- He extrañado esto... - susurró Jackson. Se bajó los pantalones. El bóxer terminaría por romperse. Y también se lo bajó. Se quitó la chaqueta de cuero. A Mark se le formó una sonrisa en los labios al verlo puesto de pie, y con una enorme erección entre sus piernas. – no te rías... - le dijo. Y Mark miró su pene de nuevo. Moría por tocárselo. Por acariciárselo y sentir como eyaculaba junto a él.
- Ven... - le dijo. La voz ronca de Mark solo hizo que las cosas empeoraran. O mejor dicho, mejoraran. Se tumbó sobre él, aunque sin aplastarlo. Lo abrió de piernas suavemente mientras bajaba sus boxers. Observó su pene. Y sin pensárselo dos veces bajó para lamérselo completamente. Su lengua se movía rápidamente sobre él.
Mark le apretó la cabeza, no sabía de que sujetarse en ese momento. Y él se introdujo más. Paseando su lengua tan a gusto. Saboreando el jugo de su propio cuerpo. Su delicioso elixir. Paseó su húmeda lengua por toda su extencion. Y no podía asegurarse en que estado estaba Mark ahora. Subió la mirada. Él colocó la cabeza hacia atrás, mordiéndose los labios. – más, más por favor...- Te daré algo mejor. – le dijo él. Y era momento de llenarlo con su durísima erección. Abierto de piernas, lo colocó en su entrada, quería gozar un par de segundos al ver su rostro cuando sentía su polla tan cerca. Subió la mirada. – te he extrañado tanto, te lo juro. – le dijo. Mark susurró un 'yo también' casi inaudible. Y eso fue suficiente para él. Suficiente y hasta podía sobrar. Metió su duro pene en él. Rebosándolo de placer. Bombeándolo de puro deseo. Mark contrajo las caderas para luego subirlas, haciendo que Jackson se adentrara más en él y con más intensidad. Una pequeña fricción hizo que el pene de Jackson saliera de nuevo, Mark respiró... sin embargo, él lo cogió fuerte del culo de nuevo y se metió con fuerza. Las entrañas de Mark lo abrazaron con dureza. – joder... que bueno es esto, Dios... es... es delicioso... - gimió él. Y salió y volvió a entrar. Con fuerza. Con toda su fuerza. Quería demostrarle cuanto lo había extrañado durante ese año. Quería darle en una noche todo lo que no le había dado en varias.
Saciándolo. Mark gimió una vez más. Y más y más. Y se contrajo. Dándoselo todo. Todo de él. Ese delicioso jugo que a él tanto le gustaba. Ese que provenía de su masculinidad, cuando ambos... habían alcanzado el cielo.
***
- Ayúdame a salir de aquí... - Mark le dio un beso en el torso desnudo, mientras él le acariciaba el cabello. Bajó su mirada. Mark encontró sus labios, se inclinó para besárselos una vez más.
- ¿Quieres irte conmigo? – le preguntó Jackson. Mark hizo círculos con sus dedos en el remarcado pecho de él, mientras la piel de este se erizaba por completo. Asintió. - ¿qué tanto te ha hecho tu padre para que quieras irte conmigo? – dijo bromeando y soltó una risa.
- Tú no lo conoces.
- Y no me iré de aquí sin antes conocerlo.
Mark empalideció de un momento para otro.
- ¿Qué? – se levantó ligeramente. Jack no parecía arrepentirse en cuanto a sus palabras, todo lo que acababa de decir era cierto. – estás loco...
- ¿Por qué? – le preguntó él. Le acomodó un mechón de cabello. Uno que había caído hacia delante. Sus dedos pudieron tocarlo.
- Tú no sabes de lo que sería capaz. - Mark atrapó su mano y la hizo refugiarse entre su mentón, su cuello y su pecho.
- Él no sabe de lo que yo sería capaz.
- Jackson... - Mark se puso de pie, y logró encontrar la cazadora de Jack en el suelo, la colocó sobre sus hombros y buscó sus boxers entre las sábanas para ponérselos también. Se percató de la mirada de Jackson apuntando su masculinidad. Un pequeño palpitar lo invadió por dentro, haciéndolo estremecer.
Entonces Jackson también se puso de pie y buscó su ropa entre el desorden que los dos habían generado. Y Mark observó. Observó por varios segundos como es que él se colocaba la ropa por sí mismo, incluyendo el bóxer de licra. Y deseó tanto ser él quién lo hiciera. Y Jackson no era ningún tonto, por supuesto que no, también lo había notado, y al hacerlo... Mark se dio media vuelta.
- ¿Te molesta? – lo jaló del brazo. El frágil cuerpo de Mark quedó unido al suyo en cuanto lo volteó fugazmente. Incluso sus labios chocaron ligeramente. – no puedo creer que actúes como si nunca me hubieras visto así. – le dijo completamente fresco. Mark enrojeció de un momento a otro. - acabamos de...
- Nunca dejarás de ser tan ordinario. – le dijo incomodo.
- Y tú nunca dejarás de avergonzarte por todo.
- Vale, ¿y qué? ¿debo mirarte fijamente cada vez que te cambias? – le preguntó. Había pasado un año y a pesar de que acababan de estar juntos de nuevo... aún no se sentía completamente cómoda.
- No, por que sé que te encantaría hacerme el favor.
- Serás creído...
- Dime que no. - Mark se quedó callado. ¿Y quién coño en el mundo los podía entender? Hacían el amor y a los pocos segundos estaban peleando. Vaya... era tan propio de ellos. – ¿ves?
- Idiota.
- Sínico.
- ¿Sínico?
- ¿Por qué me tratas como si no me conocieras? – le preguntó él. Lo cogió del brazo fuertemente y acercó su boca a la de él, buscando poco a poco su aliento. Mark se quedó sin respiración. ¿Por qué Jackson era tan imbécil y a la vez tan irresistible con él? ¿por qué?
Entonces Jackson entendió que sí... se habían vuelto a ver, se habían dicho lo que sentían el uno al otro, pero las cosas parecían a ver retrocedido. Quizá Mark necesitaba un tiempo más para acostumbrarse a él de nuevo. Un tiempo más para que las cosas esta vez si fueran como antes. Básicamente no era lo mismo y Jackson lo notaba. Necesitaba seducirlo de nuevo y así por fin...recuperar su confianza.
La puerta de la habitación de Mark se escuchó resonar de pronto. Los dos se sobresaltaron.
- ¿Mark? – preguntaron tras ella. – ¡la limusina acaba de llegar!
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