1

132 10 1
                                    

La mañana era de las más radiantes para finales de septiembre, la primavera podía sentirse en el aire, los pájaros cantando, los niños jugando en el parque, sin dudar alguna era uno de los días más perfectos del año, es una lástima que solo fuera recuerdos, recuerdos de un pasado tranquilo a la cual nadie dio valor, donde las personas desperdiciaban su vida con el estrés monótono donde nadie se tomaba el tiempo de admirar el maravilloso regalo que el creador ofrecía y de los afortunados que éramos.

Pero como todo en la vida cambia, una mañana lo bello se tornó gris, las mejores teorías del medio de comunicación antes de su caída abrupta era que: EL CREADOR HA ABANDONADO A SU REBAÑO, por supuesto como todo mal hecho, las personas buscan culpar a quien sea y como no existía manera de explicar la procedencia de dicho fenómeno, pues que mejor manera que culpar al creador.

Aún recuerdo esa mañana perfectamente, el grito, la desesperación de las personas, la sangre que se esparcía por las calles y en especial los gritos, gritos que difícilmente lograre apartar de mente, pero con las cuales aprendí a vivir y a mantenerme alerta en todo momento.

Esa mañana cuando todo empezó, todo estaba perfecto, que ironía esa mañana desperté feliz por un día más y fui al trabajo, tenía la suerte de trabajar solo con mis tíos y nuestro lugar de trabajo quedaba solo a unas cuadras de mi casa lo que me permitía ir caminando, llegué y comenzamos con nuestra labor, era solo un pequeño negocio que solo involucraba a familiares en el proceso de elaboración.

Fue al medio día que todo empezó, estábamos sentados en la mesa almorzando viendo las noticias, cuando los medios de comunicación empezaban a anunciar el acontecimiento de un extraño suceso, donde un hombre infectado por algún tipo de virus, comenzó a atacar a personas y estas a otra y así fue propagándose, el hecho ocurrió en los EE. UU y podía ver gracias a grabaciones lo que pasaba, era como ver una película, era increíble y muy ficticio para ser verdad.

Todos lo ignoramos, ese fue el gran error a las tres de la tarde el virus se propago tanto que en el pequeño país en la que vivíamos entro, nuestro país de nombre Paraguay ubicado en el centro de américa del sur, empezó a sentir el impacto del virus, los medios de comunicación cayeron, la energía eléctrica también cayo y la desesperación se abrió paso.

_ Debemos salvarlos tío, no podemos dejarlos ahí, mi familia, tu madre están allí afuera, sabes que la casa no es segura, en cambio aquí, aquí podremos sobrevivir.

Mi desesperación aumento y las ganas de salvar a mi familia era mayor, el local donde nos encontrábamos era seguro, murallas altas imposible de ser sobrepasada por un caminante o un humano a no ser que tengan un cañón.

_ Hijo resígnate, todo está, perdido, están muertos, nosotros estamos muertos.

Podía ver en sus ojos resignación, el fenómeno era demasiado grande como para ser combatida, y lo entendía si los países de alta potencia mundial no pudieron con ello, como nosotros podríamos, pero no me resignaba, no dejaría a mi familia perecer sin antes tratar de salvarlos o al menos ver que realmente ya no hay nada que pueda hacer.

_ Lo siento, pero me niego a quédame aquí, iré en busca de ellos tal vez estén la casa con las puertas cerradas, no voy a morir sin antes luchar Tío.

Mi tío observo a su esposa e hijos quienes estaban asustados con todo lo que pasaba y más escuchar el grito ensordecedor de la gente en la calle, pidiendo ayuda, ayuda el cual era difícil de brindar, ni siquiera teníamos armas excepto una 38 pero solo con cuatro balas.

_ William que es lo que quieres hacer hijo.

_ Ir por ellos.

_ Y como llegaras a ellos, sin morir, la calle esta infestada de caminantes a cada minuto que pasa más personas se transforman ¿quién te asegura que están vivos o que tu podrás llegar a ellos?

Nadie, nadie aseguraba que podría llegar respirando aun en la casa de mis padres y abuelos, pero a pesar de tener todo por perder no me quedaría sentado de brazos cruzados preguntándome diariamente o las horas que me quedaban si seguían o no vivos.

_ Lo hare, sea como sea, con o sin tu ayuda tío, si moriré al menos quiero hacerlo intentándolo y no sentado aquí.

Lo primero que hice fue escalar la muralla a observar, lo que vi solo me causo más miedo, todo era tan irreal que no podía creerlo, pero debía por una vez en mi vida debía dejar de lado al miedo.

_ William, llévate el auto, podrás llegar a ellos y estarás más seguro.

Tome las llaves del auto sin protestar, fui a la cocina a buscar algo que me sirva, de entre los utensilios tome un gran cuchillo y lo guarde, tome un trozo de mediano de madera, serviría como medio de defensa si estaba rodeado.

_ Si vuelvo les daré una señal la que sea solo, solo estén atentos.

_ Ten cuidado, ten esto.

Me entrega la 38 que tenía guardada en cierta forma cualquier cosa que me sirva contra ellos servía.

_ Anochece es mejor que estén adentro con las cortinas cerradas y silencio.

Abrieron el gran portón, para mi suerte los muertos vivientes estaban concentrados en un pobre caballo a la esquina de la casa lo que me permitió salir y que ellos pudiesen cerrar los portones antes de sufrir un ataque.

Conduje lo más rápido que pude tratando de ignorar todo a mi paso, los caminantes empezaron a seguir el auto, aunque las luces estaban apagadas, considero que se guiaban por el sonido.

Llegue a la casa de mi madre, pero los portones estaban abiertos, su moto en la cual se desplazaba rutinariamente no estaba, lo que significaba que salió de la casa, rápidamente salí de la casa y fui en dirección al auto, pero tres caminantes irrumpieron mi camino, nunca mate ni dañe a nadie, no sabía si seguían vivos y era solo una enfermedad los que los tenia así pero no tenía opción eran ellos o era yo.

Inspire profundo y tome el cuchillo, había visto en las noticias que un disparo en la cabeza era la solución, esperaba que el cuchillo sirviera.

El primero se me acerco, acorralándome en las rejas de la casa, hasta que resbalé y caí al suelo con el caminante encima, iba a morir y con el primero que se me cruza en el camino, divise que el segundo se acercaba más y más, tenía que quitarme al primero de encima , con ayuda de mis piernas pude tirarlo a un lado y empuñar en su cabeza el cuchillo, lo mismo paso con los demás, solo mate a tres de ellos y ya estaba bañado en sangre.

Subí al auto y conduje a la casa donde vivía mis abuelos, los portones estaban cerrados, eso era buena señal, la moto de mi madre junto con los dos autos de mis tíos estaban en la casa, todos estaban aquí, mi esperanza creció aún más.

Escale los portones y con precaución me desplace en los confines de la casa, el frente de la casa podía estar asegurado, pero lastimosamente atrás solo era protegido por un simple tejido viejo, el cual nunca cambiamos y lo peor no podía ver nada, llegue al fondo gracias a Dios no había caminantes dentro del recinto.

Golpee la puerta y no hubo respuesta.

_ Hay alguien soy yo William

Aun sin respuesta mi temor volvió a crecer y un nudo en mi garganta empezaba a formarse.

_ Abuela estas ahí, mama soy yo William tu hijo, vengo por ustedes, necesito verlos.

Unos ruidos extraños me alarmaron, demonios los caminantes traspasaron la cerca, lo único que iluminaba era la luz de la luna y por el reflejo podía ver que eran muchos, era luchar o resignarme, era difícil poder contra todos ellos, como pude mate a algunos y cuando estaba por resistir y aceptar que aquí llego mi fin, la puerta se abrió.........

Muertos Vivientes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora