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Cinco días después. ⬇

Café-bar/China– Hong Kong/3:45 pm.

—¡Hey Wang! ¿Cómo haz estado?—preguntó el pelirosa.

—No lo sé viejo, me hace falta algo de trabajo duro sabes—dijo el rubio.

—¿Quieres tener problemas con traficantes? Al menos no cuando yo todavía estoy inválido,—dijo—No habrá acción si yo no estoy ahí. ¿Tu familia?

—No tener problemas, acabar con ellos—afirmó—Nam, sabes que sólo tengo un hermano—dijo, mientras bebía—Y eres tú, idiota.

—Me halagas, Wang—,dijo—Y por el bien de tu hermano, por ahora no te metas en esas cosas. Sigue rondeando por ahí—sugirió y bebió.

—Si ese estúpido no te hubiera dejado así—bufó.—Nam, me tengo que ir a rondear por ahí—dijo en medio de risa.—Nos vemos en casa, ¿Si?—habló y salió del lugar, viendo por último un gesto por parte del pelirosa, pues acento con su cabeza.

El rubio se dirigió hacia su auto, entró en él, lo encendió y empezó a hacer la rutina que le tocaría hacer mientras su compañero no estaba disponible, pues las condiciones se lo prohibían. Sintió una vibración en su teléfono y era un alguien de la estación de policía.

—Wang, tengo malas noticias.

—¿Qué pasó?—preguntó e hizo un gesto de molestia detrás de la pantalla.

—Resulta que al quedar Namjoon inválido no valió de nada.

—¿Qué me estás queriendo decir, Seok?

—Jinyoung fue liberado esta mañana, no encontraron cargos contra él.

—¡Me cago en la puta!—exclamó y colgó, estacionándose tratando de pensar lo dicho.

Salió del auto y sacó un cigarrillo, lo encendió y empezó a fumar,—Esto no puede ser verdad, tanta corrupción, a la mierda—susurró. Al cabo de cinco minutos, decidió llamar a Namjoon para decirle sobre eso, pues no tenían secretos ya sea en el trabajo o fuera de él. El rubio sostenía su móvil frente a su oreja mientras escuchaba el pi, indicando que Namjoon no contestaba. Paró el sonido.—Nam, ¿Hola?—habló el rubio, pues siempre era el pelirosa quien hablabla primero.—Hola, rubio homosexual. Te voy a dejar un sorpresita, bebé—Y el contrario colgó. Jackson no quería creer que ese pelinegro estaba en su casa con Namjoon, no. Contactó a otros policías, avisando lo ocurrido y se fue directamente hacia el bar, pues fue la última vez que vio al pelirosa. No estaba ahí, le quedaba que Namjoon ya había llegado a casa y el maldito estuviera allí.
Jackson susurró una grosería mientras conducía directo al apartamento. Llegó a él, abrió la puerta de una sola patada, apuntando con el arma a Jinyoung. No pudo creer el cuerpo que vió en el suelo, Jackson al ver ese cabello rosa pegado de sudor y tirado en el piso se le formó un fuerte nudo en su corazón como en la garganta. Por detrás llegaron dos oficiales más que él había pedido como ayuda.

—Tú. ¡Maldito imbécil! ¡¿Por qué?!—gritó Jackson apuntando en la cabeza del contrario con el arma.

—Wang, no lo haga. Tranquilo—decían ambos policías—Lo necesitamos vivo.

Jackson no dudaba en dispararle y acabar con él de una buena vez,—¡Ese idiota mató a mi compañero, ¿No les basta?!—el rubio estaba hundido en ira, sintiendo un poco de todo, pero no eran cosas buenas, se imaginaba hacerle de todo a ese idiota que asesinó a su único y mejor amigo. En parte lo que los dos policías le decían para calmarlo era cierto, así que optó por bajar el arma y caerse sobre el cuerpo de su mejor amigo. Le tocaba el rostro, sin poder creerlo aún. Apenas se fueron los oficiales con Jinyoung, Jackson derramó lágrimas hasta más no poder,—Nam,Nam,Nam—repetía una y otra vez ahora con las pocas lágrimas que tenía, pues sus ojos ya no tenían para más. Sintió llegar a la ambulancia y observó cómo se llevaban en cuerpo de su amigo, su hermano, el único que lo había aceptado como era. Cayó sentado hacia la columna de pared en frente de su puerta, con los ojos abiertos, queriendo que todo esto no fuera real. Ahora entendió en qué se refería el pelinegro con: Yo también te veré pronto, Jackson.

Remember me? [JAESON].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora