Capitulo 33

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La forma en que entre a su habitación hizo que se levantara de golpe, se encontraba en su tocador peinándose.

— Quiero que me digas ¿Por qué lo hiciste?
— Tienes que ser más específica Olivia. — Me miró
— Sabes de lo que estoy hablando Zoé.

Puso los ojos en blanco.

— No entiendo por qué eres así conmigo.
— ¿aún te lo preguntas?
— Dímelo
— ¿Por qué las cosas buenas te tienen que pasar a ti? Te casas con alguien rico ¿Y a mí que me queda?
— Por Dios Zoé sabes por qué lo hice y como se dieron las cosas. Pero eres una mal agradecida. — le grité
— debí ser yo.
— Lamentó decirte que no lo fuiste supéralo.
— Siempre te has creído más que yo, me lo has hecho saber. Siempre siendo la favorita de papá.
— ¿la favorita? A ti no te mandaron lejos a vivir, no tuviste que estar lejos en tus cumpleaños no al menos que tú no quisieras, estabas aquí alado de él en cada momento ¿y dices que soy yo la favorita? Estás loca.
— Tú no tuviste que escuchar lo maravillosa que es tu hermana mayor. — se le quebró la voz — Quieres ser la protagonista de todo y no dejas que yo sobresalga.
— Hay discúlpame si herí tus sentimientos por eso Zoé. Jamás he deseado nada mal para ti.
— Eso lo dices de la boca para afuera cuando sabes que es mentira.
— Maldita sea Zoé no seas tan dramática y malcriada.
— Ves siempre andas menospreciándome

Mi padre entró a la habitación con Suzanne de seguro habían escuchado los gritos.

— ¿Qué está pasando aquí? — Exigió saber mi padre.
— Díselo Zoé lo que has hecho.

Me miró con odio.

— ¿Tienes que ser la buena todo el tiempo?
— ¿De qué hablan? — pregunto Suzanne.
— Tu hija aquí presente se enteró del acuerdo entre Nicholas y yo y se lo dijo a Camila Scott ayer nos lo dijo en medio de una fiesta lo escucharon varias personas.

Mi padre como Suzanne la miraron para saber si era verdad lo que estaba diciendo, ella agachó la cabeza.

— ¿Es eso verdad Zoé?
— No, bueno si, pero ella me obligó hacerlo, papá siempre creyéndose más que yo.
— ¿Por qué hija?
— ¿por qué siempre Olivia? Siempre ha sido ella no es verdad que más da lo que yo haga.
— Eso no es verdad a las dos las quiero.
— Por Dios papá deja de fingir. — le grito a mi padre.
— No lo hago.
— Deberíamos calmarnos. — Suzanne soltó — los sirvientes nos escucharán
— Me importa una mierda si escuchan o no
— Zoé ese lenguaje. — La regaño Suzanne.

Zoé se acercó a mí.

— Siempre tienes que ser tú ya me harté Olivia.
— No te victimices Zoé.
— No me estoy victimizando, yo también merezco ser feliz.
— Eso nadie lo discute, pero no puedes ser feliz destruyéndome
— No lo hago, todo cae sobre su propio peso debí ser yo la que se casará con Nicholas. Yo me merezco todo lo que tú desprecias.
— No lo despreció
— Eso que te lo crea otra
— Tú no sabes nada.
— Camila se lo merece más
— No puedo creer que pienses así.
— Ella si me ayudará con Ezra.
— Estás diciendo muchas incoherencias.
— Merezco alguien rico
— No si actúas así.
— Solo eres una puta que se vendió.

No pude evitarlo y le di una cachetada.

— Te odio, ojalá nunca hubieras regresado aquí.
— ¡Basta ya! — gritó mi padre
— Tu papá has tenido la culpa de todo esto, solo tú eres el culpable, te odio. — le gritó Zoé y se le acercó reprochándole las cosas.
— Es suficiente Zoé. — La regaño Suzanne
— A ti ni te importa padre, cuando supiste de qué estaba en quiebra buscaste a otro.

La cara de mi padre se descompuso, se llevó una mano a su pecho, Suzanne lo agarro antes que cayera al suelo.

— ¿Qué has hecho? — La empuje.

Corrí a mi padre para ver que le pasaba.

— Llamen a la ambulancia. Rápido.

Zoé con manos temblorosas, marcó el teléfono.

— Padre tranquilo todo estará bien.
— Ol.... — me miró a los ojos. Intentando decir algo
— Tranquilo no hables.

Abrió la boca para decir algo, pero no pudo porque sus ojos se cerraron.

El doctor dijo que no se podía hacer nada, era demasiado tarde cuando llegó al hospital, con un asentimiento de cabeza acepte la noticia, no hubo lágrimas, llegó Nicholas con preocupación al hospital cuando me vio me abrazó.

Me hice cargos de los preparativos de todo, aunque Nicholas insistió en hacerlo, pero no podía dejar que él siempre se hiciera cargo de todo aparte era mi padre.
Muchos de sus socios llegaron al funeral, nos dieron el pésame, Zoé no dejaba de llorar al igual que Suzanne, no hable con ellas en ningún momento para ser honesta no tenía nada que decirles, no me acerqué a su ataúd, solo para dar unas palabras breves de agradecimiento para todos los que estaban presentes.

Me dormí sin esperar a Nicholas, me levante de repente incorporándome lo que hizo que Nicholas igual se levantara, mi corazón latía fuerte, estaba sobresaltada, lo mire con lágrimas en los ojos.

— Él no pudo morir. — empecé a negar con la cabeza desesperadamente — Él solo no.

Un mar de lágrimas salían de mis ojos con un sollozo incontrolable. Nicholas me abrazo sin decirme nada solo consolándome con su abrazo.

— Él realmente ya no está — Dije cómo pude, abrace fuerte a Nicholas.

Lo peor de una perdida es que duele, tal vez no al momento qué pasa, pero después que te das cuenta de que realmente esa persona ya no está, que no la volverás a ver, no al menos en esta vida, duele porque es una pérdida, una vida que se fue. Lo que es desagradable es que no podemos controlar el dolor, siempre llegará cuando menos lo imaginas, lo mejor que podemos hacer es sentirlo, y dejarlo ir cuando sea el momento, a mi padre a pesar de todo lo quería, y duele, duele demasiado saber que no está más, es como si tuviera un cuchillo atravesado en mi pecho y cada vez que recuerdo duele aún más es algo insoportable porque el dolor cuando piensas que ya no está, regresa y regresa peor de cuando se fue, y sé que así será. Lamento no haber pasado demasiado tiempo con él, cuando podía, pero lamentablemente somos humanos, mi rencor hacia él me dejó llevar y no decirle que lo quería cuando podía, siempre nos damos cuenta tarde de las cosas cuando ya no hay vuelta atrás, tienen razón cuando dicen que todo se debe decir en vida. Yo cometí el error de no decirle a mi padre que lo quería ahora ya no sirve de nada es lo que más me carcome.
Pero no sirve de nada que me lamenté, es demasiado tarde. Muy tarde.


Mujer Comprada [EN CORRECCIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora