequeñas hasta llegar frente a una casa grande que se imponía en medio del resto. Sin soltar mi brazo sacó las llaves y me hizo entrar de un empujón. Cerró la puerta apoyándose sobre esta, dejando al otro lado el ruido de la ciudad.

- ¿Qué cojones estabas haciendo? —dijo recobrando el aire. Apreté la mochila entre los brazos— Te he sacado de allí, mínimo responde. —se apartó de la puerta y me quitó la mochila, me quedé quieta, sin saber qué hacer— ¿Por qué haces todo esto? —miró dentro de la mochila y la dejó caer al suelo habiendo sacado la pistola— Encima esto es de verdad. —dejó salir el aire.
- Necesitaba el dinero... —tragué saliva.
- Pues se lo pides a alguien, no puedes ir robando a gente. —se sentó en el sofá dándome la espalda y dejando la pistola sobre la mesa de café— Mirabas raro a Hobi porque fuiste tú, ¿verdad?
- Lo siento... Se lo devolveré...
- No, no vale la pena que nadie más se entere de que haces esto. —su espalda se tensó— No quiero que vuelvas a acercarte a nosotros.
- Yoongi... —me dolía el pecho, eran las primeras personas con las que hablaba tras todo lo que había pasado.
- ¿He hablado claro? Te dejaré dormir hoy aquí y cuando despierte no quiero que estés.
- Puedo explicarlo...
- Ya he visto cómo mientes, no me interesa lo que tengas que decir. —se levantó del sofá y tiró la mochila hacia una puerta que había al otro lado del salón— Duerme allí. Hasta nunca Yaeji.

Subió las escaleras y me vi sola en una casa desconocida, habiendo perdido lo poco de amistad que había tenido en tan largo tiempo. Recogí la mochila del suelo y abrazada a esta me senté en el sofá, me dolía el cuerpo, sentía la cara hinchada por los golpes y como siempre, supe que solo servía para estar sola.
Pasé la noche quieta en esa posición hasta que vi salir el sol, dejando la pistola donde estaba me fui. Caminé hasta llegar a casa y caí de rodillas al entrar, estaba deshecha por dentro. Saqué las cosas de la mochila, sabía que estaba mal, pero... Conté el dinero, no era suficiente. No iba a poder pagar ese mes. Apreté los billetes con rabia, dejando salir un grito roto. Los había perdido y aún así no tenía suficiente.

Liar (BTS) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora