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Todo parecía un sueño.

-¿Vas a decirme que rayos pasa? –preguntó Carol al otro lado de la línea aparentemente molesta.

-Es... es un poco privado, Carol.

-Voy a tu casa entonces

-¿Qué? ¡No! –me apresuré a decir aguantando la risa y observando a Gabriell que jugaba con Ally haciéndola bailar.

-¿Por qué no? ¿Qué escondes princesa?

-Nada... -mentí- luego te cuento...

-¡Ahora!

­-¡Mia!, ¡Mia! –gritó Gabriell imitando a tía Evaneesce- ¡La cena!

-Uhm... Lo siento, me llaman, ¡Adiós!

Miré a Gabriell luego de cortar y ambos explotamos en risa, de seguro todo el vecindario nos había oído.

-¿Desde cuándo hablas como mujer? –pregunté aun riendo.

-Desde que tengo que salvarte de Roberts

Estábamos sentados en la acera desde la mañana, la noche anterior la pasamos hablando por mensajes y apenas desperté me llamó para que nos viéramos de nuevo.

-Si quieres puedes ir con Carol...

-Ni de broma Gabriell –puse los ojos en blanco- me obligará a contarle todo, y cuando digo todo, es todo.

-Muy bien...

-Oye –dije tomándole la manga de la chaqueta- quiero estar aquí, contigo.

No dijo nada, sólo me miró a los ojos y acercó su rostro al mío.

-¿Quién no querría?

-¡Arrogante! –grité alejándolo.

No quería separarme de él, me sentía muy insegura y era horrible. Pensaba que si lo dejaba ir, todo lo que había sucedido, todas las palabras y acciones hermosas desaparecerían, pero cerré los ojos y me calmé, él siguió su camino y yo el mío, entramos a nuestras casas y me sentía completamente ridícula con esa sonrisa estúpida en el rostro que no se borraba por ningún motivo.

Apenas entré tomé mi bolso y salí de inmediato, no estaba en ánimos de responder a los interrogatorios de tía Evaneesce, así que decidí ir a mi cafetería favorita para deshacerme de algunos pensamientos innecesarios.

El letrero de Bookicoffee parecía mucho más brillante y reluciente que de costumbre e invitándome a entrar, pero antes de hacerlo una fuerza misteriosa me dijo que mirara por el vidrio antes. Gracias al cielo que lo hice.

-Oh por dios –susurré tapando mi boca con ambas manos y retrocediendo torpemente.

No podía creer lo que veía. Mi primo Joe estaba besándose con Carol justo frente a mis ojos.

Ahora todo tenía sentido y prácticamente entendía el odio de Lily hacia Joseph, tenía sentimientos mezclados en mi mente, miedo a que Joe lastimara a Carol, asombro por haberlos visto en pleno beso, enfado porque ninguno de los dos se había dignado a decirme que se gustaban y pena por Lily, mucha pena, porque debe ser terrible que te dejen por otra chica así de fácil.

-¿Hola?

-¿Joseph dónde estás? Necesito que vengas a casa ahora.

-Lo siento fantasma pero estoy haciendo un informe de historia para la escuela con Alex y también está Cameron, llegaré de noche –mintió al otro lado de la línea sin vergüenza- y por cierto, Cameron está enamorado de ti, pero no te preocupes porque no dejaré que te ponga ni una mano encima, es un patán y prefiero a Close.

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