Find You {Im Jaebum}

🇧🇷15🇧🇷

●Jaebum●

Perdí la cuenta de las canciones que llevábamos bailando. Después de dos minutos en la pista de baile el alcohol comenzó a calentarme los motores y darle a toda prisa. La noche era joven, y yo también. Qué estupidez mía tener pereza. Le agradecía a Soomin por sacarme a bailar, porque sino, creo haberme quedado en el bar toda la noche y mañana me hubiera arrepentido.

Ella se encontraba incluso más animada que yo, bailando con una enorme sonrisa en su rostro. Sus movimientos eran sexys pero no exagerados, y su cabello se movía de una manera muy atractiva a la vista.

Me detuve en seco y tragué con fuerza. Me limpié un poco el sudor de la frente y miré a mi alrededor, sintiendo mi corazón chocar contra mi pecho con fuerza. Quizás necesito un descanso.

Necesito otro tequila.

Me acerqué a ella y al oído le dije que iría a buscar una bebida. Me pidió que le llevara una cerveza. Asentí sin siquiera mirarla y me hice espacio entre la gente hasta llegar al bar.

─Un tequila ─le pedí al bartender y este asintió.

Me apoyé en la barra y bajé la mirada. De un momento a otro me sentí muy extraño; fue. . . algo muy distinto a lo que normalmente siento cuando bailo con una chica cualquiera.

─Aquí tienes ─me entregó la bebida.

Me la tomé de un trago y agité mi cabeza haciendo una mueca al sentir el ardor en mi garganta. Abrí los ojos y reí un poco.

Nah. Estoy totalmente normal. ¿Soomin causar algún efecto en mí? Ja. Una completa locura.

Pedí una agua para Soomin, pues sabía que había estado tomando alcohol, y como prefiero que no se emborrache como la última vez, mejor que beba agua.

Cuando llegué a donde ella me quedé como piedra en mi lugar. Bailaba y gritaba como una desquiciada, y algunas personas de su alrededor la animaban y bailaban con ella.

¿Qué demonios está pasando?  ¡Apenas la dejé sola por dos minutos!

La fui a tomar de la mano, pero tan pronto la agarré, me hizo soltarla elevando los brazos con fuerza y riendo. Guardé la botella de agua en el bolsillo de mi chaqueta y la agarré de los brazos con fuerza. La obligué a detenerse y examiné su rostro: Sonrisa boba, pupilas muy dilatadas y apenas podía mirarme con enfoque.

Lo que me temía: Está drogada.

La arrastré fuera de la pista de baile, pero comenzó a quejarse. Me importaba una mierda que la gente nos viera raro o lo que pensaran. Debía sacarla de aquí.

A unos metros de la discoteca, en la desolada y estrecha calle, la pegué a una pared y sostuve su rostro para examinarla una vez más, ahora con más claridad gracias al faro de la calle. Y sí, sus ojos estaban rojos, tenía las pupilas muy dilatadas y su cuerpo estaba débil.

─Quiero seguir bailando ─me dijo e hizo el intento de irse en dirección a la discoteca otra vez, pero la detuve. Rió─. ¡Ah! ¡Mi cerveza! ─Me miró con los ojos bien abiertos.

Saqué la botella de agua de mi chaqueta y se la entregué después de quitarle la tapa. La miró con un puchero.

─Esto no es cerveza.