Mark abrió la puerta de su habitación. No tenía fuerzas para nada absolutamente. No quería saber nada sobre nada ni nadie. Solo quería descansar de haber llorado tanto. Quería parar. Ya no quería más... siempre era lo mismo. Se sentó sobre la misma cama en donde había hecho el amor con Jackson muchísimas veces... donde lo había abrazado y le había dicho "te amo" en medio de un juego de besos. Lo recuerda... lo recuerda besándole todo el cuerpo, acariciándolo o simplemente despertándolo por la noche para hacerle el amor. Lo recuerda diciendo tonterías sin sentido, o siendo pícaro con él, tal vez hablándole claro y contándole cuanto le ponía cada vez que lo veía. Tal vez cabreado. Pero él es así. Ese es su carácter. Solo podía ser cariñoso con Mark, con nadie más podía lograr ese tipo de afecto. Lo recordó mordiéndole el cuello, abrazándolo mientras lloraba, riendo... con esa preciosa sonrisa contagiosa que se te adhería al cuerpo cuando la mirabas... que te electrizaba, que te hacía derretir frente a él. Y no puede evitar llorar... recordando las últimas palabras de Jackson...
- No va a regresar. - le dijo sin poder mirarlo directamente a los ojos. - me ha pedido de favor que te lo diga Mark. - tragó saliva. - ha hecho un trato con tu padre, le ha prometido que se alejará de ti un tiempo mientras tú vuelves a Los Ángeles con Raymond. - lo miró llorar, sin saber que decirle. - lo siento mucho... –
Lo odiaba. Lo odiaba por siempre querer hacer lo mejor para él. Por siempre tratar de protegerlo y ayudarlo cuando las cosas ya no tenían arreglo. ¿Acaso lo iba a dejar de nuevo? ¿Otra vez? ¿Una vez más? ¿Por qué? ¿Por qué lo hacía? ¿Por qué no pensaba en él, en lo destruido que estaba, en lo mucho que había llorado? ¿Por qué siempre tenía que ser Jackson y sus malditas decisiones?... Se sentó sobre el borde de la cama. Las lágrimas caían lentamente sobre sus mejillas, ¿Cuánto tiempo llevaba llorando? Ya hasta había perdido la cuenta. Una vez más había tenido que dejarlo por hacer las cosas bien. Un tiempo más. Una vez más... pero ya no estaba seguro de si podría soportarlo.
...
La puerta de su habitación se abrió de repente. - ¿Dónde están tus maletas? - preguntó él. Él y una sonrisa que adornaba su rostro. - nos mudamos hoy, gatito. - Mark abrió los ojos. Reaccionó, limpiándose las lágrimas rápidamente.
- Joder, te odio, te odio, te odio... - corrió y se colgó del cuello de Jackson, entrelazando sus piernas tras su espalda. Este lo abrazó con fuerza, escuchándolo llorar con fuerza escondido entre su cuello.
- Mala broma, ¿cierto? - le preguntó, colocando sus manos bajo los muslos de su novio. - quería ver si confiabas en mí.-
- Tú y YuG van a pagarme todo esto, te lo juro. - Mark le golpeó un brazo. - te odio. –
- Yo más, mi amor... - sonrió. Sonrieron. Mark también, en una mezcla de lágrimas y risas. - no quiero que desconfíes de mí, te prometí que volvería... - sintió las pequeñas manos de Mark abrazarlo con todas las debilitadas fuerzas de su cuerpo.
- Así que... - se separó un poco. No dejaba de llorar, su voz se escuchaba graciosa. - ¿nos mudamos hoy? - le sonrió.
- Sí. - le afirmó Jackson, se inclinó para morderle suavemente el cuello, haciéndolo reír. - pero antes... le he prometido a alguien que te llevaría a su casa. - se miraron a los ojos. Nada era más importante que estar juntos en ese momento. Lo abrazó de nuevo, besándole el cuello, la boca, las mejillas. - quiero que te reconcilies con tu padre... - Un beso más. Un beso delicioso, que cubrió todas las expectativas de Jackson y lo dejó deseoso de más. De tumbarlo... de hacerle el amor...como casi siempre...volvieron a besarse. Un beso como el que ellos dos solían darse. Típico de ellos y de lo mucho que se amaban.
- Iré. - le prometió. - pero por favor, no vuelvas a dejarme... - Jackson le acomodó el pelo tras la oreja. Lo miró deseoso. Lo miró tierno. Por fin sentía que las cosas habían acabado, que los problemas habían llegado a su fin... se perdió en sus ojos. Vaya, que hermoso es Mark.
- Nunca más. - un beso... el último. - te lo prometo.
Fin.